Por: María Gabriela Sandoval
¿Cómo ha logrado mantener en las disciplinas culturales una carrera de 23 años?
Del arte generalmente siempre se conoce el hecho de que la gente no vive de él, a nivel nacional no tiene el valor que se amerita en la parte económica, a dios gracias yo concursé aquí en la universidad y quedé como directora de teatro, luego vino la etapa de formación en el área que yo iba a desempeñar, por eso estudie en Caracas, pues se amerita primero enriquecerse para luego poder transmitir a los estudiantes lo que es el hecho teatral, todos los años he trabajado con distintos jóvenes, han pasado casi 200 por el grupo de teatro de la universidad con los cuales hemos realizado alrededor de 32 obras de teatro, nos hemos paseado por todo el universo teatral, desde teatro griego hasta el teatro venezolano.
¿Cree usted que la profesión de los actores que se dedican al teatro está bien remunerada en el Táchira?
Ni en el Táchira, ni en Venezuela, no hay compañías aquí donde yo pueda reunir un grupo, diez personas; y les pueda decir, yo les voy a pagar y vamos a montar teatro, vamos a montar taquilla; en estos momentos tengo los jóvenes con los que monté la obra Cepillo de Dientes, son egresados de la universidad en distintas carreras, entre ellas Comunicación Social, Educación y Medicina, ellos se lanzan a los proyectos y hay un equipo que trabaja la producción de medios, gracias a esto la presentación que tuvimos en la UNET con la obra fue un éxito y de esa taquilla, se le pudo pagar a los actores y los técnicos. Se les da quizá, no lo que uno desearía pagarles; pero sí, la taquilla fue buena y se le dio un valor a la parte de hacer teatro.
¿Cree que los alumnos de la ULA están interesados por el teatro?
Si, a dios gracias el grupo de teatro de la ULA siempre ha estado presentando una o dos obras por año dependiendo del presupuesto que nos den, aquí en la ULA nos dan presupuesto para vestuario, nosotros metemos un proyecto; decimos, vamos a presentar esta obra y nos dicen de tanto les vamos a dar tanto, y nosotros tenemos que volver a reformular el vestuario, buscar escenografía prestada, pero salimos y resolvemos por el hecho de tener un sentido de pertenencia con la universidad y demostrar lo que los muchachos hacen. No hemos tenido esa necesidad de tener que hacer campañas a los jóvenes para que se unan al grupo, ellos llegan solos a la sala o de repente hay dos compañeros aquí y entonces van y llevan más gente a teatro, casi el 60% de los estudiantes que conforman el grupo de teatro son de Comunicación Social, también tenemos de Educación y unos pocos de Medicina, pero siempre hemos tenido gente en el grupo de teatro.
¿Qué fue lo que la motivo a dedicarse al teatro?
Cuando yo salí de bachillerato mi pasión era estudiar Psicología en la UCV, yo tenía 16 estaba cumpliendo 17 años cuando me gradué, pero mi mamá me dijo que tenía que estudiar lo que había en San Cristóbal; porque yo soy de Colón, y cuando eso no nos habíamos venido a vivir a San Cristóbal, ahí fue cuando me metí aquí en la ULA, porque pensé, algo que me gustaba era leer, comencé a estudiar Literatura. En bachillerato hice teatro, luego ingrese aquí y en ese tiempo había una profesora que era colombiana llamada Margarita que estaba trabajando con teatro, y comencé a hacer teatro con ella y dure los cinco años de la carrera allí. Cuando yo salgo egresada, el Decano Pacheco Miranda nos dijo que ya llevábamos cinco años montando teatro, y que debíamos formalizarlo, a Margarita le pidieron que concursara para el puesto, pero ella se iba para Colombia y la que seguía después de ella, la que era asistente, la que andaba con ella para arriba y para abajo era yo, entonces me dijo que concursara, yo metí los papeles y hablé con el profesor Pacheco Miranda, para ese entonces yo estaba trabajando ya en colegios privados dando Literatura. En ese momento el profesor Miranda ya había salido y el profesor Ramón Hernández era el nuevo decano, él me dijo que si iba a estar en las artes, debía ser especialista en lo que iba a dar, por lo que empecé a estudiar mientras trabajaba, me iba a Caracas a estudiar en un sistema que se llamaba IUDET en el cual uno llevaba un currículo de artista destacado, lo estudiaban y luego debía ir una semana al mes de siete a siete, ya que veíamos en tres años lo que veían en cinco años los estudiantes regulares, yo tenía el permiso por las autoridades y así saque teatro en Caracas.
¿Podría hablarnos un poco sobre El Cepillo de Dientes, la última obra que acaba de dirigir?, ¿Cómo fue montarla?, ¿de dónde surgió la idea?
El Cepillo de Dientes fue montada por Andrea Castillo y Gunther Blankenhorn; Andrea es una niña que estuvo en teatro conmigo desde los 13 años, ella es hija de un profesor de la universidad, y él me dijo: “Mire, esta niña lo que quiere es hacer teatro, téngamela ahí” pero en esa otrora yo tenía 60 integrantes en el grupo de teatro de la ULA, teníamos cinco disciplinas, entre ellas zancos, payasos, cuentos y teatro infantil, era un grupo estable, un enjambre de artistas, y ella iba con el papá a veces y veía tantos muchachos entrando y saliendo. Al comienzo fue como observadora para ver si le gustaba, luego ella entró y de una vez se montó, terminó el bachillerato y comenzó a estudiar en la universidad Comunicación Social y se graduó, en estos momentos tiene una academia de flamenco y ella siempre dice que tiene el gusanito de la actuación. Y con Gunther siempre he estado en contacto, pues todos los años hacemos un reencuentro con los integrantes de Teatrula y en una de esas reuniones me dijeron que querían montar teatro y yo tenía cuatro obras, se las mostré, les dije que se las leyeran y ambos coincidieron con El Cepillo de Dientes, comenzamos los fines de semana a hacer el montaje de la obra, después empezamos a hacer la propuesta en escena, lo hacíamos los fines de semana ya que los dos trabajaban, los sábados y domingos íbamos y ensayábamos un rato la lectura y así fuimos hasta que logramos hacer todo el trabajo.
Con respecto a todas las obras que ha dirigido, ¿cuál ha disfrutado más dirigir?
Es como difícil, para mi todas la obras han tenido su por qué, en la obras de teatro infantil una sonrisa de un niño a mí me llena muchísimo, igual con el público mayor, pues es mostrarles desde muchísimos puntos de vista todo lo que trae un personaje, nosotros le hacemos el análisis, y poder ver cómo van logrando canalizar el personaje, desde una bruja, un rey, una mujer que tiene problemas internos, hemos pasado por todo, no nos hemos querido encasillar. Cuando empezamos, el profesor quería teatro griego y eso fue lo que hicimos, cuando estuvo la profesora Freya, a ella le gustaba mucho lo que era la época de los 60, y entonces monté Arturo Uslar Pietri, y también montamos teatro norteamericano, y pues es eso, plantear los diferentes conflictos que tiene el ser humano y plasmarlos en la obra de teatro.
Como actriz, ¿Qué papel que usted ha interpretado la ha hecho sentir más orgullosa?
Un papel que hice de muchacha de servicio, era una obra llamada: “La Tras Escena” de Fernando Peñuela, un colombiano. Cuando yo llegué, todos los personajes ya habían sido asignados y nadie quería agarrar a la muchacha, y Margarita me dijo que todos los personajes ya estaban tomados y que quedaba solo ese, empecé a hacerle un análisis al personaje, usando el primer instrumento que tiene un actor que es la vista, tomando en cuenta todo aquello que tenía en el baúl de los recuerdos, para ese personaje yo miraba cómo cocía mi mamá, cómo bordaba, y me ayudo muchísimo, cuando terminó la obra que duro tres días; fue un profesor de Caracas, y el grupo charlo con él y nos dio un taller, y él me felicitó porque estuvo estudiándonos a todos y notó que yo en ningún momento me salí del personaje; ese personaje se llamaba María, ella era la que corría por todos lados, yo en escena siempre buscaba que hacer, ese fue uno de los personajes que como actriz más disfrute.
¿Cómo ve el teatro en el Táchira, floreciendo o atascado?
Alfredo Aparicio y yo trabajamos en Caracas una tésis llamada Una Década de Teatro en el Táchira, esta fue una década donde el estado venezolano dio apoyo para crear festivales de teatro, pero no solamente se quedaba en Caracas, durante ese tiempo fue llevado a las provincias, el festival tenía subsedes, traían personas de Alemania, Francia, Colombia, venían dos o tres grupos. En San Cristóbal se hacían los famosos Binacionales de Teatro, nosotros vimos teatros como la candelaria de Colombia que tiene toda la historia del mundo, esa fue la década que nosotros decimos fue la de mayor esplendor en el hecho teatral, la época dorada. En estos momentos lo que si hemos visto es mucha juventud avocada al hecho teatral, quieren ver galerías, películas, les llama la atención seminarios como Bordes, por eso le estábamos planteando al Director de Cultura del estado que debería crear dos o tres salas para aprovechar a la juventud que está ávida, no de repente del solo hecho de hacer teatro, sino también que sean observadores, pues requerimos de público para el teatro, nosotros con la población que tenemos en San Cristóbal contamos con muy poco público, así como a nosotros nos gusta ir al cine que sea igual con el teatro, que digamos bueno hoy fui a cine pero mañana voy a teatro, pasado mañana voy a un concierto y el fin de semana a una exposición de pintura.
¿Qué actividades provee el grupo de teatro para los estudiantes de la ULA?
En estos momentos estamos armando un grupo de zancos, muchos jóvenes de Comunicación Social se unieron, cuando tuve 62 jóvenes en el grupo tenía muchas agrupaciones, sin embargo la universidad tomó la decisión de que me concentrara en el teatro, me cortaron las alas y tuve que montar cuatro, cinco obras para poner a trabajar a todos estos muchachos, se hacen ensayos a puerta abierta para que vayan e interactúen, también vamos a tratar de seguir trabajando con niños en un proyecto que tenemos con Néstor Jaimes en la biblioteca de la universidad, donde cada semana o cada mes podamos llevar niños, presentar mimos y zancos, para así ir creando un sitio en el cual se fomente la narrativa, la lectura y escritura que es muy importante.
¿Cuáles son sus actores favoritos del Táchira?
En teatro hay muchos, yo he tenido muchos buenos actores, como Gunther, Andrea, y Jesús Ramírez, siempre he tenido bastantes en el grupo, a nivel regional en Colón esta Eduar Aparicio, Alfredo Aparicio, la gente del teatro popular también tuvo a chucho que ya murió, siempre han existido esos actores orgánicos que llamamos nosotros, que son los que dan todo en escena.
¿En los 23 años que lleva de carrera cuál ha sido ese momento cumbre?
Como actriz, el personaje de María; como directora monté dos obras con niños, una de ellas fue El Principito y la llevamos a Cúcuta, allí nos querían llevar a varias ciudades de Colombia, pero surgieron problemas y no pudimos ir; también una obra llamada La Posadera del siglo XVI la cual incluso recibió premios, escribimos una obra entre todos pues a los jóvenes les llamo mucho la atención un hecho que ocurrió en el 90 cuando mataron a 78 indígenas en el Ventuari, hicimos una investigación de campo con la gente de la UNET, y la presentamos en Amazonas, sorprendió a los jóvenes el efecto que causó una parte de la obra en la que el Garimpeiro viola a la indígena, cuando terminó la escena, seguimos escuchando llanto, lo que había sucedido era que habían tres indígenas en el público que habían sido violadas y se sintieron muy identificadas con lo que habíamos planteado. Luego montamos una obra llamada Ecos campesinos voces de un ayer, en la cual mostrábamos la realidad de cómo el Táchira había dejado de ser una potencia en agua y café, perdiendo así ese sitial de honor que teníamos como tachirenses, en ella había una escena en donde llegaba el citadino y enamoraba a la campesina, la dejaba embarazada y se iba, nosotros estábamos en Pregonero en plena presentación de la obra cuando salió un señor a casi golpear al que interpretaba al citadino, esas son anécdotas que a los muchachos les llamaba la atención y les llenaba.
¿Qué consejo le daría a las futuras generaciones que se quieren dedicar al teatro en el Táchira?
Formarse, una de las críticas que tienen los que hacen teatro y que yo critico mucho es que luego de ver una obra salimos y decimos que mal habla, que mala obra; y yo les digo a todos que debemos ir a ver una obra de teatro al igual que como vamos a ver una película, vamos y la disfrutamos. En la parte de teatro es más difícil porque no editamos como en las películas, el teatro lo vemos en vivo y eso sale de ensayos y más ensayos, la idea es formarse, si les gusta el teatro fórmense, donde puedan hacer un taller háganlo, la Universidad de los Andes le brinda a los estudiantes, música, danza, títeres, la coral, aprovechemos los recursos de la universidad, recordemos que las áreas culturales son la cara de la universidad.
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