Por Freddy Delgado
Abro mis ojos otra vez y el primer pensamiento que viene a mi mente eres tú, todas las mañanas se repite la misma historia. Ni siquiera me he levantado de la cama y me pregunto: ¿dónde estás?, ¿con quién?, ¿piensas en mí? Sé que las respuestas son obvias.
Me levanto de la cama y lo que hago es robarte un beso. Sé que esto solo pasa en mi cabeza, pero lo disfruto al máximo. Las rutinas de cepillarnos juntos, desayunar, bañarnos, pelear por el desorden, quién se pone esa camisa, quién se la quita más rápido… Son los momentos que extraño. Mis ojos no aguantan y la primera lágrima del día cae.
Mi imaginación juega un papel importante: Salgo de mi casa, te veo en el autobús, me siento junto a ti y me recuesto en el espejo. Llegué a mi primera parada, me desperté y tú ya no estabas.
Mis amigos me preguntan qué me pasa, con una sonrisa a media respondo que nada. ¿Cómo contar que me muero todos los días sin ti?, ¿cómo contar qué me está pasando?, ¿cómo le digo a todos que aún te quiero sin que se burlen? Ellos solo comentan que no me conviene estar contigo, sin embargo, yo te necesito aquí conmigo, otra vez.
Al almorzar me siento solo, sé que mis amigos me extrañan, no quiero ser grosero con las personas que están en mi mesa, no quiero que crean que soy odioso, pero qué hago, no quiero hablar con nadie, no quiero que nadie me salude, no quiero que nadie me invite al cine, no quiero querer a más nadie, ¿por qué lo debería hacer si a la que quiero es a ti?
Recuerdo ese día, en el que dijiste: “es mejor que dejemos todo así, es por el bien de los dos. Yo te quiero, pero no puedo seguir así”. ¿Saben algo? Nadie termina una relación por amor, las relaciones terminan porque uno de los dos ya no quiso continuar, no porque se amó demasiado.
¡Me muero!, me muero al saber que todo era mentira, al saber que terminamos y no fue culpa mía, como tú me lo hacías sentir, al saber que no fui lo suficiente para ti.
Llega de nuevo la noche y sé que el día de mañana se vuelve a repetir esta historia. Se vuelve a repetir esta rutina, que le pido a Dios que se acabe, pido que te pueda olvidar, no pido querer, solo olvidar.
Dios, ¿qué debo hacer?, ¿cuánto te debo pedir para que saques a esta persona de mi vida?, ¿será que el amor no se hizo para mí? Trataré de dormir y mañana otra vez a trabajar.
Vuelve a sonar el despertador, vuelvo a cepillarme, desayuno, me baño, peleo solo… Nada diferente del día anterior; ¡ah!, sí, que voy tarde al trabajo. Corro y corro para poder parar el autobús, si no llego a tiempo sé que será otro fin.
- ¡Pare, por favor, detenga ese autobús!
Lo dije gritando a ver si alguien tenía piedad. Por fin para, y la primera persona que en mi mundo me ayuda a subir a un autobús me sonríe y me agarra la mano. ¿Será que una historia vuelve a comenzar el día de hoy? ¿Será que llega otro ser de ojos claros a mi vida? ¿Será una señal de Dios que el amor sí se hizo para mí?
Esta historia comienza hoy, y lo único que quisiera, es que no fuese solo por hoy. Esperaré que se me haga tarde para ir al trabajo, esperaré lo mismo toda la semana, esperaré que esa misma mano esté junto a mí para ayudarme a subir de nuevo al autobús.
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