Nuestro invitado al Masato
Cultural de esta semana es uno de los representantes más reconocidos y de mayor
trascendencia en el estado en el área de danza y baile, fundador de la Escuela
de Danzas Nacionalista Manolo Moros que tiene más de 26 años de creada, y con
38 años de carrera artística que incluye presentaciones con grupos nacionales e
internacionales, colaboraciones con artistas de destacada trayectoria tanto
dentro como fuera del país y con una lista interminable de nombres que pasaron
bajo su tutela, el bailarín Manolo Moros.
fotografia: Junior Sanchez |
¿Cómo nace la Escuela de Danzas Nacionalista?
Mi escuela comenzó en el año
1988. Yo duré con Danzas Venezuela alrededor de diez años fuera de San
Cristóbal y al volver decidí, después de una gran gira que tuve con la compañía,
formar mi propia escuela de danzas. Fue un enero en la Feria de San Sebastián,
que yo me retiré de compartir con Danzas Venezuela, cuando decidí quedarme en
la ciudad. Creé mi escuela y cuatro o cinco meses después pude presentar lo que
iba a ser la academia como tal, ya con formalidad. La presentación se hizo en
el Círculo Militar a mis 15 años de vida artística.
Su carrera le ha permitido viajar y conocer diferentes culturas, no
solo en nuestro territorio nacional, sino conocer la de varios países. ¿Cuáles
son las diferencias fundamentales que percibe entre nuestra cultura y las
demás?
Bueno, primero, a raíz de la
danza he tenido ese placer de conocer, como tú dices, muchos países. He ido a
Turquía ocho veces, a Puerto Rico seis veces, a México tres veces, a Colombia
cuatro veces, a Bosnia-Herzegovina, he estado en Bulgaria, a Italia he ido tres
veces, a España cuatro veces, a Frankfurt, a Etiopía, a China, en fin; la
diversidad cultural de cada país es enriquecedora para cada persona que va de
Venezuela, y los tiempos han cambiado mucho. Actualmente Venezuela es otra,
Venezuela no mantiene esa cultura que uno desea; podría quizá mantenerla a
través de las personas que, como yo, tenemos muchos años en la danza y personas
que han enriquecido lo que es la danza, pero, en sí, pues se ha perdido. Lo
bonito de los países a los que he ido es que mantienen un respeto por la
cultura impresionante. Valoran al artista, valoran su profesión, valoran su
cultura a través de sus bailes, de su folklore, de sus comidas. Cada país, por
supuesto, posee una diversidad cultural distinta, México, por ejemplo, Colombia,
Perú y nosotros también tenemos alguna diversidad, lo que pasa es que no
tenemos el apoyo institucional, ya sea público o privado y, actualmente no se
le enseña a los bailarines a amar lo que tienen, mucho menos a los que trabajan
por el lado cultural. Por eso es que se pierde ese amor por el arte y, a través
de los propios bailarines, el espectador pierde el sentido de apoyo.
Considerando su trayectoria tan larga en el mundo artístico, imagino
que ha pasado por la tutela de grandes figuras. ¿Cuáles han sido las personas
que han marcado su vida como artista?
Le agradezco a una amiga muy
querida, Diana Pedroza, porque cuando yo estudiaba 6° grado quería ser parte de
Danzas Táchira. En ese entonces, hablamos del año 1974, la dirigía Luis
Rodríguez y Danzas Táchira era la mejor compañía de danza a nivel nacional.
Cuando fui tenía 14 años y Luis me dice que era muy niño, y me mandó a la banca
a esperar mi turno. Estuve alrededor de cuatro meses sentado, solamente
mirando, hasta que se me otorgó la oportunidad de participar. Reitero mi
agradecimiento a Diana, mi amiga, por haberme llevado, y luego a Luis por enseñarme lo que, en parte, aprendí
para poder ir a Danzas Venezuela, prepararme para el “monstruo” de la capital. Aunque fui acompañado
por un amigo. Al llegar a Caracas yo voy directo a la compañía y mi compañero
va a la escuela. Nunca, no sé porque, tuve la dicha de pasar por una escuela,
siempre fui directo a las compañías. Ya en Danzas Venezuela, agradezco
haber podido conocer el trabajo y la esencia de una mujer como lo es Yolanda
Moreno; agradezco también a Patricia Moreno que, en ese momento fuera la
coreógrafa y nuestra profesora de ballet. Junto a Patricia conocí a grandes
maestros que venían de distintos países y nos daban distintos talleres. A nivel
venezolano agradezco a un gran maestro de ballet clásico del Teatro Teresa
Carreño, el maestro Rafael Portillo, que ya no está con nosotros. Lo que más me
queda de eso es la huella y el valor de haber aprendido con aquellos grandes
maestros y de continuar esa faceta, porque si tú no continuas lo que has
aprendido ni valorizas lo que ese maestro te ha enseñado, entonces no vale la
pena seguir estudiando.
Justamente mencionas que entras al mundo de la danza siendo un niño. No
es secreto para nadie que la sociedad aún tiene arraigado valores machistas del
siglo pasado, eso de la mujer a la casa y el hombre al trabajo, entonces, ¿cómo
ha sido la introducción del género masculino a la danza? ¿Cómo lo has visto? Y,
¿qué sugerirías en caso de ser poco?
Respecto a eso, los valores
siempre se enseñan en casa. Fundamentalmente te los enseñan tus padres. La
carrera como bailarín es una profesión muy difícil, siempre estás en constante
aprendizaje. Todos los días se aprende algo. Por ejemplo tú ves que un árbol se
mese de una manera porque, el aire hace que en vez de moverse a la derecha, se
mueva a la izquierda, entonces, como creador, introduces eso a la danza. Los
valores no se pueden perder, pierdes tú como persona si dejas que esos valores
se olviden. Los varones, pienso, tienen más facilidad ahora para a un grupo de
danza porque, ese mito que había de
que un hombre no podía entrar, ya se perdió. Lo que, no obstante, no acepta el
hombre es ponerse una malla y usar zapatillas. Parece mentira pero, sobre todo en nuestra región, aquí en San
Cristóbal y, en varias ciudades del país no lo acepta porque, las capitales son
otra cosa. Antes era difícil para el hombre entrar
en una compañía, o un grupo dancístico, a pesar de haber cierta cantidad de
hombres. Actualmente el hombre tiene más facilidad, lo que sucede, es que se
mantiene el tabú de las zapatillas y las mallas, el hombre piensa que va a
perder algo usándolas, lamentablemente sí se pierde algo, desde el punto de
vista que, no es lo que pierden, es lo que se encuentra dentro de ellos y no lo
dejan salir. Otro punto, por ejemplo, son esas cosas que tenemos ocultas dentro
de nosotros y debemos dejar salir, salir de ese hoyo para poder trabajar,
realizar lo que deseamos en esta vida.
¿Cuántos hombres y chicos tienes actualmente en la academia?
En la academia hay dos niños y
solo un hombre. Con lo que voy diciendo, bailadores hay muchos, bailarines, muy
pocos. El bailarín es el que tiene una técnica, un trabajo, un estudio; el bailador
le gusta bailar, lo hace por hacerlo, no se coloca una malla o unas zapatillas.
Para cada maestro, sus estudiantes son su orgullo, ¿cuáles estudiantes
o personas, bajo su orientación, representan mayor orgullo?
Todos, porque caemos en el
ayer y en el hoy. Yo comencé un grupo en el año 1988 y esas niñas crecen, se
vuelven unas hermosas mujeres, profesionales que continúan en la danza hasta que, llega un momento en el
cual ya la danza no es una prioridad en sus vidas. Por mi academia han pasado
muchísimos estudiantes, varios ahora están trabajando a nivel internacional.
Antonio Lázaro, por ejemplo, es un gran bailarín que trabajó en Venevisión, nos
vimos hace un mes y actualmente está trabajando como bailarín en un crucero.
Nacionalmente está Antoni Salinas, que es ahora el coreógrafo del ballet de Lagunamar
en Margarita; Cesar Jurado es otro bailarín que sigue en Venevisión; la Dra.
Sandi Vargas, es cirujano pero sigue bailando; y así hay muchos. Todos para mí
representan un orgullo, haberlos formado, que se hayan mantenido y que todavía
quieran la danza.
Estamos a puertas de diciembre y, con la misma rapidez, viene enero. Podríamos
decir que éstas son las fechas más ajetreadas en su agenda. ¿Cuáles eventos
importantes tenemos para estos dos meses tan importantes en el Táchira?
Tengo mi gala. Dos veces al
año organizo una gala, la primera en mayo porque celebro el aniversario de mi
academia, próxima a sus 27 años y, en diciembre, hago la gala de lo que se ha
desarrollado en la academia durante el año. Los invito a que compartan conmigo
en el evento “Mi Venezuela Querida” que
se efectuará el sábado 29 de este mes, en el teatro Luis Hurtado Higuera de la
Casa Sindical, a partir de las 6 p.m. Estoy también preparando a las candidatas
para la Feria Internacional de San Sebastián (Fiss). No solamente trabajo en la
parte dancística, he hecho estudios en coreografía para la gimnasia artística.
Trabajé mucho con gimnastas en el estado Táchira, como con la selección
Venezuela hace años y con la selección del estado Miranda, hice un trabajo muy hermoso con ellos. Di
clases en el teatro nacional Poético Venezuela, trabajando la expresión,
llevándolo a lo que es la danza- teatro. Ahora estoy trabajando para la Fiss,
hace 9 años que no lo hacía y este año me volvieron a llamar e hicimos la
presentación a la prensa con las candidatas. En enero organizo el Festival de la Belleza y de la Danza, donde
traigo agrupaciones nacionales e internacionales y dirijo el certamen Reina de
Reinas con jóvenes que han sido coronadas anteriormente.
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