Por: Jesús Baclini
Hoy 23 de abril, es el Día de Libro, que fue elegido como Día Internacional del
Libro y del Derecho de Autor, ya que representa un casual hecho, el fallecimiento de los
escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega, en la misma fecha en el año 1616 (Cervantes realmente falleció el 22 y fue enterrado el 23, y Shakespeare murió el 23 de
abril del calendario juliano, que corresponde al 3 de mayo del calendario
gregoriano). En esta fecha también fallecieron William Wordsworth (1850) y Josep
Pla (1981).
La Unesco aprobó la solicitud de conmemorar esta fecha, hecha por la Unión Internacional de Editores, el 15 de noviembre de 1995, siendo, desde ese momento, un día en el que a nivel mundial se organizan diferentes tipos de eventos que promueven la propiedad intelectual, y la cultura a través de la palabra.
Hemos preparado para esta fecha tan especial, una recopilación de poemas leídos por sus autores, tres representantes de la escritura tachirense, quienes dispuestos a promover la lectura, han aportado grandes esfuerzos en pro del avance cultural de la región.
Esta entrada está registrada en la World Book and Copyright Day, página de la Unesco dedicada a recopilar las actividades realizadas en todo el mundo, en conmemoración a este día.
Esta entrada está registrada en la World Book and Copyright Day, página de la Unesco dedicada a recopilar las actividades realizadas en todo el mundo, en conmemoración a este día.
Fotografía: Jesús Baclini
El
árbol se yergue
en
sí
lleno
de esquifes
el
líder y anciano
rastafari
arregla
sus luengos
dentro
de
la colorida gorra
o
la piedra de Bob Marley
enciende
un tambor
de
marihuana
se
acuesta a orar
ante
un tribunal
de
pájaros
y
arcángeles
etíopes
el
día pasa
lleno
de niños
abrazados
a
las cabras
el
árbol erguido en sí
oscurece
con
luz propia
Ernesto Román Orozco (2012)
Ernesto Román Orozco (2012)
Fotografía: Kevin Corredor
Tres pétalos
- “La locura es un guardián porque vigila” –.
El libro del peregrinaje, Rilke.
La última vez que
he corrido detrás de la
locura
y a ratos sobre ella
o pisado por ella
he encontrado circunstancial la
razón
y he pavimentado la
soledad
con un polvo dorado
semejante a gente molida.
Tres pétalos
y la locura besándome
y presentándome a todos
sus amigos,
a su frenética simuladora
de imágenes,
a su descarada algarabía
en su templo irreverente
donde mortales genios
imitan y crean
a dioses y genios
gritones y saltarines.
Los cofres abiertos y los
candados manchados de
chocolate.
El niño muerto aun desnudo sobre
el sofá rojo,
precocidad enrojecida,
dispuesta a hallarse con la
respuesta más grande;
la locura jadeando
y una pócima oscura y ácida
emblandeciendo mi lengua y mi
garganta.
Detrás de la locura, de su
zumbido,
como amortiguando mis pasos sobre
una arena húmeda
iluminada por la luna,
sabiendo que no hay peor
catástrofe que amarla,
que ser alguien insólito y
lejano.
Locura, locura
cosa rara que acecha y encuentra
la victima apropiada.
Sol y luna
Voy girando sobre la locura
viendo al mismo tiempo toda la
miseria
y la porquería de la gente: mi
especie,
degenerada y querida. Incapaz de
asumir su
divinidad y mucho menos de
disfrutar su inteligencia.
Locura, locura
Tres pétalos teñidos de sangre
una rosa despedazada en nombre de
la ciencia
otro quejido que jamás podremos oír.
Esta pos realidad cristiana que
trae
hasta mi mesa a cientos de
millones de invitados.
Esos laberintos de la información
que semejan la voz de Dios, dando
y quitando
felicidad, angustia o muerte.
Estas viejas raíces que han sido
vertidas
de líquidos venenosos
y sobre las cuales sobreviven,
en las últimas instancias de la
locura,
sus tallos que se van debilitando,
sus hojas entre verde y
amarillos.
Tiempo extraño el mío para hacer
rodeados de tanta multitud
fascinada con la destrucción
total; y en la cima egos gordos y
mal olientes
que poseen las llaves de las
ciudades,
los íconos de los templos, las
tenazas de la tortura,
todo cuanto vale en la tierra.
Locura, una última opción
para vivir entre nosotros, para
seguir jugando
con los muñequitos de barro o con
la gastada perinola,
o tal vez con sueños inútiles y
grandes como todos los
sueños de los hombres.
Revisar cada invitación,
descifrar la excusa de un conde,
o sentarse en la escalera para
ver figurines
cobrando movimiento.
Para seguir detrás de ella, de la
locura:
espesa, luminosa, oscura de
repente.
Tres pétalos, un aroma.
La locura jadeando, la sangre
iluminada
suficiente para cada pétalo
y para cada loco.
Joséantonio Sánchez (1992)
Joséantonio Sánchez (1992)
Fotografía: Jesús Baclini
De “Híbrida poemario”
Abono…
No hay fe. Frota la máscara y arrodíllate, separa
bien mis piernas.
Limpia tus malignas manos antes de meterlas en mi
entraña.
No hagas caso de mis quejidos.
Saca de ahí a los hijos muertos, ya no pertenecen a
este mundo maldito.
No los mires, son rostros sagrados que te harán
polvo.
Ahora vete, aléjate sin parar que eres el único
verdugo-testigo de mi agonía. Recuerda que en adelante te vigilo.
Debo morir, pero soy hipócrita y me aferro a la
vida.
Creo que he perdido mi alma, si acaso tuve una.
Me quedaron agujeros en el pecho donde estaban los
pezones. Ya no hay leche que ofrecer sólo sangre depravada, toxicómana.
Tiendo a los pequeños monstruos que me arrancaron
boca abajo con las cabezas estalladas, vertiendo un purulento caldo.
Soy la peor animal, me he desmembrado en el cerro.
Creo que alguien se acerca, estoy segura que alguien
me sigue.
Todo empieza a temblar, ¿O seré yo la que tiemblo?
La noche es una lengua de lagarto carrasposa que me
araña más la herida, lame mi cueva vacía, lame a los hijos muertos.
Mariposas nocturnas aparecen, me cortan con sus alas
como hojillas.
Yo disfruto el azote, soy Medea, saboreo el castigo.
Veo una argolla de muerte, me seduce con su sexo
abierto, los trozos de mi cuerpo van siendo licuados y esparcidos en la
montaña, los cuerpos de mis hijos arrancados a dentelladas.
Ahora somos abono del cerro.
Caribay Amarú Vanegas (2014)
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