Por
Lotty Guerra
Fotografía: Carlos París Producción: Omar Mesones. Serie auspiciada por el CNAC |
Raúl
Chamorro Guerra, caraqueño pero con descendencia andina, estrenó este año 2015 su
opera prima “El Desertor”, que llenó taquilla en los cines venezolanos. Esta
película es un drama que narra la historia de amor de dos jóvenes, Julián y
Sagrario, quienes deben superar las más duras dificultades para defender su
amor. Chamorro participó en el Festival de Cine Venezolano de Mérida 2015 y
demostró su talento como director.
En
medio del apogeo del festival, en un entretiempo, Raúl Chamorro, con su cabello
particularmente rebelde de color blanco, sus anteojos que lo hacen ver
intelectual, con su voz suave y elegante responde a la corresponsal del Masato
Cultural unas breves preguntas.
¿Por qué se enfocó en buscar el talento de los
Andes?
“El
desertor” cuenta una historia andina y el cine tiene que ser veraz, tener
verosimilitud, ser creíble, entonces, si es una historia que ocurre en los
Andes venezolanos, la gente tiene que ser andina, toda su gente. Toda la planta
actoral profesional es de los estados andinos, Táchira, Mérida y Trujillo,
luego en el pueblo de Jajó hicimos un casting
en donde participaron muchas personas del pueblo, más de 300 personas, y escogimos
algunas que tenían habilidades histriónicas, que no eran actores pero tenían
habilidades; las preparamos para hacer pequeños papeles que nos ayudaran a
darle esa riqueza a la película, por ejemplo: el policía y la mejor amiga de
Sagrario son gente de la comunidad, tú
ves la película y no puedes pensar que no son actores, tienen esa naturalidad,
por eso, decidí trabajar con talento andino porque la película es una película
que ocurre en los Andes. A mí lo que me interesa en el caso de “El Desertor” es
la historia, me interesa contar historias humanas, entonces, no estoy
apoyándome en un talento reconocido en toda la película. Encontré una cartera
de actores increíble en Mérida, Trujillo y Táchira, como John Toro Caballero, que es
tachirense, entre otros.
¿Qué podría decir usted que cambió en el cine
actualmente en Venezuela que antes no había? El cine de Venezuela fue muy
empírico, la vieja escuela le está dejando todo el conocimiento a los jóvenes,
pero los jóvenes actualmente se están formando con conocimientos de aula, bases
institucionales, en cambio, la vieja escuela se formó empíricamente. ¿Qué cree
usted de ese nuevo cine venezolano entre la hibridación de la vieja escuela y
la nueva escuela?
Primero
que el cine venezolano está abordando temáticas diversas, hay películas que
abordan temáticas distintas como “El Desertor”, “Paquete 3”, “Liz en Septiembre”,
se ha abierto el abanico, se está apuntando a un país, cada realizador con
libertad de expresión, de creación. Creo que las nuevas generaciones tienen una
ventaja porque yo creo en la escuela, creo que para romper las reglas hay que
conocerlas y que mientras más preparados y más disciplinados sean nuestros
jóvenes, y vayan aprendiendo el oficio en la academia, vamos a hacer mejor
cine. A los que les tocó ser empíricos los respeto y los quiero mucho, se
hicieron grandes cosas, pero creo que esta generación tiene sus ventajas. Yo no
soy un empírico, estudié en la American Film Institute en los Angeles (http://www.afi.com/),
hice la pasantía aquí en la ULA con el Departamento de Cine, después me fui a
los Estados Unidos y egresé de la American Film Institute. Creo que los jóvenes
que se están formando hoy le llevan una ventaja a esa generación empírica, hay
que trabajar, hay que estudiar y hay que hacer, se aprende haciendo.
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