sábado, 19 de noviembre de 2016


Redacción: Paola Chacón
Producción: Marian Molina  |

Innumerables proyectos e infinitas oportunidades llueven cuando una sonrisa y energía positiva se juntan, además, este personaje del que se hablará en las próximas líneas es el vivo ejemplo de que todas y cada una de ellas puede asumirse con la responsabilidad y compromiso que requieren si se manejan desde el respeto, pues Contreras asegura que este último le ha permitido involucrarse con el mundo y abrirse caminos en muchos ámbitos.

Carlos Contreras en la mandola colombiana, Trio San Cristóbal | Fotografía cortesía de Luisana Zulinowsky Duarte

Para este artista multifacético, mejor conocido por todos como “Carlitos”, no le resulta difícil desempeñar el cargo como Director de Cultura de la Alcaldía de San Cristóbal desde hace más de un año, pues trae consigo una caja de herramientas que ha adquirido a lo largo de su vida, comenzando desde sus estudios universitarios hasta sus habilidades musicales y teatrales. Un cargo que aunque exigente laboralmente, le ha permitido formar parte del desarrollo cultural de la ciudad fusionando lo mejor de sus pasiones; el arte.

Carlitos Contreras es reconocido principalmente por su destacada participación como músico en la agrupación Contratiempo (1996) en la cual participó desde su fundación hace 22 años y de la que en este momento de la historia tomó la decisión de separarse para dedicarse a una agrupación “más pequeña y más propia”, llamada Trío San Cristóbal, una propuesta de música tradicional tanto venezolana como colombiana, que cuenta con la participación de Carlitos en la mandolina y la mandola colombiana; su hermano, Javier Hernández en la guitarra y un reconocido cuatrista del Sistema Nacional de Orquestas de San Cristóbal.

Además de músico, es conductor del programa radial El Caney de La Mega desde hace cinco años y su gusto por el arte en general le ha lllevado a desempeñarse en diferentes disciplinas artísticas. “Yo inicié el teatro en el Iufront hace muchísimos años por diversión, pero casualmente esto me ha llevado a experiencias gratificantes como la invitación a obras como Don Quijote y La Bella Durmiente, a las que me invitó Liz Pérez (directora y coreógrafa)”. Comenta también que se le hace muy entretenido que le hayan ofrecido ser el productor de un cortometraje dirigido por el cineasta Ernesto Medina, titulado Noches de insomnio, es por esto, que este tipo de proposiciones le llevan a preguntarse:
“¿por qué a mí?” pues asegura que no posee formación profesional como tal en ninguna de ellas.

Ballet: "La Bella Durmiente" - Producción de Entredanza Centro de Formación Integral. | Fotografía: Jazz Zamb


Gestoría cultural
Desde el punto de vista de este multifacético personaje “el ser gestor cultural hoy en esta sociedad es mal visto”, pues sostiene que aún no se comprende la importancia que este rol tiene si se desea un crecimiento notable de la dinámica cultural y artística del colectivo, al punto donde “al artista le molesta que haya un intermediario porque cree que el gestor quiere beneficiarse a través del artista, y no, ser gestor es una profesión donde se trabaja en pro del artista”, recalca Contreras, quien actualmente desempeña más formalmente esta labor a través de su cargo como Gerente de Cultura del Iamfiss (Instituto Autónomo Municipal de la Feria Internacional de San Sebastián).

Director de Cultura de la Alcaldía 

de San Cristóbal 


* ¿Existen suficientes planes culturales en la ciudad?

“Está pasando, creo que la cantidad de artistas y propuestas está arrebozada hoy en la ciudad de San Cristóbal. Hay fines de semana en que la cantidad de propuestas saturan la agenda de entretenimiento. Por supuesto, éste fenómeno es el resultado de una gestación de la movida artística que se amplía.
¿Falta orden? sí, que partiría de la formación de gestores culturales, que al igual que yo, aunque no soy profesional del arte participo en la organización de propuestas. Creo que debe una o varias organizaciones encargarse de gestionar los trabajos de agrupaciones y artistas, dándole beneficios al artista, a los medios de comunicación, al público y a la empresa privada para que inviertan en el mejor de los escenarios para las propuestas que por cierto en el Táchira cada día se derrochan”.

* ¿Qué puedes hacer por las actividades culturales de la ciudad?

“Considero que habiendo tantas propuestas carecemos de infraestructuras para poder solventarlas, no las hay o no son suficientes. Ocurre que desde el punto de vista político, o de los políticos que hemos tenido estos últimos años, es más que  suficiente el dinero que invierten para esto. Desde la mirada del artista o del gestor el asunto cultural es primordial, y ciertamente nunca se ha invertido lo suficiente. Sin embargo, en la región existe buena relación entre las instituciones del estado que se relacionan con la cultura, eso simplifica y ameniza el trabajo.
Por otro lado se ha ido construyendo una red de apoyo con otras direcciones culturales del país que han marcado la pauta para dinamizar el mundo cultural nacional; contrario al intercambio internacional que se encuentra paralizado por la situación social, política y económica de Venezuela.”

Artistas hechos en casa
Este artista y gestor cultural piensa firmemente que el Táchira se encuentra en una “edad de oro para explotar”, ya que en las últimas décadas han surgido decenas de agrupaciones de coros, danzas, bandas musicales, escuelas de artes plásticas, entre muchas otras disciplinas que están formando artistas “exageradamente talentosos que su mayoría triunfan fuera del país y aquí en su tierra poco se conoce de ellos”.
“Un ejemplo de ello son dos de los trombonistas más importantes a nivel mundial, nacieron en Puente Real; Pedrito y Mayerlin Carrero. Son tan reconocidos que hasta una marca de instrumentos le hicieron los alemanes en su honor. Y casos como este hay muchos, que si nos ponemos a mencionarlos a todos no nos da el tiempo”, cuenta con gran orgullo.
A su vez, Carlitos agrega que es fundamental que el artista consiga que el público valore su propio trabajo, ya que se debe tomar consciencia de los costos de producción, que son una realidad, y que para poder producir obras en el mundo de la cultura, el arte y espectáculo estos deben ser cubiertos. “Ya existen proyectos de algunas agrupaciones de la ciudad que demuestran que sí se puede, de manera justa y beneficiosa para el público, para el artista e inclusive para la empresa privada”.
Dicho esto, teniendo esta amplia trayectoria no solo como gestor sino como artista de diferentes ramas, Carlos concluye que son justamente todas esas vivencias las que le han permitido comprender “el lenguaje, la mística, la magia y el mensaje de cada una de las disciplinas” que ha tenido el privilegio de experimentar u observar. Y que lo más importante es la actitud ante las cosas, pues “creerse más de lo que se es, hace que el valor propio quede anulado”.



domingo, 6 de noviembre de 2016

Por: Paola Chacón
Fotografía: Daniel Moreno

NELSON GARRIDO | PREMIO NACIONAL DE ARTES PLÁSTICAS (1991)

En el mundo de la fotografía venezolana, la polémica tiene nombre propio, y no es otro que el de Nelson Garrido (Caracas 1952, Venezuela), un artista que a lo largo de su trayectoria se ha dedicado a plasmar y congelar en imágenes, puestas en escena que rompen con todos los convencionalismos estéticos y sociales que en Venezuela son consideradas tabú. Temáticas como el sexo, la religión y la muerte han sido sus preferidas hasta el momento, a pesar de que su obra se ha ido transformando conforme al momento histórico en que se ha ido desarrollando.

Nelson Garrido en el marco del Seminario Bordes 2016: Muerte y espiritualidad | Museo del Táchira.
Fotografía: Daniel Moreno

Este particular fotógrafo es conocido como un artista de géneros mixtos, pues en sus obras hace uso de una cantidad de elementos propios del teatro y la actuación donde incluso ha llegado a tener hasta 60 personas participando en el encuadre. La escenografía y el concepto que emplea en cada una de sus tomas es fruto de años de preparación, pues además de una intensa actividad como fotógrafo de distintas disciplinas artísticas, en el año 1966 en Paris, se inició en el taller del artista plástico venezolano Carlos Cruz Diez, quien le enseñó la metodología para hallar su propio lenguaje, y más adelante en Venezuela para los años 70 y 80 fue escenógrafo de varias producciones teatrales de la época.

Es a partir de 1982 cuando comienza a realizar un trabajo doble, por un lado, uno antropológico documental que se desarrolla conjuntamente con sus labores en la Fundación Bigott; por otro, el desarrollo de su lenguaje plástico, que es el que lo ha diferenciado del resto. A pesar de ser catalogado como fotógrafo, Garrido se considera más un “hacedor de imágenes” y denomina como una aberración que se empiece a hablar de teatro, cine, pintura y escultura como si se tratara de cosas separadas. “Justamente creo que esa variedad te ofrece muchas posibilidades de expresión. Usar lo que uno necesite para decir lo que uno quiere”.

Premio Nacional de Artes Plásticas

Garrido trabaja en función de su propio lenguaje y no en busca de algún reconocimiento. Durante 40 años ha estado tomando fotografías de denuncia y a pesar de su controversial mensaje es reconocido en Venezuela y el mundo por haber recibido el Premio Nacional de Artes Plásticas en el año 1991. Situación que en aquél entonces él mismo se encargó de burlar de inmediato, pues está convencido de que las premiaciones y clasificaciones son sistemas de poder, maneras de enjaular los conceptos. “Políticamente hablando estoy en contra del poder. Yo soy anarquista y someto mi lenguaje únicamente a mi manera de pensar”.

La sobriedad que refleja Garrido va desde su siempre vestimenta negra hasta su pausada manera de expresarse, aunque es en su discurso donde deja entrever su postura y carácter ante la vida. “Cuando dicen por ahí que yo soy Premio Nacional de Artes Plásticas lo veo como una manera de apaciguarme o domesticarme, y yo no me dejo domesticar”. Sin embargo, Garrido aceptó el premio aun sin creer en este tipo de reconocimientos asegurando lo siguiente: “yo me cago en el Premio Nacional de Artes Plásticas. El que menos pensaba en tener este premio era yo, el más malandro; esas con las contradicciones y la ironía del poder”.

La autocrucificción de Nelson Garrido (1996)
Es por este motivo que utiliza el premio como parte de una de una de sus obras titulada “La autocrucificción de Nelson Garrido” (1996), donde aparece el documento quemado y salpicado de sangre junto a él, ya que verdaderamente es el poder del que está en contra, quien lo está premiando. A lo largo de su trayectoria artística Garrido insiste en el asunto del contra poder. 

Exposición fotográfica: De lo impuro a lo sagrado | Fotografía: Daniel Moreno
Por otra parte, también se destacan diferentes fases de su trabajo personal como fotógrafo, que inicia con su serie “Perros muertos”, luego pasa a “Todos los Santos son muertos”, “Naturalezas muertas y podridas”, “El pensamiento único” y hoy, “La Virgen de Caracas”. Actualmente tiene como tema central la violencia, tema que surgió a partir de una fotografía que causó gran polémica en el país, titulada “Caracas sangrante” (1991).

Organización Nelson Garrido (ONG)

A partir del año 2002 este artista de la fotografía decide crear un espacio de transmisión de pensamiento. Un espacio cultural auto gestionado donde se conjugan diferentes actividades relacionadas con el arte, la Organización Nelson Garrido o como más le gusta llamarla, la ONG. Su eje fundamental es la fotografía y por esta razón desde su fundación están formando fotógrafos a través de sus talleres. En lo personal, Garrido considera ser una plataforma para las nuevas generaciones y espera mantenerse al servicio de ellas.

 “Generacionalmente llega un momento donde tú te das cuenta de que tienes unas herramientas que le hacen falta a los que se están formando en un momento dado”, asegura Nelson, e insiste en que la enseñanza debe basarse en el error. Es por eso que no cree en los salones ni en los encuentros, ya que piensa que nadie está para juzgar al otro. “Yo prefiero un error de un alumno mío a que haga lo que yo creo que debe ser. Prefiero un error asumido a la evaluación de algo que está bien o mal”.

A pesar de su larga trayectoria, Garrido piensa que el tiempo ahora es de los jóvenes, pues lo ve como parte de un proceso biológico natural. Es por esto que desde hace 5 años la ONG la dirige su hija de 28 años, Gala Garrido, quien es la coordinadora general e imparte además la cátedra de fotografía digital dentro de la Organización. Nelson cree fielmente que “ella a su edad tiene mucho más brillo, mucho más concepto de lo contemporáneo, es por eso que se tiene que saber en qué momento retirarse y ponerse al servicio de los demás”.

En búsqueda de la alquimia

Este tranquilo personaje también piensa que “enseñar a su vez es aprender mucho”  y en la metodología que trabaja en sus talleres asegura que él solo pone los elementos pero la alquimia la hacen los alumnos y depende de ellos mismos el resultado que consigan. “Yo tuve maestros como Cruz Diez, Cesar Rengifo, que fueron mis maestros, y yo estoy enseñando como ellos me ensañaron a mí”, recuerda Garrido, al punto de decir que una exposición de alguno de sus alumnos es más importante que una propia.

A propósito de su labor como facilitador, Garrido piensa que su mejor termómetro son sus alumnos y en esta oportunidad visitó a la ciudad de San Cristóbal para formar parte del Sexto Seminario Bordes: Muerte y espiritualidad, e impartir un taller titulado: “La fotografía como metáfora” donde pudo experimentar y aprender de muchas otras experiencias de la mano de fotógrafos, cineastas e interesados en aprender nuevos lenguajes gráficos del estado Táchira.

En el caso de Lisseth Rivero, participante del taller y fotógrafa en formación, cuenta que la experiencia le sirvió para replantearse muchas cosas desde un punto de vista muy personal. Por una parte el taller exigía en palabras de Garrido: “asumir el propio cuerpo como parte de su lenguaje creativo de manera introspectiva”, es por esto que Rivero reveló que al momento de comenzar a hacer los ejercicios podía ser chocante debido a que primero estaba el hecho de aceptar el cuerpo y su desnudez, sin embargo, una vez que superado esto viene el verdadero meollo, “que es aceptarse uno mismo con todo y emociones”, confiesa.

Exposición fotográfica: De lo impuro a lo sagrado | Fotografía: Angel Zambrano
Por otro lado, en el marco del Seminario Bordes, realizado en las instalaciones del Museo del Táchira se encuentra una exposición suya titulada: “De lo impuro a lo Sagrado”, expuesta exactamente en la galería Manuel Osorio Velasco, donde el público en general tiene acceso a ver sus obras. Indira Cacique, después de visitar la galería recalcó lo interesante del trabajo de Garrido, puesto que afirma “es un fotógrafo que se dedica a plasmar la realidad aumentada”.
Entre otro de los aspectos que resaltó se encuentra la reinterpretación de obras clásicas venezolanizadas, “expuestas hacia lo incómodo, aquello que no es lo obviamente bello o lo que se espera ver en un museo de Bellas Artes y que por el contrario termina siendo algo más bien transgresor, irreverente y polémico”. Por otro lado, si bien se sabe que la temática de sus obras es sumamente controversial, la fotografía que más logró incomodarla fue la de “La gruta de la virgen”, cuenta entre risas: “Quizá porque no estoy acostumbrada a ver una vagina de 1.20 x 80 cm”, pues aunque pareciese que fuese algo natural y no debiera incomodar, realmente consiguió incomodarle bastante.

Discreción y bajo perfil

Nelson Garrido no hace más que tratar de borrar su historia personal con discreción y bajo perfil, pues este artista no cree en asuntos de ego. Garrido dice que "el problema de la gente es que está muy mojoneada y lo fundamental aquí es no creerse el mojón”. Además de que en medio de sus clases profesa con orgullo ser un gran inmaduro y descentrado. “Mi problema no es complacer a la gente ni caerle bien a la gente. Yo con 64 años considero que me radicalizo cada vez más”, y lo recalca asegurando que sí se puede llegar a esa edad creyendo en los principios que cada quien se ha infundado por radicales que sean.

Según otro de sus alumnos del taller, cineasta, llamado Daniel Peñaloza, Nelson Garrido ha aportado mucho a la fotografía venezolana pues ha hecho “romper con los tabúes, las barreras, los límites, las normas, las convenciones que tiene el arte”.  También confirma que este maestro no permite que sus alumnos se dejen influenciar por las demás personas y que les da una enseñanza a los artistas del país en general para que hagan verdaderamente lo que quieren y como quieren”.

En otras palabras, además de enseñar a utilizar una cámara fotográfica, Garrido inserta en todo aquel que esté dispuesto a aprender algo nuevo, una nueva manera de ver su mundo. Un artista que hace ciertamente lo que le provoca y no hace caso al que le diga lo contrario.

Su obra seguirá en proceso puesto que nunca se ha terminado, está inconclusa. Es por esto que Nelson Garrido aseguró que “detesta su obra”. Sin embargo, aclaró: “el día que yo me deje de sorprender a mí mismo, ya paro. Ese es el día que ya nada tiene sentido”.

Masato Cultural

Espacio de promoción cultural dirigido por estudiantes de la carrera de Comunicación Social, cuyo fin es informar periodísticamente sobre los eventos culturales realizados en el estado Táchira, Venezuela

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