sábado, 19 de noviembre de 2016


Redacción: Paola Chacón
Producción: Marian Molina  |

Innumerables proyectos e infinitas oportunidades llueven cuando una sonrisa y energía positiva se juntan, además, este personaje del que se hablará en las próximas líneas es el vivo ejemplo de que todas y cada una de ellas puede asumirse con la responsabilidad y compromiso que requieren si se manejan desde el respeto, pues Contreras asegura que este último le ha permitido involucrarse con el mundo y abrirse caminos en muchos ámbitos.

Carlos Contreras en la mandola colombiana, Trio San Cristóbal | Fotografía cortesía de Luisana Zulinowsky Duarte

Para este artista multifacético, mejor conocido por todos como “Carlitos”, no le resulta difícil desempeñar el cargo como Director de Cultura de la Alcaldía de San Cristóbal desde hace más de un año, pues trae consigo una caja de herramientas que ha adquirido a lo largo de su vida, comenzando desde sus estudios universitarios hasta sus habilidades musicales y teatrales. Un cargo que aunque exigente laboralmente, le ha permitido formar parte del desarrollo cultural de la ciudad fusionando lo mejor de sus pasiones; el arte.

Carlitos Contreras es reconocido principalmente por su destacada participación como músico en la agrupación Contratiempo (1996) en la cual participó desde su fundación hace 22 años y de la que en este momento de la historia tomó la decisión de separarse para dedicarse a una agrupación “más pequeña y más propia”, llamada Trío San Cristóbal, una propuesta de música tradicional tanto venezolana como colombiana, que cuenta con la participación de Carlitos en la mandolina y la mandola colombiana; su hermano, Javier Hernández en la guitarra y un reconocido cuatrista del Sistema Nacional de Orquestas de San Cristóbal.

Además de músico, es conductor del programa radial El Caney de La Mega desde hace cinco años y su gusto por el arte en general le ha lllevado a desempeñarse en diferentes disciplinas artísticas. “Yo inicié el teatro en el Iufront hace muchísimos años por diversión, pero casualmente esto me ha llevado a experiencias gratificantes como la invitación a obras como Don Quijote y La Bella Durmiente, a las que me invitó Liz Pérez (directora y coreógrafa)”. Comenta también que se le hace muy entretenido que le hayan ofrecido ser el productor de un cortometraje dirigido por el cineasta Ernesto Medina, titulado Noches de insomnio, es por esto, que este tipo de proposiciones le llevan a preguntarse:
“¿por qué a mí?” pues asegura que no posee formación profesional como tal en ninguna de ellas.

Ballet: "La Bella Durmiente" - Producción de Entredanza Centro de Formación Integral. | Fotografía: Jazz Zamb


Gestoría cultural
Desde el punto de vista de este multifacético personaje “el ser gestor cultural hoy en esta sociedad es mal visto”, pues sostiene que aún no se comprende la importancia que este rol tiene si se desea un crecimiento notable de la dinámica cultural y artística del colectivo, al punto donde “al artista le molesta que haya un intermediario porque cree que el gestor quiere beneficiarse a través del artista, y no, ser gestor es una profesión donde se trabaja en pro del artista”, recalca Contreras, quien actualmente desempeña más formalmente esta labor a través de su cargo como Gerente de Cultura del Iamfiss (Instituto Autónomo Municipal de la Feria Internacional de San Sebastián).

Director de Cultura de la Alcaldía 

de San Cristóbal 


* ¿Existen suficientes planes culturales en la ciudad?

“Está pasando, creo que la cantidad de artistas y propuestas está arrebozada hoy en la ciudad de San Cristóbal. Hay fines de semana en que la cantidad de propuestas saturan la agenda de entretenimiento. Por supuesto, éste fenómeno es el resultado de una gestación de la movida artística que se amplía.
¿Falta orden? sí, que partiría de la formación de gestores culturales, que al igual que yo, aunque no soy profesional del arte participo en la organización de propuestas. Creo que debe una o varias organizaciones encargarse de gestionar los trabajos de agrupaciones y artistas, dándole beneficios al artista, a los medios de comunicación, al público y a la empresa privada para que inviertan en el mejor de los escenarios para las propuestas que por cierto en el Táchira cada día se derrochan”.

* ¿Qué puedes hacer por las actividades culturales de la ciudad?

“Considero que habiendo tantas propuestas carecemos de infraestructuras para poder solventarlas, no las hay o no son suficientes. Ocurre que desde el punto de vista político, o de los políticos que hemos tenido estos últimos años, es más que  suficiente el dinero que invierten para esto. Desde la mirada del artista o del gestor el asunto cultural es primordial, y ciertamente nunca se ha invertido lo suficiente. Sin embargo, en la región existe buena relación entre las instituciones del estado que se relacionan con la cultura, eso simplifica y ameniza el trabajo.
Por otro lado se ha ido construyendo una red de apoyo con otras direcciones culturales del país que han marcado la pauta para dinamizar el mundo cultural nacional; contrario al intercambio internacional que se encuentra paralizado por la situación social, política y económica de Venezuela.”

Artistas hechos en casa
Este artista y gestor cultural piensa firmemente que el Táchira se encuentra en una “edad de oro para explotar”, ya que en las últimas décadas han surgido decenas de agrupaciones de coros, danzas, bandas musicales, escuelas de artes plásticas, entre muchas otras disciplinas que están formando artistas “exageradamente talentosos que su mayoría triunfan fuera del país y aquí en su tierra poco se conoce de ellos”.
“Un ejemplo de ello son dos de los trombonistas más importantes a nivel mundial, nacieron en Puente Real; Pedrito y Mayerlin Carrero. Son tan reconocidos que hasta una marca de instrumentos le hicieron los alemanes en su honor. Y casos como este hay muchos, que si nos ponemos a mencionarlos a todos no nos da el tiempo”, cuenta con gran orgullo.
A su vez, Carlitos agrega que es fundamental que el artista consiga que el público valore su propio trabajo, ya que se debe tomar consciencia de los costos de producción, que son una realidad, y que para poder producir obras en el mundo de la cultura, el arte y espectáculo estos deben ser cubiertos. “Ya existen proyectos de algunas agrupaciones de la ciudad que demuestran que sí se puede, de manera justa y beneficiosa para el público, para el artista e inclusive para la empresa privada”.
Dicho esto, teniendo esta amplia trayectoria no solo como gestor sino como artista de diferentes ramas, Carlos concluye que son justamente todas esas vivencias las que le han permitido comprender “el lenguaje, la mística, la magia y el mensaje de cada una de las disciplinas” que ha tenido el privilegio de experimentar u observar. Y que lo más importante es la actitud ante las cosas, pues “creerse más de lo que se es, hace que el valor propio quede anulado”.



domingo, 6 de noviembre de 2016

Por: Paola Chacón
Fotografía: Daniel Moreno

NELSON GARRIDO | PREMIO NACIONAL DE ARTES PLÁSTICAS (1991)

En el mundo de la fotografía venezolana, la polémica tiene nombre propio, y no es otro que el de Nelson Garrido (Caracas 1952, Venezuela), un artista que a lo largo de su trayectoria se ha dedicado a plasmar y congelar en imágenes, puestas en escena que rompen con todos los convencionalismos estéticos y sociales que en Venezuela son consideradas tabú. Temáticas como el sexo, la religión y la muerte han sido sus preferidas hasta el momento, a pesar de que su obra se ha ido transformando conforme al momento histórico en que se ha ido desarrollando.

Nelson Garrido en el marco del Seminario Bordes 2016: Muerte y espiritualidad | Museo del Táchira.
Fotografía: Daniel Moreno

Este particular fotógrafo es conocido como un artista de géneros mixtos, pues en sus obras hace uso de una cantidad de elementos propios del teatro y la actuación donde incluso ha llegado a tener hasta 60 personas participando en el encuadre. La escenografía y el concepto que emplea en cada una de sus tomas es fruto de años de preparación, pues además de una intensa actividad como fotógrafo de distintas disciplinas artísticas, en el año 1966 en Paris, se inició en el taller del artista plástico venezolano Carlos Cruz Diez, quien le enseñó la metodología para hallar su propio lenguaje, y más adelante en Venezuela para los años 70 y 80 fue escenógrafo de varias producciones teatrales de la época.

Es a partir de 1982 cuando comienza a realizar un trabajo doble, por un lado, uno antropológico documental que se desarrolla conjuntamente con sus labores en la Fundación Bigott; por otro, el desarrollo de su lenguaje plástico, que es el que lo ha diferenciado del resto. A pesar de ser catalogado como fotógrafo, Garrido se considera más un “hacedor de imágenes” y denomina como una aberración que se empiece a hablar de teatro, cine, pintura y escultura como si se tratara de cosas separadas. “Justamente creo que esa variedad te ofrece muchas posibilidades de expresión. Usar lo que uno necesite para decir lo que uno quiere”.

Premio Nacional de Artes Plásticas

Garrido trabaja en función de su propio lenguaje y no en busca de algún reconocimiento. Durante 40 años ha estado tomando fotografías de denuncia y a pesar de su controversial mensaje es reconocido en Venezuela y el mundo por haber recibido el Premio Nacional de Artes Plásticas en el año 1991. Situación que en aquél entonces él mismo se encargó de burlar de inmediato, pues está convencido de que las premiaciones y clasificaciones son sistemas de poder, maneras de enjaular los conceptos. “Políticamente hablando estoy en contra del poder. Yo soy anarquista y someto mi lenguaje únicamente a mi manera de pensar”.

La sobriedad que refleja Garrido va desde su siempre vestimenta negra hasta su pausada manera de expresarse, aunque es en su discurso donde deja entrever su postura y carácter ante la vida. “Cuando dicen por ahí que yo soy Premio Nacional de Artes Plásticas lo veo como una manera de apaciguarme o domesticarme, y yo no me dejo domesticar”. Sin embargo, Garrido aceptó el premio aun sin creer en este tipo de reconocimientos asegurando lo siguiente: “yo me cago en el Premio Nacional de Artes Plásticas. El que menos pensaba en tener este premio era yo, el más malandro; esas con las contradicciones y la ironía del poder”.

La autocrucificción de Nelson Garrido (1996)
Es por este motivo que utiliza el premio como parte de una de una de sus obras titulada “La autocrucificción de Nelson Garrido” (1996), donde aparece el documento quemado y salpicado de sangre junto a él, ya que verdaderamente es el poder del que está en contra, quien lo está premiando. A lo largo de su trayectoria artística Garrido insiste en el asunto del contra poder. 

Exposición fotográfica: De lo impuro a lo sagrado | Fotografía: Daniel Moreno
Por otra parte, también se destacan diferentes fases de su trabajo personal como fotógrafo, que inicia con su serie “Perros muertos”, luego pasa a “Todos los Santos son muertos”, “Naturalezas muertas y podridas”, “El pensamiento único” y hoy, “La Virgen de Caracas”. Actualmente tiene como tema central la violencia, tema que surgió a partir de una fotografía que causó gran polémica en el país, titulada “Caracas sangrante” (1991).

Organización Nelson Garrido (ONG)

A partir del año 2002 este artista de la fotografía decide crear un espacio de transmisión de pensamiento. Un espacio cultural auto gestionado donde se conjugan diferentes actividades relacionadas con el arte, la Organización Nelson Garrido o como más le gusta llamarla, la ONG. Su eje fundamental es la fotografía y por esta razón desde su fundación están formando fotógrafos a través de sus talleres. En lo personal, Garrido considera ser una plataforma para las nuevas generaciones y espera mantenerse al servicio de ellas.

 “Generacionalmente llega un momento donde tú te das cuenta de que tienes unas herramientas que le hacen falta a los que se están formando en un momento dado”, asegura Nelson, e insiste en que la enseñanza debe basarse en el error. Es por eso que no cree en los salones ni en los encuentros, ya que piensa que nadie está para juzgar al otro. “Yo prefiero un error de un alumno mío a que haga lo que yo creo que debe ser. Prefiero un error asumido a la evaluación de algo que está bien o mal”.

A pesar de su larga trayectoria, Garrido piensa que el tiempo ahora es de los jóvenes, pues lo ve como parte de un proceso biológico natural. Es por esto que desde hace 5 años la ONG la dirige su hija de 28 años, Gala Garrido, quien es la coordinadora general e imparte además la cátedra de fotografía digital dentro de la Organización. Nelson cree fielmente que “ella a su edad tiene mucho más brillo, mucho más concepto de lo contemporáneo, es por eso que se tiene que saber en qué momento retirarse y ponerse al servicio de los demás”.

En búsqueda de la alquimia

Este tranquilo personaje también piensa que “enseñar a su vez es aprender mucho”  y en la metodología que trabaja en sus talleres asegura que él solo pone los elementos pero la alquimia la hacen los alumnos y depende de ellos mismos el resultado que consigan. “Yo tuve maestros como Cruz Diez, Cesar Rengifo, que fueron mis maestros, y yo estoy enseñando como ellos me ensañaron a mí”, recuerda Garrido, al punto de decir que una exposición de alguno de sus alumnos es más importante que una propia.

A propósito de su labor como facilitador, Garrido piensa que su mejor termómetro son sus alumnos y en esta oportunidad visitó a la ciudad de San Cristóbal para formar parte del Sexto Seminario Bordes: Muerte y espiritualidad, e impartir un taller titulado: “La fotografía como metáfora” donde pudo experimentar y aprender de muchas otras experiencias de la mano de fotógrafos, cineastas e interesados en aprender nuevos lenguajes gráficos del estado Táchira.

En el caso de Lisseth Rivero, participante del taller y fotógrafa en formación, cuenta que la experiencia le sirvió para replantearse muchas cosas desde un punto de vista muy personal. Por una parte el taller exigía en palabras de Garrido: “asumir el propio cuerpo como parte de su lenguaje creativo de manera introspectiva”, es por esto que Rivero reveló que al momento de comenzar a hacer los ejercicios podía ser chocante debido a que primero estaba el hecho de aceptar el cuerpo y su desnudez, sin embargo, una vez que superado esto viene el verdadero meollo, “que es aceptarse uno mismo con todo y emociones”, confiesa.

Exposición fotográfica: De lo impuro a lo sagrado | Fotografía: Angel Zambrano
Por otro lado, en el marco del Seminario Bordes, realizado en las instalaciones del Museo del Táchira se encuentra una exposición suya titulada: “De lo impuro a lo Sagrado”, expuesta exactamente en la galería Manuel Osorio Velasco, donde el público en general tiene acceso a ver sus obras. Indira Cacique, después de visitar la galería recalcó lo interesante del trabajo de Garrido, puesto que afirma “es un fotógrafo que se dedica a plasmar la realidad aumentada”.
Entre otro de los aspectos que resaltó se encuentra la reinterpretación de obras clásicas venezolanizadas, “expuestas hacia lo incómodo, aquello que no es lo obviamente bello o lo que se espera ver en un museo de Bellas Artes y que por el contrario termina siendo algo más bien transgresor, irreverente y polémico”. Por otro lado, si bien se sabe que la temática de sus obras es sumamente controversial, la fotografía que más logró incomodarla fue la de “La gruta de la virgen”, cuenta entre risas: “Quizá porque no estoy acostumbrada a ver una vagina de 1.20 x 80 cm”, pues aunque pareciese que fuese algo natural y no debiera incomodar, realmente consiguió incomodarle bastante.

Discreción y bajo perfil

Nelson Garrido no hace más que tratar de borrar su historia personal con discreción y bajo perfil, pues este artista no cree en asuntos de ego. Garrido dice que "el problema de la gente es que está muy mojoneada y lo fundamental aquí es no creerse el mojón”. Además de que en medio de sus clases profesa con orgullo ser un gran inmaduro y descentrado. “Mi problema no es complacer a la gente ni caerle bien a la gente. Yo con 64 años considero que me radicalizo cada vez más”, y lo recalca asegurando que sí se puede llegar a esa edad creyendo en los principios que cada quien se ha infundado por radicales que sean.

Según otro de sus alumnos del taller, cineasta, llamado Daniel Peñaloza, Nelson Garrido ha aportado mucho a la fotografía venezolana pues ha hecho “romper con los tabúes, las barreras, los límites, las normas, las convenciones que tiene el arte”.  También confirma que este maestro no permite que sus alumnos se dejen influenciar por las demás personas y que les da una enseñanza a los artistas del país en general para que hagan verdaderamente lo que quieren y como quieren”.

En otras palabras, además de enseñar a utilizar una cámara fotográfica, Garrido inserta en todo aquel que esté dispuesto a aprender algo nuevo, una nueva manera de ver su mundo. Un artista que hace ciertamente lo que le provoca y no hace caso al que le diga lo contrario.

Su obra seguirá en proceso puesto que nunca se ha terminado, está inconclusa. Es por esto que Nelson Garrido aseguró que “detesta su obra”. Sin embargo, aclaró: “el día que yo me deje de sorprender a mí mismo, ya paro. Ese es el día que ya nada tiene sentido”.

miércoles, 26 de octubre de 2016


Título: Caminos de leyenda
Autora: Lolita Robles de Mora
Editorial: Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses (BATT)
Año de publicación: 1998
Nº de depósito legal pra I.S.B.N: 980-330-022-9
N.º de páginas: 351

Reseñado por Luis Edgardo Niño

Caminos de leyenda es una publicación de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses (BATT), impresa en San Cristóbal en 1998. Es conocida por la comunidad de escritores tachirenses como el “manual de la tachirensidad”, por ser una obra que ilustra el folclore de la región andina. Contiene leyendas y mitos de tradición oral que constituyen la identidad de un pueblo. 


La escritora María de Los Dolores Robles de Mora, mejor conocida como Lolita Robles de Mora, nace en Asturias, España, el 13 de mayo 1932, pero producto de las guerras civiles se traslada con sus padres a Venezuela. En 1954 inicia como maestra de educación primaria en el Colegio Santa Rosa de Lima del municipio Jáuregui; luego ejerce como profesora de Castellano, Literatura y Latín en el Instituto del Mejoramiento Profesional del Magisterio en Caracas. Fallece el 30 de julio del 2013. 

La obra comienza con la definición de algunos términos de uso común en la tradición oral, como: la leyenda incluye a ritos, costumbres y hechos de una cultura local a la que se agrega ese ingrediente fantástico, ánimas, brujas o demonios; un recurso usado para explicar situaciones que no se poseen explicación racional. El libro está dividido por secciones, cada una recopila casos particulares, tituladas “Encantos”, “Imágenes religiosas”, “Espantos”, “Aparecidos”, entre otros. Historias tomadas de los lugareños que residen en las diferentes zonas del Táchira. Cada relato transporta a una época más sencilla donde los recuerdos no se escribían, se contaban. 

El aporte de la escritora es describir el perfil cultural de los tachirenses, quienes para cada situación agregan un toque de superstición. Es un libro que en textos cortos describe vocabulario, costumbres, personajes emblemáticos y zonas geográficas. Es, sencillamente, un viaje por los páramos a través de las palabras de Lolita Robles, quien intenta ilustrar al lector. 

El contenido lo atrapa por sus narrativas de corte paranormal, aunque destaca el valor cultural arraigado a un pueblo. Para el que desee conocer esta región andina, muy rica en historias y costumbres, debe leer la obra Caminos de leyenda. El libro no se ha reimpreso desde 1997, así que los ejemplares disponibles en Táchira se encuentra en la Biblioteca Pública Leonardo Ruiz Pineda; también en la biblioteca de la Universidad de Los Andes, núcleo del Táchira, o contactar a la BATT a través del número telefónico 0414-1268930 o escribir al correo electrónico del director de la BATT (ildefonsomendez@yahoo.com). 


Autor: Anselmo Amado
Título: Así era la vida en San Cristóbal
Publicación: San Cristóbal, 1960
Número de páginas: 205 p.
Serie: Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, 1

Reseñado por Dartly Santander 

Así era la vida en San Cristóbal es un libro escrito por Anselmo Amado. Es el número uno en ser publicado por la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses (BATT) en el año 1960. Ha tenido tres ediciones posteriores. La obra se encuentra conformada por un discurso hecho por Ramón J. Velásquez y cuatro capítulos que relatan la vida de la villa andina en el siglo XX. El capítulo inicial recibe el nombre de “La ciudad y sus alrededores”, el segundo “Fiestas y celebraciones públicas”, el tercero “Personas y personajes” y el cuarto se llama “Cosas de la villa”. 

En estos apartados, Amado narra, en primera persona, cómo fue formándose San Cristóbal en el siglo pasado. Asimismo, cuenta la transformación de la urbe: varios barrios desaparecieron, mientras otros se constituyeron. Las emblemáticas Ferias de San Sebastián, Ferias de Táriba y la Semana Mayor son algunas de las festividades que menciona el autor. También, nombra personalidades influyentes como el padre Maldonado, monseñor Antonio Sanmiguel, Ramón Velásquez, Ramón Buenahora, Carlos Rangel Lamus, entre otros. 

Este texto resulta ser valioso para aquellas personas que tengan interés en saber las raíces y la evolución de la capital del estado Táchira. Se puede consultar en la Biblioteca Pública Leonardo Ruiz Pineda y en la Luis Beltrán Prieto Figueroa de la Universidad de Los Andes.

Por: Marialice Rangel V. 


Monseñor Rafael Ángel Eugenio Fuentes nació en Rubio el 2 de diciembre de 1906. Después de ordenarse sacerdote en 1929, estudia Latín y Humanidades en el Seminario Conciliar de Mérida y Filosofía y Teología en el Seminario Interdiocesano de Caracas. Fundó y ejerció como director y maestro en el taller escuela del municipio Libertad, hoy Unidad Educativa Fundación Taller Escuela. Fue párroco del Cobre y de Capacho Viejo. Entre sus galardones cuenta con la Orden Andrés Bello, por educar y forjar nuevas generaciones, así como la Orden 27 de Junio. En el mismo sentido, la asociación Pro-Venezuela le otorgó la distinción del Buen Ciudadano. Realizó cursos en universidades de los Estados Unidos, entre los que se cuentan: pedagogía, psicología, agricultura, apicultura y jardinería, que, posteriormente, impartió en su taller escuela, la primera institución educativa rural de Venezuela, a la que solo las niñas pobres podían asistir, razón que llevó a Monseñor Eugenio a formarse como educador, para sacar al campesino de la ignorancia.Monseñor Rafael Ángel Eugenio Fuentes nació en Rubio el 2 de diciembre de 1906. Después de ordenarse sacerdote en 1929, estudia Latín y Humanidades en el Seminario Conciliar de Mérida y Filosofía y Teología en el Seminario Interdiocesano de Caracas. Fundó y ejerció como director y maestro en el taller escuela del municipio Libertad, hoy Unidad Educativa Fundación Taller Escuela. Fue párroco del Cobre y de Capacho Viejo. Entre sus galardones cuenta con la Orden Andrés Bello, por educar y forjar nuevas generaciones, así como la Orden 27 de Junio. En el mismo sentido, la asociación Pro-Venezuela le otorgó la distinción del Buen Ciudadano. Realizó cursos en universidades de los Estados Unidos, entre los que se cuentan: pedagogía, psicología, agricultura, apicultura y jardinería, que, posteriormente, impartió en su taller escuela, la primera institución educativa rural de Venezuela, a la que solo las niñas pobres podían asistir, razón que llevó a Monseñor Eugenio a formarse como educador, para sacar al campesino de la ignorancia.

Una pequeña historia, libro nro. 62 de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses (BATT), publicado en 1975, recoge las memorias y testimonios del “mayoral de sueños”, como describe el presbítero J. G. Pérez Rojas al padre Eugenio en el prólogo del libro, quien en vida fuese guía para los pobres e iletrados de las aldeas del Táchira. En la recopilación se transcriben las experiencias del, en ese entonces, joven sacerdote que se abría campo en la enseñanza educativa, cuyo mayor anhelo consistía en que las niñas humildes pudiesen estudiar. Así, en 1930 funda el taller escuela, una institución gratuita dirigida a señoritas de bajos recursos. Para ingresar a la escuela la niña debía traer constancia de su situación económica firmada por el párroco de su zona. En el recinto se formaban en oficios de costura, manualidades y cocina. Monseñor Eugenio desempeñó esta labor cansado de las humillaciones que padecían las jóvenes en manos de los soldados. Hasta el día de su muerte concentró sus conocimientos en forjar generaciones de mujeres académicas. 

Actualmente, el taller escuela aún está activo y recibe jóvenes de Capacho para educar. El libro que recoge sus memorias se puede obtener en la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, ingresando a la página web www.bibliografiatachirense.com.ve. De igual manera, en la ciudad de San Cristóbal puede leerse en la Biblioteca Pública Central Leonardo Ruiz Pineda, así como en las bibliotecas de la Universidad de Los Andes y de la Universidad Nacional Experimental del Táchira. Su compra directa puede realizarse en las librerías Sin Límites y Centro del Libro.

lunes, 10 de octubre de 2016

Por: Kimberly Goncalves

Título: Cuatro años bajo la media luna
ISBN: 9788416392100
Año: 1991
Páginas: 285
Rafael de Nogales Méndez, autor de Cuatro años bajo la media luna, nació en San Cristóbal, estado Táchira. Escribió su libro en marzo de 1925 y posee una segunda edición realizada de la mano de la Biblioteca de Temas y Autores Tachirenses BATT, publicada en marzo de 1991. Nogales Méndez redactó otros textos como El saqueo de Nicaragua (1928) y Memorias de un soldado (1932). Fue soldado y políglota, pues hablaba español, inglés, francés, turco y un poco de alemán. Quiso seguir los ejemplos de Bolívar y Miranda, participó en varias guerras, entre ellas, la de Cuba y la Grande Guerra. Ha sido comentado, principalmente, por la escritura de esta obra.
En Cuatro años bajo la media luna, Nogales cuenta sus vivencias como soldado: a finales de 1914, mientras realizaba un viaje de Curazao a Trinidad, se entera del estallido de la Guerra Mundial. Deja a Venezuela por causa de su enemistad con el entonces presidente, Cipriano Castro; emprende un viaje a Europa con la finalidad de brindar sus servicios como soldado a Bélgica, pero es rechazado, razón por la cual viaja a Persia como oficial de las fuerzas expedicionarias turcas. Más tarde, en su afán de aventurarse, recorre Alaska. En este ejemplar, el autor comenta su travesía y las relaciones que mantuvo con familiares y amigos, también menciona las costumbres y vivencias de cada lugar al que fue.

 A 25 años de la primera edición de esta obra, invito a todos los lectores interesados en reencontrarse con las vivencias de Rafael de Nogales a que se dirijan a la Biblioteca Pública Central Dr. Leonardo Ruiz Pineda o a la Biblioteca de la Universidad de Los Andes Táchira, donde podrán consultar  este texto. Además, quienes deseen podrán adquirirlo en el Centro del Libro y en la sede de la BATT, ubicada en la casa de la Sociedad Bolivariana del Táchira, en la calle 4 entre carreras 3 y 4 de San Cristóbal.


ISBN: 978-980-12-3539-2
Depósito legal: lf25220088004995
215 páginas
Impreso en Caracas, Venezuela 2009

Por María José Becerra

El autor de esta obra es el Dr. Gonzalo Villamizar. Nace en el año 1924 en las montañas de Rubio, estado Táchira. Egresa de la Universidad de Los Andes en 1951 como médico; luego de marcadas experiencias, decide especializarse en cardiología. Sus maestras de primaria inculcaron en él la admiración, el respeto y el afecto hacia el Libertador, Simón Bolívar. Villamizar vivió las etapas dictatoriales de Venezuela de primera mano: desde su hogar, vio cómo los presos de diferentes aldeas eran llevados al calabozo por orden de Juan Vicente Gómez; durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, fue perseguido por la Seguridad Nacional, estuvo al borde de la muerte en tres ocasiones.
Las claras influencias que dejaron en él sus ricas vivencias, además de las enseñanzas impartidas por su fraterno amigo Ramón J. Velásquez y del mártir de la democracia venezolana, Leonardo Ruiz Pineda, lo llevaron a comprometerse con el oficio de la escritura, labor que realiza con pasión. A sus 92 años ha logrado publicar diferentes libros de diversas índoles, pero que los une el hilo de la historia: El liceo Simón Bolívar y su promoción cincuentenaria (1940 – 1945) publicado por la Academia Nacional de la Historia de Venezuela en 1995; Breve historia de la cardiología en Venezuela; Venezuela cuatro épocas (1996); Quinientos años de historia (1997); De La Petrolia a Pdvsa crónicas tachirenses (2007) y La Humanidad (2013).  
Cuatro genios batallas de Venezuela fue publicado por la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses bajo el número 185 de la colección. Gracias a esta obra, el autor ganó el premio literario Andrés Eloy Blanco. A través de ella, Villamizar nos conduce en un viaje que recorre aspectos destacables de la vida de cuatro personajes de la civilización occidental, como lo son Alejandro Magno, Julio César, Napoleón Bonaparte y Simón Bolívar. Los primeros tres sirven de preámbulo e incluso de “calentamiento” para el lector, pues dedica especial atención al Libertador. No se debe confundir este texto con aquellos donde solo se hallan datos históricos, al contrario, en las 215 páginas, divididas en dos secciones, el escritor hace un relato a manera de charla, novela o cuento. De párrafo a párrafo, encontramos variedad de temas nacionales y universales, desde el origen del castellano hasta detalles de importantes guerras, esto, por supuesto, dentro del marco histórico. Además, debido a su postura médica, durante la lectura es usual toparse con explicaciones referidas a la evolución del Homo sapiens. Sin duda, el libro ofrece una grata, divertida e interesante experiencia literaria.

Para aquel lector interesado en el texto, podrá conseguirla en su formato físico en diferentes bibliotecas. Para quienes se encuentran en Venezuela: Biblioteca de la Fundación Empresas Polar, Biblioteca Nacional, biblioteca de la Universidad de Los Andes, biblioteca de la Universidad Católica Andrés Bello. Aquellos que viven en Estados Unidos de América: Stanford University Libraries, New York Public Library, Columbia University, Harvard Library, Yale University Library. Finalmente, en Bibliothek des ibero-amerikanischen instituts sede de Berlín, Alemania. 

martes, 27 de septiembre de 2016

Kevin Ibarra (colaborador de Masato Cultural)


Profesora Gladys Niño, fotografía de Jorge Tejada.


 
Ramón José Velásquez fue un personaje destacado dentro de la historia venezolana, se desenvolvió en diferentes aspectos como periodista, escritor, político e historiador. La profesora de la Universidad de Los Andes e historiadora, Gladys Niño estudió la obra de tan notorio tachirense. Velásquez fue su tutor y quién mejor que ella para comentar sobre la
trayectoria del expresidente.

- En la vida de Ramón J. Velásquez, ¿cómo cree que influenció crecer bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez?
- La influencia, en primer lugar, es por su madre educadora, quien le enseño la importancia de estudiar y vivir en libertad, y su padre agricultor, ambos establecidos en San Juan de Colón. Las familias estaban vinculadas con la vida militar, de modo que para un tachirense de la época, como el niño Ramón J. Velásquez, crecer bajo la atmósfera política que generaba el general Juan Vicente Gómez marca en cierta forma el destino político de Velásquez.

-¿Cree que hubo un antes y un después en la vida de Velásquez, luego de su paso tras las rejas?

-Sí, él llega a Caracas en 1934 con una vida de adolescente inquieto, vinculándose con los universitarios, hasta el año 1936 es el antes. A partir de esa fecha,  Ramón J. Velásquez se vincula con grupos universitarios contestatarios y rebeldes de la Universidad Central de Venezuela con la búsqueda de un cambio al régimen gomecista, ya que a pesar de la muerte de Gómez los fieles seguían instalados. Una vez que el adolescente se hace  profesional en Caracas, incursiona en la política.



-¿Qué labor considera que fue más importante, dentro de su carrera como historiador?

-Las más representativas son tres.

Profesora Gladys Niño, fotografía de Jorge Tejada.
Uno: desde la Comisión del Congreso de la República, él como diputado y después como senador, se propone divulgar algunos de los textos de tachirenses que se habían escrito sobre la región. De ahí surge la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses (BATT).
Dos: Ramón J. se ocupa de recopilar documentos de carácter político de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Velásquez, un estudioso de Guzmán Blanco, Joaquín Crespo y Juan Vicente Gómez, se propone recopilar los discursos políticos, para más adelante divulgar, con apoyo del Congreso de la República, la colección del pensamiento político del siglo XIX y luego colección del pensamiento político del siglo XX.
Tres: Funres, Fundación para el Rescate del Acervo Venezolano. Es ahí donde yo lo conozco, cuando Funres comienza a recopilar la información que existe en el país sobre los archivos de Venezuela. El doctor Ramón J. Velásquez se interesa y comenzamos a trabajar desde el Congreso de la República en función de esa fundación en el año 1976. Para levantar todo el diagnóstico de los archivos venezolanos y para difundir a través de algunas embajadas venezolanas que estuviesen en países de nuestro interés como España, Inglaterra, Alemania, Italia y, por supuesto, en América latina.

-¿Qué importancia tuvo la BATT como primer proyecto editorial promulgado por el Estado en 1961?

-La importancia que tiene, partiendo de estos textos divulgados, es que se comienza a pensar en la historia desde la región del Táchira, la región merideña y trujillana. No solo fue para Táchira, también existe la Biblioteca de Autores y Temas Trujillanos. El caso de la tachirense fue muy especial porque el doctor le invirtió tiempo y dinero, incluso yo estuve en Caracas estos últimos años tratando de levantar el índice general que contiene todas las publicaciones. La BATT forma parte vital de la investigación del proceso histórico de Venezuela desde el Táchira. Significó un cambio de perspectiva.

-¿Qué ambiente toma el país con la creación de la Comisión para la Reforma del Estado dirigida por Ramón José Velásquez?

-Ambiente de cambio. Impulsó esa Comisión para la Reforma del Estado que buscaba la descentralización de la administración pública, para tener la libertad de elegir a los gobernadores y no ser nombrados por el presidente.
Profesora Gladys Niño, fotografía de Jorge Tejada.
-¿Qué significa la obra de Ramón J. Velázquez para los historiadores venezolanos?
 
-Un significado positivo, de alta calidad, y desde el punto de vista de la historiografía diríamos que nos aportó el conocimiento en parte desde 1830 hasta 1950. Él se dedicó en los archivos a conocer la documentación directa como fuente primaria. Ramón J. Velásquez, además de ser un periodista en la práctica, un historiador apasionado sin escuela, se avocó a estudios muy importantes para nosotros los historiadores.
-Si pudiera resumir la gestión de Ramón J. Velásquez como historiador en una frase,
¿cuál sería?

-Un constructor de memoria. 

Masato Cultural

Espacio de promoción cultural dirigido por estudiantes de la carrera de Comunicación Social, cuyo fin es informar periodísticamente sobre los eventos culturales realizados en el estado Táchira, Venezuela

Contactanos

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *