martes, 30 de junio de 2015

Por Gisell Arenas

Las 10 finalistas del certamen. Foto Gisell Arenas
San Cristóbal se vistió de gala durante la primera coronación realizada por la organización Srta. Táchira, la ganadora recibió la tarea de participar en el concurso Señorita Deporte Venezuela, próximo a realizarse en Caracas.

Leany Jaimes, representante del municipio Torbes, fue coronada como Srta. Táchira 2015 por la actual Miss Deporte Venezuela, Reina Rojas; mientras que la candidata que llevaba con orgullo la banda de Jáuregui fue coronada como reina de Turismo, ella participará en octubre por el Teen Táchira.

La presentación estuvo a cargo de la glamorosa Ana Capra y el animador zuliano, Jesús De Alva, quienes acompañaron a las 24 aspirantes hasta el último momento. Las jóvenes realizaron varias presentaciones hasta que el jurado calificador decidiera a la afortunada ganadora.

El certamen contó con la presentación de Abigail Márquez, la doble de la India, ganadora de “Buscando una Estrella” en Venevisión; los dúos musicales 2da Toma, encargados de abrir el certamen, Vequiz y Joys que ambientaron la pasarela para el desfile en traje de baño de las candidatas, y Travel, artistas de presentación nacional.

Asimismo, la danza también dijo presente en este espectáculo. La Fundación Danza Pirineos dio un gran espectáculo, en el cual cautivó a los espectadores con bailes típicos regionales y nacionales. Además de la demostración de acrobacia aérea en telas a cargo de Danza Contemporánea en Telas.

El espectáculo tuvo una duración de tres horas y media durante las cuales no hubo espacio para el aburrimiento del público.

viernes, 26 de junio de 2015

Cineclub ULA celebra y conmemora

Por: Angel Zambrano

Con un ameno momento de compartir y relatar experiencias, proyecciones de trabajos previos e invitaciones a eventos venideros, recordar a su fundadora, Freya Rodríguez y adentrarse con John Petrizzelli en su reciente trabajo “Ti@s”, celebró así el sábado 20 de junio el Cineclub ULA su 5° Aniversario en la Cinemateca Táchira. 

A las 4 p.m. dio inicio el evento, empezando con una bienvenida e introducción a la historia del Cineclub, presentada por Carlos Raúl Orozco, egresado de Comunicación Social y miembro de la organización, parte de esta introducción incluyó un homenaje y memorando a Freya Rodríguez, profesora fallecida de la Universidad de Los Andes, quien dedicó su vida a estudiar y amar el cine, fue docente fundadora de la cátedra Teoría y Crítica Cinematográfica en la carrera de Comunicación Social, del Núcleo Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, reconocida también por ser la fundadora del Cineclub ULA. 

Fue estrenado el spot publicitario para el “5to Encuentro para Cinéfagos”, se dio paso a la proyección de cortometrajes y trabajos regionales relacionados con la Fundación Cultural Bordes y la ULA, empezando con “La Dama”, luego fueron proyectados “Mandibularium”, “Vacío y Devoración”, “La Cabra”, “Candyland” (corto ganador del II Festival de Cine y Vídeo del Táchira) y concluyeron con “Fresa”, documental de Fernando Carrero. Al finalizar las proyecciones John Petrizzelli (director de “María Lionza, Orquídea y Aroma” y “‘Er Relajo der Loro”) enseñó el detrás de cámaras de “Ti@s”, largometraje documental que expone los problemas que sobrellevados durante la vejez y la homosexualidad en Venezuela, compartió una charla con los presentes sobre la situación actual del cine venezolano y las dificultades que se presentan para realizarlo.

El evento finalizó con una invitación a asistir a las variadas proyecciones del 9no Ciclo de la Diversidad, que se llevará a cabo en la Librería Sin Límite y en la ULA Táchira, y al 5° Festival “Encuentro para Cinéfagos”, evento que contará con la presencia de distinguidos realizadores como Atahualpa Lichy y Kaori Flores Yonekura. 

Puedes seguir al Cineclub ULA por Facebook:



John Petrizzelli / Foto: Daniel Moreno

martes, 23 de junio de 2015

Por Paola Chacón

Una fusión de más de 30 artistas avocados a diferentes ramas, plasmaron en el escenario del Teatro de la Universidad Experimental del Táchira (Unet), una propuesta de teatro, flamenco – contemporáneo titulada, “Lorca el vuelo de la noche”, dirigida y producida por la directora general del colectivo Púrpura Poesía Escena, Amarú Vanegas, quien además representó a la madre de la novia, protagonista de esta historia de amor, versión del poema XV de el reconocido “Romancero Gitano”, Federico García Lorca.

Desde el principio hasta el final de la función, la sorpresa fue la premisa, ya que lo que parecía ser un grupo de actores preparados solo para acatar un libreto acompañado de gestos y emocionalidad, sorprendieron al espectador con una lista de talentos que salieron a relucir a lo largo de la obra. Por un lado, las bailaoras de flamenco de academias como Rajatabla Estudios o De Lunares Casa Flamenca disfrutaron de un par de rumbas, tangos y bulerías en una fiesta gitana; una celebración en la que fueron acompañadas por las palmas, cantos, jaleos y melodías emitidas por una guitarra de 12 cuerdas tocada por el talentoso, Carlos Arguinzonez, mejor conocido como Gato Negro, director del grupo Monedas de Fuego Instrumental.

Bailadoras de Rajatabla Estudio bailando una rumba gitana| Fotografía: Paola Chacón
De igual forma, el guion teatral fue un recital de poesía, García Lorca fue el autor de las líneas que allí se enunciaron: “Romance de la guardia civil española”, el personaje de Vanegas en su faceta de adivinadora, fue el que dramatizó estos armónicos versos. Así mismo, artistas como el grupo de coristas masculinos, San Cristóbal Ensamble, en conjunto con la agrupación, Puropie Danza Contemporánea le dieron un toque sombrío a la obra. Mientras los cantantes vocalizaban sus tonos más bajos, los bailarines realizaban movimientos sutiles que se convertían en violentos en cuestión de segundos. Esta escena representaba “las furias de la muerte”, según lo indicó la directora de la obra.

La duración de la función es de aproximadamente 45 minutos. Hasta el momento se han realizado dos de tres presentaciones, el viernes 19 de junio y el sábado 20 del mismo mes. A pesar de que la noche del viernes fue bastante fría y lluviosa, el teatro tuvo un llenado de aproximadamente 200 personas. La última función de esta temporada será el día sábado 27 de junio, a propósito del Día Nacional del Teatro en Venezuela. Las entradas para esta última presentación, al igual que las anteriores, se venderán por un precio de 400 bolívares (bono de colaboración) a todo el público.


Al finalizar la función del día viernes, las palabras de Vanegas dieron cierre a esta función. En ella se mostró muy emocionada por la realización de “Lorca”, proyecto que quiso dedicar a su mentor y profesor, Ciro Villamizar, quien fue actor y director del teatro colombo – venezolano. Además de tener una larga trayectoria y un gran talento actoral, Villamizar fue gran admirador de Lorca y dedicó su vida a la formación de jóvenes talentos de esta disciplina.

Directora general de la obra, Amarú Vanegas, dando los agradecimientos al finalizar la función| Fotografía: Paola Chacón

domingo, 21 de junio de 2015



La primera vez que lo vi me pareció una persona muy particular. Por muy difícil que pueda ser, me sentí muy feliz de verlo sonreír cuando nos miramos a los ojos aquel lunes santo. Ese hombre alto y muy delgado, con un característico bigote que no le quedaba muy bien, pero que él mostraba con orgullo, gustaba de fumar a toda hora, por lo que llegué a escuchar calmaba sus ansiedades ante la situación de pobreza por la que pasábamos, siempre vestía una camisa de botones con un tono marrón diferente cada día; ese hermoso espécimen me alegraba la existencia.

El tiempo fue benevolente con nosotros. Tuvimos la oportunidad de compartir cada minuto y yo disfrutaba de toda la atención que me daba cuando nos acostábamos a ver mis programas de televisión. Nunca estuve triste en su presencia, aun hoy en día la desdicha no está en mí cuando estamos juntos, y siempre traté de hacerlo sentir orgulloso con cada paso que daba. Poco a poco me di cuenta de que me estaba enamorando profundamente.

Mis metas eran hacerlo feliz, verlo sonreír, hacerlo sentir orgulloso de su pequeña que poco a poco crecía. Y los días fueron pasando, sin embargo, mis metas nunca cambiaron; él continúo ahí, a mi lado, y sabía que no se apartaría.

En una ocasión, ya hecha toda una mujer, llegue a casa afligida por muchas situaciones que habían ocurrido ese día, el mal de amor me afectaba la serenidad; me senté en el sofá, miré las paredes, llevé mis manos a los ojos y dejé caer un poco mis lágrimas. Después de haberme calmado, o al menos aparentarlo, subí las escaleras, entré en su cuarto y lo saludé. Me vio detalladamente como si estuviese escaneándome y me preguntó si tenía algo, lo negué y me fui a mi habitación. 

Pocos minutos después entró por la puerta y me volvió a mirar, esta vez no con su mirada escáner sino con una expresión llena de preocupación e intriga. Miré sus ojos. Quedé envuelta en ellos. Eran, y siguen siendo, tan hermosos; cristalinos, de un color marrón claro, que por desgracia yo no heredé. Sentí entonces cómo las palabras se aglomeraban en mi garganta y empezaron a salir expulsadas por mi boca. Trate de no llorar; nunca me gustó que me viera así, pues sabía el dolor que le causaba; siempre bajaba la cabeza y se acariciaba los pocos vellos en sus cejas que quedaban. 

Luego de que terminé de hablar, se sentó a mi lado. Fijó nuevamente sus ojos en mí y resumió todo lo que pensaba en una oración. ¡Qué oración! Estaba colmada de la sabiduría obtenida durante sus años de vivencias amorosas; yo lo escuché atentamente mientras reflexionaba. Y de repente todas las sensaciones frustrantes se habían esfumado. Lo abracé muy fuerte sin decir más y volví a comprender que era el amor de mi vida. 

Se levantó debido a que no era hombre de mucho afecto, y antes de salir me dijo algo que me hizo soltar una carcajada. Esperó que terminara de reírme y se fue. Con una cara de satisfacción, supongo, porque había transformado mi tristeza en alegría en tan solo 10 minutos. ¡Qué hombre tan maravilloso!

Actualmente ya no tiene ese horrendo bigote, palabras de mi madre, y ya no es tan delgado, ahora porta una barriguita adorable que acaricia con frecuencia y hace la comida más deliciosa que he probado –puede que exagere un poco–, sigue siendo el mejor padre del mundo para mí y para mi pequeña hermana de cuatro años.

La confianza siempre ha sido una columna fuerte en esta relación inseparable de padre e hija. Los consejos han sido los mejores y más que mi padre es mi mejor amigo. Nadie nunca podrá hacerme sentir el amor tan grande que desde el primer día he sentido por él. Es la mejor elección de padre que pudo elegir mi madre y siempre le agradeceré por ello.

Mi padre hoy está de júbilo. Soy la niña (con más de 20 años de edad) de papá y a pesar de que pasen las décadas jamás dejaré de ser la niña consentida de mi papi. Nuestro amor es épico mi querido, Robin Hood.

Felicidades, te amo.

Firma: La hija más dichosa del mundo.

sábado, 20 de junio de 2015

Por: Jesús Baclini

Alfredo Lugo en análisis de cortometraje| Foto: Jesús Baclini
San Cristóbal tuvo el agrado de recibir al director de cine Alfredo Lugo, conocido por cintas como “Los muertos sí salen” (1976) y “La hora del tigre” (1985), quien compartió su “Taller intensivo de dirección de cine” el día de ayer 19 de junio. En este taller dio a conocer parte de sus vivencias como director, tanto en Venezuela como en el exterior, sobre todo en Alemania, donde vivió gran parte de su vida y también se formó en esta área, graduado de la Escuela Superior de Arte Cinematográfico de Babelsberg (actual Universidad del Cine).

A lo largo del taller dio a conocer gran parte de lo que significa el lenguaje cinematográfico, y a través de muchas referencias tanto de cine como de literatura, expresó descontento al hacer análisis de las películas posteriores a los años 20 y 30, décadas en las que, según él, este lenguaje se formó, para luego transformarse en un “proyecto para comercializar el cine, desligarlo del arte, de la expresión del alma del hombre y de la expresión artística”.

Como parte dinámica en el desarrollo del taller, Alfredo Lugo analizó escena por escena el primer cortometraje del reconocido director polaco Roman Polansky, “Dos hombres y un armario” (1958), donde dio a conocer, desmontando parte por parte cada plano, las intenciones del director para representar compositivamente el mensaje que quería expresar, “cosa que se ha perdido”, menciona. A su vez explicó, mientras se reproducía “The shining” (1980), de Stanley Kubrick, la evolución y desarrollo del personaje principal a lo largo de la película.

Referente al cine venezolano comenta que “nuestro cine necesita de una nueva revisión de lo que estamos haciendo, creo que se le ha dado apertura a muchos jóvenes, y eso es muy positivo, y en esa medida justamente pienso que de ahí debe salir por lo menos algún cineasta, que haga la reflexión de la diferencia entre el cine meramente comercial y el cine de expresión, porque me da la impresión de que en ese sentido hemos retrocedido un poco, creo que es necesario retomar algunos puntos de la estética cinematográfica para poder avanzar, y no podemos seguir solo en este cine narrativo, es decir, un cine lineal, donde el valor expresivo se ha perdido”.


El año pasado, el director tuvo el agrado de ser visitado por estudiantes de la misma universidad alemana en la que se formó, quienes están llevando a cabo un documental sobre exalumnos extranjeros que se iniciaron en el cine en esta institución; estos estudiantes le hicieron llegar una copia de su primer trabajo cinematográfico, llamado “La muerte del tío”, que fue proyectado durante el taller y que aún es usado como material académico. También acaba de terminar un largometraje, de la que se espera su estreno para octubre de este año, llamada “Un tiro en la espalda al director de orquesta”.

Alfredo Lugo | Foto: Daniel Moreno

Por: Jesús Baclini

Promoción del Festival| Foto: Web
Del 07 al 11 de junio, la ciudad de Mérida fue testigo de cómo el cine venezolano ha cambiado desde sus inicios, y en palabras de invitados, participantes y organizadores, recopilamos impresiones del Festival de Cine Venezolano.

En la XI edición del Festival del Cine Venezolano de Mérida, se logra entrever el avance del cine nacional, que en enero de este 2015 celebró 118 años desde su inicio. Con la premisa “El cine evoluciona en Mérida” y un Charles Darwin con lentes de visión 3D como representante de esta edición, determinó la intención de los organizadores: anunciar y fortalecer el avance que la industria cinematográfica ha alcanzado en los últimos años, así como el aumento de la cantidad de películas estrenadas por año (que para este 2015 se espera sea de 43), más el incremento de la venta de boletería en las salas de cine (que el año pasado, en películas venezolanas, alcanzó los 2.097.208 espectadores), y de la cantidad de óperas primas, que para este festival eran 9 de las 11 que estaban en competencia, cifras que indican que la industria crece, y crece tanto en realizadores como en espectadores.

“El festival no solo ha influido, sino pateado el cine venezolano, moviendo más estudiantes, más escuelas, más divulgación, más técnicos. Hoy día tengo tantas historias de estudiantes que han venido al festival  y han hecho coproducciones, entre diferentes estados, y son cosas que no hubiesen pasado si el festival no existiese”, comenta Karina Gómez Franco, directora del festival, quien acotó además que “es muy importante apoyar los festivales regionales, porque apoya a la gente de las regiones a hacer cine, a abocarse, a estudiar, porque nosotros somos un festival regional, pero somos el más importante del país por la trascendencia nacional e internacional que tenemos, y es por la visión que tenemos de cómo hacer las cosas.”

Al conocer la voz de quien ha conformado desde siempre el comité organizador del festival, nos damos cuenta de la importancia del público y de los realizadores por igual, juntos en la lucha que conlleva el avance y desarrollo del cine en el país. Continuando con sus palabras, menciona que cuando iniciaron con el festival, no existían festivales en el país, no había ninguna referencia, solo referencia de festivales anteriores, pero de hacía 15 años, así que arrancamos de cero, el primer festival se hizo pensando en que se haría cada dos años, pero al finalizar la primera edición se dieron cuenta que tenían otros ocho largometrajes en competencia para el año siguiente, y hacer un festival con 16 películas en competencia por tres días era algo inviable, entonces decidieron hacerlo al siguiente año, y la consecuencia es que el festival se presenta ahora cada año, con una base que no baja de 10 películas en competencia por edición.

“El festival no solo ha influido,
sino pateado el cine venezolano”

Por otra parte, José Salaverría, realizador audiovisual, invitado al festival a dar a conocer medios de autogestión cinematográficos, nos da sus impresiones respecto a la trayectoria del festival, alegando que “ha traído una competencia, las personas intentan superarse cada vez más, el nivel de cine ha mejorado muchísimo, y es un espacio donde todo el mundo se conoce, por ejemplo, yo conocí a mi guionista en un festival, entonces, que nos juntemos los realizadores a hacer cine es lo mejor, el festival es una plaza donde todos nos podemos conocer, interactuar, y crecer como gremios, no estar tan sectorizados”, en la misma dirección, José Medina, presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Medios Audiovisuales de la Universidad de Los Andes, asegura: “el festival de cine para mí es una vitrina, como tener un termostato que indique cómo está el audiovisual en Venezuela porque reúne personas de gran importancia en la industria del país, también hay las muestras de cine, largometrajes o producciones de alto presupuesto como también muestras de cortometrajes, y de universidades que se encargan de hacer cine en Venezuela, formando a los estudiantes, y los talleres, entonces se puede ver dónde estamos parados”.

Carolina Rodríguez, productora de animación y fundadora de Lulo Motion opina: “Yo pienso que toda iniciativa de producción, de difusión, de intercambio, de espacio para que la gente se conecte y conozca lo que hacen otros, y aparte como plataforma del cine venezolano, es totalmente positivo para el país, y creo que este festival, porque hay muchos otros, ha hecho una labor bastante importante dentro de lo que todo esto ha significado”, comenta, continuando con que el festival “es uno de los más importantes, sobre todo porque Mérida viene con una tradición desde la Escuela de Medios Audiovisuales, que ha sido cuna de grandes cineastas, pensadores e intelectuales, igualmente en el campo de la animación.”

La otra parte

En contraste con lo antes planteado, en el ámbito del cine siempre serán recurrentes las situaciones y aspectos a mejorar, como explica la propia Karina, quien supone que errores hay “muchísimos, yo veo huecos y  malas costuras por todos lados, la verdad es que soy una workaholica horrible, entonces, yo percibo el festival como una cosa íntegra y me molesta mucho conseguirle huecos, remates mal hechos, o costuras hechas a mano cuando pueden ser hechas a máquina. Todos los años hay cosas que superar. Anoche le comentaba a alguien que al paso que íbamos, nos faltaban unos 20 años para hacer un festival bien, y por eso nos esmeramos.”

Karina Gómez Franco| Foto: Ángel Zambrano

En esta misma línea se suma Medina, quien comparte puntos a mejorar del propio festival, cuestionando el hecho de que los itinerarios y cambios en el programa son recurrentes, y muchas veces la información de los mismos, o de los aspectos generales del propio festival son de difícil acceso o inaccesibles en muchos casos, a la vez que indica la falta de cines en Mérida, en comparación a otros estados del país, “aunque es algo que se escapa de las manos del propio festival”, reconoce.

Muchas de las situaciones que se le presentan a quienes conforman un nuevo proyecto, incluso a propuestas como este festival, con 11 años de trayectoria, es la situación por la que está atravesando el país, como menciona Salaverría: “El festival ha mejorado mucho, ha tenido momentos buenos y malos, pero también considero que es depende de cómo esté el país en ese momento, porque el país a veces puede estar en una situación en la que puede haber un festival y a veces no”, pero estos indicadores nos muestran un camino, un sendero que poco a poco va abriéndose paso hacia el avance, y que a pesar de lo que se pueda presentar, lo que representan 90 proyecciones y más de 15 talleres en solo tres días de desarrollo del festival, son muestra de que hay gente dispuesta a seguir trabajando y proponiendo nuevos horizontes que alcanzar.

En palabras de la propia Karina, vemos esa “evolución” de la que fue testigo Mérida este año: “Nosotros arrancamos este festival con el eslogan ‘Vaya al cine, compre su ticket y vea cine venezolano’, y recuerdo que para ese tiempo las personas no iban a las salas de cine a eso, pero con la promoción, con el ruido, la gente empezó a interesarse, tanto así que 3 años después tuvimos una película con 3 millones de espectadores, como lo fue La hora cero, hoy en día las películas van desde 700 mil hasta 1,5 millones de espectadores, o sea que evidentemente, con las políticas del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), el impulso que el festival le ha dado al cine, la cantidad de prensa y divulgación que tenemos, que es una de nuestras prioridades, y los encuentros con los estudiantes de todas las universidades, creo que, hoy en día, el llegar al público es como una prueba superada.”


El futuro del área audiovisual en el país es algo que no se puede predecir, pero el camino tiene un portal prometedor, y encuentros como este festival son los que permiten que el ancho y el largo de esta ruta, difícil pero satisfactoria de construir y recorrer, se expandan cada vez más, descubriendo e innovando el qué y el cómo se cuenta, se muestra y se vive la experiencia cinematográfica, desde la realización hasta la recepción del público. Las nuevas generaciones tienen algo que contar, y las más experimentadas tienen algo que enseñar, y el festival de Mérida es un lugar para que todo esto siga siendo posible.

Ingresa a:
                  Fundearc
                  Lulo Motion

Páginas: Fundearc
               Lulo Motion

miércoles, 17 de junio de 2015

Por Lisseth Rivero

            Por la baja estatura, delgado, color de piel blanca y un acento extranjero (posiblemente argentino), se distingue a Luciano Taffetani, quien impartió el taller “Hacia una experiencia más inmersiva” en el marco del Festival de Cine Venezolano 2015, en Mérida.

            Se apagan las luces en la sala, la gente disminuye el volumen de la voz y aparece una proyección con el logo de Dolby. “El cine es un binomio entre arte e industria”, comienza diciendo Taffetani en su ponencia, la franquicia ha mejorado a nivel de proyección, gracias a las novedades tecnológicas que se implementaron como el 3D y 4D en las salas.

            Dolby Atmos nace como una propuesta para trabajar un audio cercano a las sensaciones, que se base objetos y no canales (como se presenta el formato estéreo), con una precisión sonora. De manera que el sistema 7.1, simula un sonido realista (con tonos de agitación y sonidos estáticos).

            Detiene su ponencia para proyectar unos videos donde la presentación de Dolby visión muestra cómo quieren hacer de su modelo un impulso para integrar los diseños a las con  imágenes tan sensoriales que hacen que la lluvia “casi se sienta caer”.

            Dice como punto último que en Venezuela se plantea el proyecto de integrar la primera sala Dolby 5.1 este año, sistema de sonido que también se conoce como Surround, el cual ofrece una optimización de la reproducción sonora.

Fotografía por Lotty Guerra

martes, 16 de junio de 2015

Por Lotty Guerra
María Eugenia “Cocó”. Fotografía: Vía Web - Fundearc.org
El Festival del Cine Venezolano 2015 rindió homenaje a la trayectoria de María Eugenia “Cocó” Jácome, productora y realizadora audiovisual. Cocó transforma los pensamientos y sueños de otros, utiliza un lenguaje que transforma en imágenes, ¡cuántas historias con magia!, con una trayectoria admirable esta productora tiene una sensibilidad especial que ha demostrado a lo largo del tiempo.
En su discurso de agradecimiento, traducido de una manera amena, Cocó expresó siempre estar acostumbrada a estar detrás de cámaras y que fue una sorpresa ser la homenajeada del festival.
Con su cabello en un tono marrón rojizo, pero de corte “moderno”, sus manos tomadas por los años de experiencias y una sonrisa afable se dispone a contestar algunas preguntas sobre su carrera, sentada en el extremo de la mesa de un restaurant, María Eugenia Jácome nos platica sobre su camino en el cine.

¿Cuál ha sido su mejor experiencia todos estos años trabajando en el cine?

Bueno, tengo que hablar un poco de algunos comienzos importantes, yo me enamoré del cine prácticamente desde que nací, por la misma sensibilidad que tienes empiezas a darte cuenta  de que todo está lleno de imágenes, yo decidí irme a un lugar a hacer documentales de guerra, por ahí empecé. Me fui enamorando cada vez del ser humano, de toda la capacidad que tenemos de dar con nuestro cuerpo, nuestra inteligencia, sobre todo el venezolano que es un ser tan hermoso. Después de esa experiencia de guerra que no fue en Venezuela sino en otro país, vine a hacer películas, la primera película que hice, luego de esa experiencia, fue “Macu, la mujer del policía, la hice como asistente de producción y comenzó mi carrera cinematográfica.

Definitivamente, el cine es una pasión y es como una militancia con la vida, todo lo que te produce el cine como ser humano; te da metodología, te concentra, te llena de vida, fue así como dije: “de aquí en adelante yo lo que quiero es hacer esto”. He tenido varias experiencias y la última experiencia que he tenido más enriquecedora fue hacer “Libertador”, yo tengo mucho tiempo con Alberto Arvelo (Beto para los amigos), soy productora con él en otros proyectos y cuando me habló de “Libertador”, hace nueve años, hicimos un team. Pasaron muchos años en cuales cada quien hizo lo que tenía que hacer, y luego Alberto me llamó el año antepasado para decirme: “Coqui (a mí me dicen Cocó) no hago Libertador, si no estás conmigo”. Y eso para mí fue un honor enorme, una producción de esa naturaleza, te hablo de esta película porque ha sido un poco cuestionada por el tema del dinero, y creo que es injusto en un sentido muy laboral como producción porque son películas con mucha exigencia, donde cualquier detalle te puede tomar la película. Beto tuvo años armando esta película en la que dio su vida y todo su ser por ella, creo que se merecía todo lo que hicimos por la película, toda la gente que lo apoyo no solo de Venezuela sino de otros países. Bueno, eso es lo que tenemos que aportar, hacer trabajos dignos y buscar no perder los sueños y no importan las críticas. Seguir adelante, eso es a lo que yo apuesto en esta generación.

La última película que hice fue “Hijos de la Sal”, una experiencia maravillosa en una locación que iba con todos los pronósticos de viento, no había Internet, no había nada, estábamos en la nada, y logramos un proyecto tan hermoso con puro amor y militancia, creyendo en lo que hacíamos y esas son mis últimas dos experiencias.

Anteriormente, el cine venezolano se desarrollaba más de una manera empírica, pero actualmente los jóvenes se están especializando, ¿qué puede decir usted que la anterior generación le dejó a esta nueva generación que viene con las bases de escuelas?

Le abrió los caminos definitivamente, muchas personas con las que yo he hablado de mi generación comenzaron lavando baños para lograr entrar a un set, se lo tenían que ganar y lavaban baños con aquella dignidad. Ahora toda esta nueva generación tiene todo como armado, pero acuérdate de algo, el medio del cine es tan mágico que es matemático, si la persona no funciona el mismo medio te saca, por eso, creo que a pesar de que se tiene toda la plataforma para que los jóvenes hagan cosas que a nosotros nos costó mucho, hay que hacerlo de verdad con amor, creyendo lo que uno hace, si no chao, te sacan.

lunes, 15 de junio de 2015

Por Lotty Guerra
Carlos Caridad Montero. Fotografía: Vía Web - Fundearc.org
Carlos Caridad Montero, nacido en Maracaibo (Venezuela), estudió en la Universidad del Zulia y en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba (http://www.eictv.org/). Su trabajo se ha expandido internacionalmente gracias a sus cortometrajes, los cuales se han mostrado en festivales internacionales como Cannes, Bilbao y São Paulo, Clermont-Ferrand, Mannheim, entre otros. Ganó el Festival Nacional de Cortometrajes Manuel Trujillo Durán (2004), en Maracaibo, con el cortometraje “Nocturno”; en el 2010, con “Más allá del valle de la Silicona”, en el Festival Internacional de Cine de Morelia. Premio Cinépolis al Mejor Proyecto Latinoamericano, Morelia LAB, entre otros premios. Es el director del largometraje de tragicomedia venezolano “3 Bellezas”,  el cual ganó Mejor película, Mejor dirección, Mejor guión en el Festival de Cine Venezolano de Mérida este año.

En esta oportunidad Lotty Guerra (corresponsal del Masato Cultural) se sienta el día de la premiación del Festival de Cine Venezolano en Mérida a platicar con Carlos Montero sobre su trabajo. Con una simpatía particular Montero se sienta en una silla color crema,  responde a las preguntas de forma natural, sin titubear, se muestra como una persona cálida que finaliza la entrevista con un apretón de manos y un abrazo amistoso.

¿Esperaba ganar tantos premios en la premiación del Festival?

No, para nada. Yo había dicho durante todo este festival que yo suelo venir para estas cosas con muy baja expectativas, nunca me formo una gran expectativa de lo que va a pasar y siempre me trato de mentalizar diciendo: “bueno, primero la película no le va a gustar a nadie y, segundo, no me voy a ganar ningún premio”; si le gusta a dos personas, ya para mi es una ganancia, y si gano un premio, es una ganancia increíble. Esta vez, de verdad, no me esperaba que iba a pasar, yo quería que ganara Diana Peñalver, la protagonista de la película, a mejor actriz como sucedió, quería ganar el premio del guion, y cuando lo gané yo ya me sentía satisfecho, yo pensaba que a partir de ahí ya ganaba “Dauna”, pero nunca pensaba que iba a pasar lo que pasó.

¿Trabajar con su equipo fue algo que usted buscó o simplemente llegó a ese equipo por otros medios?

Yo busqué a la gente, e inclusive el casting prácticamente lo hice yo, salvo los niños y uno que otro director de casting que conseguí, pero de resto duré mucho buscando la gente.

Se ha visto años atrás que el cine venezolano ha tenido un aprendizaje muy empírico, es decir, la vieja escuela no había tenido una formación como tal académica, sino era un número de personas que tenían muchas ganas de hacer cine y lo hacían empíricamente, se reunían y se esforzaban por hacer una película, pero actualmente la nueva escuela se está formando académicamente en el cine, ¿usted qué piensa acerca de eso?

Yo soy partidario de la nueva escuela, aunque lo empírico está bien después de que tú te formes, pues, el cine es muy complicado. Yo soy partidario de que el cineasta o cualquiera que esté involucrado en el proceso creativo tenga otras carreras, por ejemplo, yo soy partidario de que el productor o es economista o es ingeniero, sobre todo ingeniero, o el pos-productor porque piensan en cómo armar el flujo de trabajo, si son economistas mejor, ya que piensan cómo hacerlo para que sea más barato.  Soy de la opinión que el director debe estudiar Filosofía y Letras, por ejemplo; el guionista, también, debe estudiar Filosofía y Letras y, además, debe estar leyendo novelas desde los ocho años mínimo y luego lanzarse a lo empírico, al aprendizaje en campo más que a lo empírico, pero sí, creo que deberían tener una formación más sólida en ese sentido.

¿Qué ha aportado el cine venezolano en los últimos diez años a Venezuela?

El cine venezolano en los últimos diez años ha aportado la diversidad, la calidad y una cosa muy importante: ha reconstruido la relación con el público, una relación que se perdió en los años 90. Esas tres cosas son fundamentales para lo que está pasando ahorita, además de la calidad a niveles internacionales. Estamos construyendo un cine venezolano y está ya casi construida la cinematografía venezolana.

¿Cuál fue el reto más grande que tuvo al hacer “3 bellezas”?

Conseguir el tono de la película, ese tono que a veces tú te ríes, pero te da vergüenza reírte, o piensas que no te deberías reír, o estás como asustado, pero a la vez quieres reírte y te da pena, eso era lo que buscaba, que la gente soltara la carcajada pero que después se sintiera avergonzado de la carcajada que soltó, fue muy difícil, después de  17 versiones del guion,  fue trabajo con los actores, con el director de fotografía, fue complicado, y creo que se ha logrado bastante.

domingo, 14 de junio de 2015

Por Lotty Guerra
Fotografía: Carlos París Producción: Omar Mesones. Serie auspiciada por el CNAC
Raúl Chamorro Guerra, caraqueño pero con descendencia andina, estrenó este año 2015 su opera prima “El Desertor”, que llenó taquilla en los cines venezolanos. Esta película es un drama que narra la historia de amor de dos jóvenes, Julián y Sagrario, quienes deben superar las más duras dificultades para defender su amor. Chamorro participó en el Festival de Cine Venezolano de Mérida 2015 y demostró su talento como director.

En medio del apogeo del festival, en un entretiempo, Raúl Chamorro, con su cabello particularmente rebelde de color blanco, sus anteojos que lo hacen ver intelectual, con su voz suave y elegante responde a la corresponsal del Masato Cultural unas breves preguntas.

¿Por qué se enfocó en buscar el talento de los Andes?

“El desertor” cuenta una historia andina y el cine tiene que ser veraz, tener verosimilitud, ser creíble, entonces, si es una historia que ocurre en los Andes venezolanos, la gente tiene que ser andina, toda su gente. Toda la planta actoral profesional es de los estados andinos, Táchira, Mérida y Trujillo, luego en el pueblo de Jajó hicimos un casting en donde participaron muchas personas del pueblo, más de 300 personas, y escogimos algunas que tenían habilidades histriónicas, que no eran actores pero tenían habilidades; las preparamos para hacer pequeños papeles que nos ayudaran a darle esa riqueza a la película, por ejemplo: el policía y la mejor amiga de Sagrario son gente de la comunidad,  tú ves la película y no puedes pensar que no son actores, tienen esa naturalidad, por eso, decidí trabajar con talento andino porque la película es una película que ocurre en los Andes. A mí lo que me interesa en el caso de “El Desertor” es la historia, me interesa contar historias humanas, entonces, no estoy apoyándome en un talento reconocido en toda la película. Encontré una cartera de actores increíble en Mérida, Trujillo y  Táchira, como John Toro Caballero, que es tachirense, entre otros.

¿Qué podría decir usted que cambió en el cine actualmente en Venezuela que antes no había? El cine de Venezuela fue muy empírico, la vieja escuela le está dejando todo el conocimiento a los jóvenes, pero los jóvenes actualmente se están formando con conocimientos de aula, bases institucionales, en cambio, la vieja escuela se formó empíricamente. ¿Qué cree usted de ese nuevo cine venezolano entre la hibridación de la vieja escuela y la nueva escuela?


Primero que el cine venezolano está abordando temáticas diversas, hay películas que abordan temáticas distintas como “El Desertor”, “Paquete 3”, “Liz en Septiembre”, se ha abierto el abanico, se está apuntando a un país, cada realizador con libertad de expresión, de creación. Creo que las nuevas generaciones tienen una ventaja porque yo creo en la escuela, creo que para romper las reglas hay que conocerlas y que mientras más preparados y más disciplinados sean nuestros jóvenes, y vayan aprendiendo el oficio en la academia, vamos a hacer mejor cine. A los que les tocó ser empíricos los respeto y los quiero mucho, se hicieron grandes cosas, pero creo que esta generación tiene sus ventajas. Yo no soy un empírico, estudié en la American Film Institute en los Angeles (http://www.afi.com/), hice la pasantía aquí en la ULA con el Departamento de Cine, después me fui a los Estados Unidos y egresé de la American Film Institute. Creo que los jóvenes que se están formando hoy le llevan una ventaja a esa generación empírica, hay que trabajar, hay que estudiar y hay que hacer, se aprende haciendo. 

martes, 9 de junio de 2015

Por Ángel Zambrano

Terminaba de abrochar los botones superiores de mi camisa, mi cabello por fin parecía tener buen aspecto y mi cámara se encontraba cargada, hice entonces una llamada telefónica a mi amiga Marian, para confirmar a qué hora pasaría buscándome en taxi; entre risas me confiesa haberse perdido y de tener a un estresado conductor dando vueltas en las cercanías de mi casa, de esa ordenada manera, empezaba a moldearse aquel sábado 02 de mayo por la noche. 

Ya estando listo, disfrutaba de una leve llovizna mientras esperaba en el umbral de mi casa, el reloj estaba por marcar las 7:50 p. m. y mi compromiso daba inicio a las 8:00 p. m. Bueno, así lo señalaba el afiche del evento al que asistiría, este tuvo por título “Glitch” (entiéndase el término informático como un error de programación), a efectuarse en la Quinta Lis. Se trataba de la apertura a una exposición de arte con la presentación de diversos performance. Tras el pasar de cinco minutos más, el taxi finalmente se encontraba frente mis pies, tratándose de mí, se estaría hablando de una hora de salida digna, prácticamente impecable. Ya en el auto, Marian con una tímida sonrisa me advierte que la carrera del taxi sería más costosa de lo estipulado. “Bueno, tenemos viáticos” pensé al tiempo que dibujaba una sonrisa, y le dije que no había problema, mientras agradecía internamente a nuestra mecenas.

Durante el camino al lugar Marian se veía entusiasmada, más de lo que esperaba: “¡¿Y cómo es?! Siempre he tenido curiosidad por ir”, fue una de las frases que recuerdo haber escuchado en el auto, como solo había ido una sola vez al lugar, no podía asegurarle mucho sin ir más allá de lo que había observado, le respondí sin más, con un “Es bonito, a mí me gusta”, mientras distraído me dejaba llevar por las luces citadinas que se fundían en las gotas de lluvia reflejadas en la ventana del taxi, luces que por un instante se vieron esfumadas, pues había racionamiento eléctrico en la zona  donde se ubica la Quinta Lis.

Faltaban 15 minutos para las nueve de la noche, en penumbra nos recibió una silueta que parecía ser del encargado de resguardar el portón del lugar, tras de él, se asomó otra silueta de menor tamaño y de ropa aparentemente más colorida, era Joséantonio Sánchez, dueño de la quinta, recibiendo con gusto a quien asistía; al vernos, nos saludó de manera cordial, y bromeó diciendo: “Bueno, vivamos una velada a la luz de la luna, mientras llega la electricidad”, debo resaltar que la luna tenía un aspecto encantador aquella noche, luna llena y de un blanco increíblemente pulcro.

Saludamos al entrar a un pequeño grupo de personas, noté a mi derecha una gran tela traslucida e instrumentos y a mi izquierda unos curiosos cuadros, podía apenas apreciarlos, pues la casa estaba adornada por el albor de varias velas que combatían la obscuridad. Nos sentamos en una de las mesas alumbradas naturalmente por el satélite y fluyó una conversación amena, pedí una cerveza y Marian pidió un té de especias, mientras me parecía risible el contraste de nuestros pedidos, ella admitió disfrutar del té; conversamos y confesamos planes de vida mientras saludábamos algunos conocidos que pasaban a nuestro lado al tiempo que esperábamos la llegada de la luz, entre ellos, a Kevin Corredor, que saludo de manera enérgica, como su personalidad lo permite.

Tras una hora y media de charla aproximadamente, la electricidad se hizo presente, haciéndonos percatar que ya no conformábamos un pequeño grupo quienes estábamos ahí, el aforo aumentó a una cantidad satisfactoria de personas, dejamos pasar unos minutos más, concentrados en nuestra conversación, al levantarnos de la mesa, me separé de Marian, quien charlaba con sus conocidos del grupo Puropie, me dirigí a saludar a Oscuraldo, artista plástico de estimable trayectoria, me comentó que estaría encargado del bodypaint (pintaría a Dayana Duarte, una integrante de Puropie, para su performance), me señaló una pintura compuesta por ramificaciones que terminaban en ojos, un estilo “lovecraftniano”, a mi parecer, justo al terminar la conversación, los asistentes se dirigieron a la sala, seguí la corriente. ¡Pero si es que la tela seguía ahí! La banda invitada terminaba sus preparativos detrás de ella, no puedo negar lo curioso que esto me tenía. Saqué mi cámara y me dispuse a tomar unas cuantas fotos. En un punto, me dirigí a Joséantonio, para presentarme cordialmente como cronista del Masato Cultural, me recibió nuevamente con una actitud cortés.


Alrededor de las 11 p. m. Joséantonio tomó un micrófono y presentó la programación, dio gracias a los artistas, habló un poco sobre ellos, contó sobre la historia de la Quinta, y relató sobre la relación que tuvo con sus padres; se veía muy comprometido con el arte. Me tomé un rato para apreciar las obras de arte que formaban parte de la exposición “Glitch”, tomé interés por las obras de Angeluz, no sabía nada de esta artista, ya conocía el trabajo de Calavera; asimismo, mientras la banda terminaba de prepararse tuve un rato para divertirme, charlé y bromeé junto con Marian, la profesora Liz Pérez (es menester mencionar la resaltable visión crítica y amor por la danza que posee esta artista) y Anger Montilva, otro integrante de Puropie. Volví a visitar el rincón de Oscuraldo y Dayana para apreciar el proceso, mucho más avanzado, podía apreciar cómo la obra plasmada en el cuerpo de la joven bailarina también tomaba este aspecto que tanto me recordaba a Lovecraft. De vez en cuando compartía alguna “broma fotográfica” con Kevin.



Sin tiempo que perder, fueron apagadas las luces y Eoncircus, banda que daría forma al alma que portaba la noche, empezó a tocar, simultáneamente una diapositiva de figuras geométricas y colores psicodélicos empezó a proyectarse sobre la delgada tela que les separaba del público, una idea escenográfica tan simple y efectiva como plausible, pude percibir en sus composiciones un género experimental meramente, se dedican a interpretar música instrumental, no puedo definirlo de otra forma, enfoqué mi atención en la técnica de la guitarra y el bajo, pues observé mayor protagonismo en su composición para estos dos instrumentos, compartía comentarios con Alvaro Smith, baterista de Valeria y amigo de la Quinta Lis.


El cronograma transcurriría de manera corrida, apenas terminó el protagonismo de Eoncircus, vendrían a musicalizar la poesía que pasarían a recitar Oscar Vivas, Aracely Flores, Porfirio Parada y Eduardo Fernández, cada uno se tomó de tres a cinco minutos, debo admitir que tengo un peculiar gusto por el recitar de Aracely, me recuerda un poco a la voz criolla que aún grita ser escuchada, si lo puedo definir de alguna forma, la banda acopló un estilo melódico distinto para cada poeta, un elemento que pude apreciar con gusto. Tras finalizar el segmento de poesía, hubo una pausa no muy prolongada, que podría definir como el “fin de la primera etapa”. Los integrantes de Puropie se estaban preparando, mi infaltable ansiedad tomó mis nervios, pues la danza contemporánea me parece la forma más directa en la que el hombre se puede tornar arte, siendo el mismo la expresión.

Un silencio abrigó a los presentes y todos dirigieron sus miradas al patio de la Quinta, donde Anger Moncada yacía de pie, sin prendas superiores y con un pantalón beige, los más observadores podían percatarse de que la profesora Liz Pérez se encontraba al otro extremo de Anger, de pie como él, moviendo sus brazos muy despacio, como él. 


Puropie se estaba haciendo sentir, eran Liz y Anger dando forma a una coreografía en dúo, se sentía fluida, pero firme ¡Cómo amo la danza!, su trayectoria les llevó al interior de la casa, donde Eoncircus ejecutaba una composición perfecta ¿estaba ante una sinestesia?, me apresuré a ingresar cuando mi delgado cuerpo fue insuficiente para crear espacio y se me bloqueó la entrada por el resto de los espectadores. En mi vida, no había sentido mi estatura insuficiente hasta ese momento. El resto de integrantes de Puropie se acoplaba a la coreografía, y si lo que podía distinguir entre las personas que obstruían la vista a través de las ventanas eran sus siluetas, ya estaba siendo afortunado, pude observar movimientos rápidos y fluidos, además de una coordinación exacta con la música.

Al finalizar, entre los bulliciosos aplausos que se apagaban lentamente, fui llamado por unos amigos, quienes me pidieron el favor de que les tomara una fotografía, pude ver como se despejaba la entrada por un leve momento, me sentí confiado entonces, sin embargo, siguiendo la modalidad de presentación continúa, llevada a cabo en el evento, la próxima en entrar a escena, en seguida, era Dayana Duarte ¡La vi siendo pintada! Sentí una peculiar responsabilidad por esto. ¡No podía perderme esto! Rápidamente busqué hacerme un lugar, sin conseguir lamentablemente algo mejor que un espacio entre las personas que se me adelantaron en la entrada de la morada, su presentación tuvo una duración aproximada de cuatro minutos, el bodypaint de Oscuraldo parecía formar parte de sus movimientos, debo admitir que Puropie posee un enorme talento, talento destacable dentro de este esta región. Una vez más, llovieron aplausos, Eoncircus cumplió con un excelente trabajo ambientando cada coreografía.

El entorno poco a poco se atenuaba, el contexto empezaba a sentirse descansado, Marian empezó a mostrar agobio por exceso de tranquilidad y falta de programa, su cara exhausta, de una cronista agotada y post día ajetreado, me causó gracia, por tal motivo, le bromeé un poco, insinuándole el hecho de que se podía dormir, era aproximadamente la 1:40 a. m., me dediqué un rato a bromear y a compartir, jugué un rato con el tomar fotografías en grupo, admito haberme divertido de manera desbordada en aquel momento. Recibí una llamada por parte de un grupo de amigos, advirtiéndome de lo joven que era la noche y preguntándome qué planes nos aguardaban, invité a Marian, lo cual la despertó de golpe. Se dirigió a Joséantonio y se despidió.

No esperamos mucho tiempo, un auto nos esperaba fuera de la quinta, nos íbamos satisfechos tras consumir arte bien ejecutado, ¿a qué puedo referirme con bien ejecutado? Seres humanos se expresaron con éxito aquella noche, nos hicieron sentir su mensaje, su trabajo, y con agradecimiento, alabo su labor. Un rato que amaría repetir, esta vez sin perderme ni un solo segundo de performance.

lunes, 8 de junio de 2015

Por Brendy Briceño
Integrantes de la banda Veneno Hill

Veneno Hill es una banda tachirense producto del compromiso y la dedicación de cuatro jóvenes melómanos: Arlex Castañeda (vocalista), Danny Pelay (guitarrista), Marlon Molares (baterista) y Daniel Acevedo (bajista).

El proyecto surge a principios del 2013, por la idea de varios de sus miembros, quienes pretendían, mediante la música fuerte, lograr un mensaje para quienes escucharan sus canciones. La banda de rock estrenó su primer video oficial bajo la dirección de Jesús Chacón, después de largos días de trabajo, para lograr una gran propuesta audiovisual.

Cerca de las 4 p. m., dos de los integrantes asistieron a la entrevista, quienes con mucha amabilidad me recibieron en un café. Una vez ubicados y cómodos, comenzamos a platicar.

¿Cuáles fueron sus primeros inicios?

- Danny: Con el proyecto de Veneno Hill comenzamos a incursionar en el Circuito de nuevas bandas 2014, un festival en el cual nosotros participamos por la región los Andes. No resultamos ganadores, pero las críticas fueron excelentes.

¿Por qué el nombre de la banda?

-Arlex: Al momento de elegir el nombre nos detuvimos un poco a pensar y se nos facilitó el hill, pues todos los integrantes vivimos alejados del casco de la ciudad. Y veneno surge porque queríamos un nombre bastante sólido que acompañara al hill. No es un veneno dañino, sino de buena vibra, buena música, letras y composiciones.

¿Cuál es el concepto musical de la banda?

-Arlex: Cuando logramos consolidar la banda ya teníamos bien claro lo que queríamos hacer con respecto al estilo, todos los miembros tenemos influencias muy parecidas con respecto al rock. Veneno Hill es un proyecto de música fuerte, de un buen rock hecho en casa.


¿Alguna influencia musical?

-Somos totalmente melómanos, seguimos muchas bandas internacionales, pero también nuestras bandas nacionales, tenemos esencia de muchas culturas. No nos guiamos solo de una postura.

¿Cómo es el proceso de composición?

-Arlex: Yo compongo las letras, toda la banda la música, la producción es algo complejo. Es por ello que aceptamos las ideas de todos en la banda.

¿Cuál es la inspiración para componer las letras de la banda?

-Arlex: Con respecto a la inspiración no hay algo único, la musa viene de aspectos de la vida, de experiencias. En cuanto a “Opción” es un tema dirigido a todo público que surge por algo más personal: Fue un cambio positivo que tuve en mi vida. El tema es una invitación a hacer las cosas un poco mejor de lo que las estamos haciendo. No son las típicas canciones de amor, pues ya de eso se encargan muchas bandas.

¿Qué otras actividades realizan a parte de Veneno Hill?

-Danny: Ya todos estudiamos, ahora nos dedicamos al trabajo. Casi todos somos comerciantes, pero nuestro hobby principal es la música, ese es el fuerte.

¿Exclusivamente música o también lectura?

-Danny: No todo es música, también leo, me gusta la lectura un poco oscura y sombría, como las de Stephen King, además me gusta leer sobre la astronomía, de un tiempo para acá.

-Arlex: Antes leía poesía, ahora hago mi propia poesía. 

¿Cuándo se estrenó el video “Opción”?

-Arlex: El primero de mayo, y su estreno fue en Youtube.

¿Qué tal la experiencia como banda?

-Arlex: Todo ha salido mejor de lo que pensamos, es una gran experiencia que tiene muchas responsabilidades, más que un hobby, es un compromiso para que salga bien. A veces es difícil lidiar, pero todo se trata de tener dedicación y pasión. Es algo que nos gusta, el poder compartir entre amigos, no esperando la fama, si llega bienvenida sea.

¿Cuál es su concepto de música?

-Danny: La música lo es todo, sin ella la vida sería muy triste, como una película sin soundtrack, sin esa música de fondo. Es simplemente todo lo que me inspira, pues es el mejor acompañante que no pide nada a cambio.

-Arlex: La música es muy importante en mi vida sin ella no puedo estar, necesito siempre tocar, cantar, escribir algo, es mi pasión…

¡Descubre los nuevos proyectos de la banda de rock Veneno Hill!

La banda actualmente está enfocada en promocionar el video del tema “Opción”. Un nuevo proyecto para los cuatro jóvenes es tener listo el segundo promocional antes de que acabe el año. Además, “Habrá una sorpresa por allí”, alega el vocalista Arlex Castañeda.


Si quieres conocer más sobre Veneno Hill, puedes visitar sus redes sociales y disfrutar de todo lo nuevo que traerán próximamente. 



Masato Cultural te invita a disfrutar de su tema promocional “Opción”

Masato Cultural

Espacio de promoción cultural dirigido por estudiantes de la carrera de Comunicación Social, cuyo fin es informar periodísticamente sobre los eventos culturales realizados en el estado Táchira, Venezuela

Contactanos

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *