martes, 9 de junio de 2015

Arte sin glitch alguno

Por Ángel Zambrano

Terminaba de abrochar los botones superiores de mi camisa, mi cabello por fin parecía tener buen aspecto y mi cámara se encontraba cargada, hice entonces una llamada telefónica a mi amiga Marian, para confirmar a qué hora pasaría buscándome en taxi; entre risas me confiesa haberse perdido y de tener a un estresado conductor dando vueltas en las cercanías de mi casa, de esa ordenada manera, empezaba a moldearse aquel sábado 02 de mayo por la noche. 

Ya estando listo, disfrutaba de una leve llovizna mientras esperaba en el umbral de mi casa, el reloj estaba por marcar las 7:50 p. m. y mi compromiso daba inicio a las 8:00 p. m. Bueno, así lo señalaba el afiche del evento al que asistiría, este tuvo por título “Glitch” (entiéndase el término informático como un error de programación), a efectuarse en la Quinta Lis. Se trataba de la apertura a una exposición de arte con la presentación de diversos performance. Tras el pasar de cinco minutos más, el taxi finalmente se encontraba frente mis pies, tratándose de mí, se estaría hablando de una hora de salida digna, prácticamente impecable. Ya en el auto, Marian con una tímida sonrisa me advierte que la carrera del taxi sería más costosa de lo estipulado. “Bueno, tenemos viáticos” pensé al tiempo que dibujaba una sonrisa, y le dije que no había problema, mientras agradecía internamente a nuestra mecenas.

Durante el camino al lugar Marian se veía entusiasmada, más de lo que esperaba: “¡¿Y cómo es?! Siempre he tenido curiosidad por ir”, fue una de las frases que recuerdo haber escuchado en el auto, como solo había ido una sola vez al lugar, no podía asegurarle mucho sin ir más allá de lo que había observado, le respondí sin más, con un “Es bonito, a mí me gusta”, mientras distraído me dejaba llevar por las luces citadinas que se fundían en las gotas de lluvia reflejadas en la ventana del taxi, luces que por un instante se vieron esfumadas, pues había racionamiento eléctrico en la zona  donde se ubica la Quinta Lis.

Faltaban 15 minutos para las nueve de la noche, en penumbra nos recibió una silueta que parecía ser del encargado de resguardar el portón del lugar, tras de él, se asomó otra silueta de menor tamaño y de ropa aparentemente más colorida, era Joséantonio Sánchez, dueño de la quinta, recibiendo con gusto a quien asistía; al vernos, nos saludó de manera cordial, y bromeó diciendo: “Bueno, vivamos una velada a la luz de la luna, mientras llega la electricidad”, debo resaltar que la luna tenía un aspecto encantador aquella noche, luna llena y de un blanco increíblemente pulcro.

Saludamos al entrar a un pequeño grupo de personas, noté a mi derecha una gran tela traslucida e instrumentos y a mi izquierda unos curiosos cuadros, podía apenas apreciarlos, pues la casa estaba adornada por el albor de varias velas que combatían la obscuridad. Nos sentamos en una de las mesas alumbradas naturalmente por el satélite y fluyó una conversación amena, pedí una cerveza y Marian pidió un té de especias, mientras me parecía risible el contraste de nuestros pedidos, ella admitió disfrutar del té; conversamos y confesamos planes de vida mientras saludábamos algunos conocidos que pasaban a nuestro lado al tiempo que esperábamos la llegada de la luz, entre ellos, a Kevin Corredor, que saludo de manera enérgica, como su personalidad lo permite.

Tras una hora y media de charla aproximadamente, la electricidad se hizo presente, haciéndonos percatar que ya no conformábamos un pequeño grupo quienes estábamos ahí, el aforo aumentó a una cantidad satisfactoria de personas, dejamos pasar unos minutos más, concentrados en nuestra conversación, al levantarnos de la mesa, me separé de Marian, quien charlaba con sus conocidos del grupo Puropie, me dirigí a saludar a Oscuraldo, artista plástico de estimable trayectoria, me comentó que estaría encargado del bodypaint (pintaría a Dayana Duarte, una integrante de Puropie, para su performance), me señaló una pintura compuesta por ramificaciones que terminaban en ojos, un estilo “lovecraftniano”, a mi parecer, justo al terminar la conversación, los asistentes se dirigieron a la sala, seguí la corriente. ¡Pero si es que la tela seguía ahí! La banda invitada terminaba sus preparativos detrás de ella, no puedo negar lo curioso que esto me tenía. Saqué mi cámara y me dispuse a tomar unas cuantas fotos. En un punto, me dirigí a Joséantonio, para presentarme cordialmente como cronista del Masato Cultural, me recibió nuevamente con una actitud cortés.


Alrededor de las 11 p. m. Joséantonio tomó un micrófono y presentó la programación, dio gracias a los artistas, habló un poco sobre ellos, contó sobre la historia de la Quinta, y relató sobre la relación que tuvo con sus padres; se veía muy comprometido con el arte. Me tomé un rato para apreciar las obras de arte que formaban parte de la exposición “Glitch”, tomé interés por las obras de Angeluz, no sabía nada de esta artista, ya conocía el trabajo de Calavera; asimismo, mientras la banda terminaba de prepararse tuve un rato para divertirme, charlé y bromeé junto con Marian, la profesora Liz Pérez (es menester mencionar la resaltable visión crítica y amor por la danza que posee esta artista) y Anger Montilva, otro integrante de Puropie. Volví a visitar el rincón de Oscuraldo y Dayana para apreciar el proceso, mucho más avanzado, podía apreciar cómo la obra plasmada en el cuerpo de la joven bailarina también tomaba este aspecto que tanto me recordaba a Lovecraft. De vez en cuando compartía alguna “broma fotográfica” con Kevin.



Sin tiempo que perder, fueron apagadas las luces y Eoncircus, banda que daría forma al alma que portaba la noche, empezó a tocar, simultáneamente una diapositiva de figuras geométricas y colores psicodélicos empezó a proyectarse sobre la delgada tela que les separaba del público, una idea escenográfica tan simple y efectiva como plausible, pude percibir en sus composiciones un género experimental meramente, se dedican a interpretar música instrumental, no puedo definirlo de otra forma, enfoqué mi atención en la técnica de la guitarra y el bajo, pues observé mayor protagonismo en su composición para estos dos instrumentos, compartía comentarios con Alvaro Smith, baterista de Valeria y amigo de la Quinta Lis.


El cronograma transcurriría de manera corrida, apenas terminó el protagonismo de Eoncircus, vendrían a musicalizar la poesía que pasarían a recitar Oscar Vivas, Aracely Flores, Porfirio Parada y Eduardo Fernández, cada uno se tomó de tres a cinco minutos, debo admitir que tengo un peculiar gusto por el recitar de Aracely, me recuerda un poco a la voz criolla que aún grita ser escuchada, si lo puedo definir de alguna forma, la banda acopló un estilo melódico distinto para cada poeta, un elemento que pude apreciar con gusto. Tras finalizar el segmento de poesía, hubo una pausa no muy prolongada, que podría definir como el “fin de la primera etapa”. Los integrantes de Puropie se estaban preparando, mi infaltable ansiedad tomó mis nervios, pues la danza contemporánea me parece la forma más directa en la que el hombre se puede tornar arte, siendo el mismo la expresión.

Un silencio abrigó a los presentes y todos dirigieron sus miradas al patio de la Quinta, donde Anger Moncada yacía de pie, sin prendas superiores y con un pantalón beige, los más observadores podían percatarse de que la profesora Liz Pérez se encontraba al otro extremo de Anger, de pie como él, moviendo sus brazos muy despacio, como él. 


Puropie se estaba haciendo sentir, eran Liz y Anger dando forma a una coreografía en dúo, se sentía fluida, pero firme ¡Cómo amo la danza!, su trayectoria les llevó al interior de la casa, donde Eoncircus ejecutaba una composición perfecta ¿estaba ante una sinestesia?, me apresuré a ingresar cuando mi delgado cuerpo fue insuficiente para crear espacio y se me bloqueó la entrada por el resto de los espectadores. En mi vida, no había sentido mi estatura insuficiente hasta ese momento. El resto de integrantes de Puropie se acoplaba a la coreografía, y si lo que podía distinguir entre las personas que obstruían la vista a través de las ventanas eran sus siluetas, ya estaba siendo afortunado, pude observar movimientos rápidos y fluidos, además de una coordinación exacta con la música.

Al finalizar, entre los bulliciosos aplausos que se apagaban lentamente, fui llamado por unos amigos, quienes me pidieron el favor de que les tomara una fotografía, pude ver como se despejaba la entrada por un leve momento, me sentí confiado entonces, sin embargo, siguiendo la modalidad de presentación continúa, llevada a cabo en el evento, la próxima en entrar a escena, en seguida, era Dayana Duarte ¡La vi siendo pintada! Sentí una peculiar responsabilidad por esto. ¡No podía perderme esto! Rápidamente busqué hacerme un lugar, sin conseguir lamentablemente algo mejor que un espacio entre las personas que se me adelantaron en la entrada de la morada, su presentación tuvo una duración aproximada de cuatro minutos, el bodypaint de Oscuraldo parecía formar parte de sus movimientos, debo admitir que Puropie posee un enorme talento, talento destacable dentro de este esta región. Una vez más, llovieron aplausos, Eoncircus cumplió con un excelente trabajo ambientando cada coreografía.

El entorno poco a poco se atenuaba, el contexto empezaba a sentirse descansado, Marian empezó a mostrar agobio por exceso de tranquilidad y falta de programa, su cara exhausta, de una cronista agotada y post día ajetreado, me causó gracia, por tal motivo, le bromeé un poco, insinuándole el hecho de que se podía dormir, era aproximadamente la 1:40 a. m., me dediqué un rato a bromear y a compartir, jugué un rato con el tomar fotografías en grupo, admito haberme divertido de manera desbordada en aquel momento. Recibí una llamada por parte de un grupo de amigos, advirtiéndome de lo joven que era la noche y preguntándome qué planes nos aguardaban, invité a Marian, lo cual la despertó de golpe. Se dirigió a Joséantonio y se despidió.

No esperamos mucho tiempo, un auto nos esperaba fuera de la quinta, nos íbamos satisfechos tras consumir arte bien ejecutado, ¿a qué puedo referirme con bien ejecutado? Seres humanos se expresaron con éxito aquella noche, nos hicieron sentir su mensaje, su trabajo, y con agradecimiento, alabo su labor. Un rato que amaría repetir, esta vez sin perderme ni un solo segundo de performance.

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Masato Cultural

Espacio de promoción cultural dirigido por estudiantes de la carrera de Comunicación Social, cuyo fin es informar periodísticamente sobre los eventos culturales realizados en el estado Táchira, Venezuela

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