domingo, 31 de mayo de 2015

Por: Jesús Baclini

Fuente: lanacion.com.ve

Por Mari Salvestrini (estudiante de Diseño de Modas)
Colaboradora de Masato Cultural

“Lógicamente, un requisito previo necesario a la construcción de la tabla periódica era el descubrimiento de un número suficiente de elementos individuales, que hiciera posible encontrar una pauta en comportamiento químico y sus propiedades. Así como el descubrimiento de elementos nuevos”. (Texto tomado de @Oreganobg en Instagram).

Hace más de un mes me encontré con una promoción de este evento mientras revisaba mi Instagram, en ese momento se me vinieron montones de ideas a la mente: Una imagen oscura en la cual contrastaban flores blancas y unas palabras que llamaron de inmediato mi atención, Botanical Match. Para ser franca, en ese instante no entendí lo que significaba, pero había algo que intrigaba mi sed de conocimiento, algo que despertó mi curiosidad, necesitaba saber de qué se trataba ese asunto. Otras marcas empezaron a unirse a este spam intrigante que solo me confundía más, no lograba darle sentido; por esos días conocí a Paola Zambrano, una de las mentes detrás de Orégano, le pregunté, pero ella no fue concreta, me dio muchas vueltas antes de darme a entender de qué se trataba, sin decirme nada directamente, me lo dijo todo: los creativos de la ciudad se estaban movilizando, o como suele decirse “activándose”. 

No pudieron definirlo mejor. Se trataba de una mezcla de elementos, aparte unieron #Lacremedelacreme del talento venezolano y formaron una “especie” creativa. Como en la Botánica, encontraron los elementos necesarios para conseguir uno nuevo. El ambiente era bastante acogedor, había muchísima gente; a los diseñadores a quienes les preguntaba sobre la respuesta del público, me decían que no paraban de llegar consumidores. Paola me comentaba, minutos más tarde, que quería lograr un spam tan grande que toda la ciudad se enterara de que el sábado 30 de mayo encontraría a sus marcas favoritas, podría ver las propuestas y conocer a los genios que se esconden detrás de ellas. 

Todos los participantes fueron receptivos. La amabilidad se sentía desde la entrada hasta la salida. Marcas tachirences como Violett, Clivus, Boconas, Pupilarte, Beaü Fashion & Café, Masato Clothing, Mali Sweater, Nativo, Imagine… y marcas nacionales como: Fafi Design (Henna artista), Espacio Anana, Espectro, Nawis... ¡Todas en un solo sitio! Es increíble lo que estas marcas han logrado. Me llena de orgullo el pensar que en mi país hay tanta gente creativa y con talento. Esta juventud que me llena de alegría, personas que salen adelante haciendo lo que más les gusta, apasionadas y felices. 

El evento cumplió mis expectativas. La idea fue brillante; los organizadores lograron desarrollarla de la mejor forma posible, a pesar de que ese día en la ciudad había otras actividades que demandaban la atención de sancristobalenses. Espero que esto sirva de motivación para que se siga promoviendo el talento emergente en Venezuela.

Stand de Clivus  / Fuente: fotografía de @maca4296
La créme de la créme / Fuente: fotografía de @maca4296
Las espectaculares figuras de Espectro / Fuente: fotografía de @maca4296
Stand de Masato Clothin  / Fuente: fotografía de @maca4296
Stand de Boconas y Nativo /Fuente: fotografía de @maca4296
Stand de Violett / Fuente: fotografía de @maca4296

sábado, 30 de mayo de 2015

Por Lisseth Rivero y Lotty Guerra

Jesús González, publicista, fotógrafo y creador de Masato Clothing, nos relata sobre su línea de diseño 100% venezolano. En esta ocasión Lisseth Rivero y Lotty Guerra (corresponsales del Masato Cultural) se sientan a platicar con Jesús acerca de su travesía como talento emergente en el mundo del diseño. 

Jesús abre la reja de su residencia y con una actitud enérgica nos invita a pasar, estando ahí nos sentamos frente a un comedor de vidrio grueso, seguido de una amplia ventana que dejaba entrar algunos toques de luz. Las bromas informales y el compartir ideas iban y venían haciendo de este encuentro un momento armónico. En varias ocasiones la entrevista se desviaba del tema, es, sin duda, una persona cálida, hablamos de su marca y pudimos disfrutar de sus anécdotas. 

¿Cómo se inició Masato Clothing?

Esto se inició en una conversación de dos amigos que estaban hablando de hacer una marca de franelas con nuestros propios diseños y venderlas; impulsar los Andes, el Táchira, ese fue como el inicio de todo, vender los Andes, mantenerlo siempre en alto. 

¿Quiénes conforman la marca?

Masato es Jesús González –sentencia, mientras deja escapar una sonrisa–. 

¿De dónde provienen las ilustraciones?

Para las ilustraciones voy a usar en todo momento a artistas venezolanos. En esta ocasión, María Solías es amiga mía, fue la que hizo las ilustraciones recientes. Va a ir variando, el primero de junio saldrá una ilustración de Pato, una diseñadora de Caracas. Para julio, una de Miguel Devia, un ilustrador tachirense, actualmente residenciado en Mérida. Entre agosto y septiembre tengo pautada una ilustradora de Maracaibo y otra de Punto Fijo. Quiero usar solo diseños venezolanos porque confío plenamente en la elaboración de autor, y también espero pronto sacar una edición especial que refleje al Deportivo Táchira.

Fotografía: Lotty Guerra
¿Tienes influencia cultural?

Sí, totalmente, “soy más andino que la vida” (risas).

¿Crees que como latinoamericanos tengamos una identidad y se refleje en el diseño?

Claro, está Cruz‐Diez que es como “el papá” en esa rama de arte, pero hoy en día hay más gente que hace prendas, las cuales van desde un collar hasta una casa, y eso ya es diseño venezolano; es decir, lo que abarca el proceso de crear, ya sea arquitectura, diseño de interiores, diseño de ropa… Creo que Masato Clothing también tiene identidad, por ejemplo, en las camisas está plasmado un oso frontino, el cual es autóctono de los Andes; también hay ilustraciones que reflejan a San Cristóbal y la gente se da cuenta de que es Táchira por sus características montañas y la neblina que simboliza el frío. 

Fotografía: Lotty Guerra
¿Masato Clothing, aparte de camisas y agendas de notas, tiene otros productos?

Más adelante pienso sacar camisas de vestir y crop tops de mujer, también monederos. Estoy en busca del material aún. Lo estoy planificando y creo que es posible hacerlo, “voy pa´ allá, pues” (risas). Masato no es solo ropa, yo soy publicista, con esta marca introduzco fotografías, ilustraciones, diseño gráfico, diseño motion, entonces, todo lo facturo bajo este nombre, que es la marca registrada.

Eres fotógrafo, ¿quieres aunar este trabajo al de fotografía?

No, es otro asunto. Este es como un sueño mío, hace años veía una marca de ropa venezolana, Guaipao, que siempre usaba y me preguntaba: si estas personas hacen eso, ¿por qué yo no puedo hacer mi propia ropa? Me lo propuse hace tiempo, mi amigo y yo empezamos con la idea, pero él se fue por otro lado y yo seguí con Masato Clothing.

¿Tienes influencias?

Sí, Guaipao fue una marca venezolana que me inspiró, proveniente de Maracay, creo, y el estilo de ellos es surfista, “playero”. Yo quiero desarrollar mi temática que se vea andino todo, que la gente lo mire y asocie el diseño con montaña, frío.

¿Son textiles propios? ¿De dónde provienen los textiles para la elaboración? 

Yo compro las telas, las corto y las mando a confeccionar con un patrón propio. En las próximas camisas voy a cambiar el diseño del cuello, haré otra colección en ilustraciones y corte de ropa. En las primeras franelas utilicé un material que es 75 % poliéster y 25 % de algodón, pero ahora voy a pasar a un material de 50 % poliéster y 50 % algodón. 

¿En qué fecha iniciaste este proyecto?

En septiembre de 2014. 

Fotografía: Lotty Guerra
Cuéntanos sobre tu presentación en Botanical Match

El evento tiene como dos meses rodando por ahí, va a ser un mercado de diseño que organizó Orégano para mostrar la crème de la crème venezolana, buscó a los mejores diseñadores del país, a criterio personal de ellas. Las camisas de esta temporada las saqué hace menos de un mes, y Maga, la dueña de Orégano, me pregunta: “¿Quieres participar en el evento?” Y yo dije: “Bueno” (deja escapar una sonrisa). No tengo ni idea de lo que va a pasar el sábado, es la primera vez que hago algo así, participar en un bazar. Algunas de los diseñadores que participarán son panas míos, Boconas, Lussi Lu. Es finísimo que estemos ahí todos. Va a tocar la banda Joudy ju, estará buenísimo (se le escapa una risa).

Los invitamos a seguirlos en sus redes sociales:

Facebook: Masato Clothing

Instagram: @masatoclothing

Por Lisseth Rivero

William José Cacique Toro es el artista detrás de José y el Toro, un chico de 20 años, con un tono de piel pálido, de cabello negro, gafas redondas, una sonrisa afable en su rostro y amante del café bien oscuro sin la intervención del azúcar.

¿Cómo nació José y el Toro?

Con un puñado de canciones que se formaron sin saber qué eran, sin saber si tenían relación una con la otra a nivel musical ni de letra. “Me sentaba en el porche, en mi cuarto, y ahí salían canciones sin saber qué significaban”, comenta este solista, quien ya tiene experiencia en el mundo musical, pues forma parte del grupo Übercafé como vocalista.

-El género de tus canciones lo defines como folk, cuéntanos sobre esto (a lo que él sentado en un espacioso sofá marrón, y una taza blanca entre sus manos responde). Hace referencia a un tipo de género folclor, pero de Estados Unidos, que se identifica por la sonoridad acústica y se caracteriza por voces y no muchos elementos. También lo llama a veces neo-trova, debido a que este género se apoya en las letras y, para él, son importantes las mismas porque fusiona bien la canción con la letra; una especie de lenguaje poético, precisa Cacique.

¿Cómo es el proceso creativo de las canciones?

Primero se crea la música y luego con base en este hago la letra, así están mis primeras tres canciones. Aunque me gustaría experimentar el proceso a la inversa porque seguramente obtendré un resultado totalmente distinto.

¿Tienes algún EP?

No, pero sí tengo algunas canciones que grabé, “Luna voyerista”, “Desde las venas” e “Hipólita”. El disco se encuentra aún en producción, saldrá próximamente, —¿para cuándo saldrá a la venta?—, aún no hay una fecha exacta, porque estoy grabando con los chicos de ZETA y ellos actualmente se encuentran en Bogotá, por esto, se les dificulta trabajar en mi material, que son once temas; pero no demora mucho, le pongo tres meses, enfatiza William, mientras toma un sorbo del café.

¿Por qué la decisión de ser solista?

Porque no quiero detenerme por otra persona, comenta mientras se ríe con picardía, pero a futuro he pensado que necesitaré a otro integrante; de momento me gusta ser solista.

¿Las letras de tus canciones manejan un solo concepto?

Al principio no tenían ilación, pero al final el concepto que le di fue mi propia lucha interior de valorar el trabajo que estaba haciendo fuera de otras cosas, algo que es muy mío y un instinto algo visceral. El concepto que el disco tiene es la dualidad entre la persona y el humano, para poder realizar esto tomé en cuenta mis emociones y no intenté intelectualizarlas (que es lo que suelo hacer).

Bajo este concepto se manejó también el solista para crear el seudónimo. Nos lo explica: Saqué mi segundo nombre que es común y representa a la persona, luego agregué mi segundo apellido “Toro” para representar al instinto animal, lo sensitivo con lo intelectual.

¿Próximas presentaciones de José y el Toro?

El jueves 28 de mayo me presento con Joudy Ju y Hotel, en el Castillo de la Fantasía, y el viernes 12 de junio en Mérida para concursar en el Circuito los Andes para clasificar en el “Nuevas Bandas”.

Captura de vídeo hecha por Pro s Films

Por Paul Viloria Ávila

Un despertar frío, un bolso con un cambio de ropa, pero cargado de expectativas y emociones. Un país hermano, vecino y con una cultura muy similar a la nuestra, su gente se caracteriza por su amabilidad y seguramente por eso nos sentimos como en casa, cuando lo visitamos.

San Cristóbal

Desde muy temprano nos reunimos los encargados de un evento que busca mezclar el arte venezolano con el colombiano, y yo —un estudiante de Comunicación Social y gestor cultural en cierne—, entusiasmado con la idea de vivir la experiencia de estar en otro país, y de aprovecharla para mostrar un poco de lo que he aprendido en mis dos años de preparación académica (pero muchos de experiencia en los medios) en la rama del periodismo.

El lugar de encuentro fue la casa de Amarú Vanegas, una artista tachirense y una de las mentes creadoras del concepto del evento, al cual decidieron llamar Alter Ego Colombo Venezolano. Desde el momento en el que entré a su casa, noté su interés por la lectura. Había libros de todo tipo. Eran más que eso: eran las paredes de su casa. Mesas llenas de reliquias que iban desde Poesía Tachirense y hasta clásicos como el Quijote de la Mancha. Fotos de su trabajo actoral y de parte de su trayectoria se mezclaban entre calendarios, notas y hasta utensilios de cocina. Respiré el grato aroma del arte, lo saboreé como si fuera un tintico. Los cuadros con fotografías de los ganadores del concurso Frontera – No selfie zone, y que fue organizado para ser parte del evento binacional, estaban allí, me acerqué a mirarlas, me sentí atraído por ver lo que esas obras plasmaban, las ideas y perspectivas de diez individuos cuya finalidad era mostrar su apreciación de cómo se vive la frontera en un estado fronterizo.

Entre el intercambio de chistes, risas y anécdotas de cada uno, el tiempo se hizo corto mientras esperábamos el taxi, el Gato Negro, un reconocido guitarrista tachirense, y Porfirio Parada, editor de la revista El Recital, quienes eran mis compañeros de aventuras junto con Amarú, contaban sus historias de manera tal que me hacían sentir en confianza.

Un señor de unos 70 años, llamado David, fue el encargado de llevar a estos locos venezolanos al otro lado del charco, y desde que arrancó se sintió parte de la aventura. Encendió la radio, nos preguntó si nos gustaba el merengue, a lo que Amarú y Porfirio contestaron casi a dúo: “ponga lo que usted quiera”. Empezamos a escuchar lo que sería el soundtrack del viaje: Una canción llamada La Tortuga de Joe Arroyo, versionada en merengue colombiano, fue la primera en sonar, como nunca la habíamos escuchado nos causó gracia, al menos unas diez veces repicó en nuestros oídos la canción, mientras que Amarú con un cuatro y el Gato con su laúd (instrumento de música culta árabe) actuaban como si sonaran. 

Entre comer mangos, echar bromas y hasta echar un poco de “camarones” (manera venezolana de decirle a las siestas cortas) llegamos a la Aduana, donde de salida nos revisaron a ver si no llevábamos algún producto que se pudiera vender en Colombia, lo que se le denomina “bachaqueo”. El militar pidió abrir la maletera, Amarú con mucha seguridad y con el cuatro en la mano se bajó, le mostró que la maletera iba llena de libros, cuadros e instrumentos, que nosotros no “bachaquearíamos” comida, lo que “bachaquearíamos” sería cultura. Tras esta aclaración, cruzamos el puente que nos llevaría directo al otro charco.

Cúcuta

Éramos cuatro venezolanos amantes del arte en Cúcuta, pero al momento de llegar al lugar donde se realizaría el evento, un lugar que mezcla la cultura de Brasil y la de Colombia, llamado Café Paulista, llegaría Araceli, otra compatriota, perteneciente al colectivo de poesía de nuestro estado y que lleva por nombre Púrpura Poesía.


Al dejar las obras y los instrumentos en el Café, tuvimos nuestro respectivo recorrido (a pie) por una de las avenidas más concurridas de Cúcuta, la 0. Como andábamos con el Gato, entramos a una tienda musical que vendía instrumentos autóctonos de Colombia, así como los más conocidos por todos nosotros. De allí, nos fuimos a la biblioteca pública de la ciudad, que a mi parecer es espectacular: una estructura grandísima con diseño posmoderno. Ahí invitamos a la gente al evento que estábamos organizando y se llevaría a cabo en las siguientes horas. Los colombianos, muy amables, nos respondieron de manera positiva y hasta nos invitaron a otro evento de frontera que se estaba realizando en ese momento. 

Luego de nuestro recorrido llegó el momento de organizar el lugar; al tener todo listo, invité a Aracely a hablar un poco, tenía la inquietud de saber cómo escribía poesía, su respuesta fue muy clara: “no me inspiro, ella (la poesía) siempre está en mí, solo que llega un momento en el que tengo que escribirla y así lo hago”, mientras le hablaba de mis intereses, la noté distraída escribiendo, estaba haciendo un poema.

Alter Ego

La iniciativa de crear este evento fue de muchas mentes: por Púrpura Poesía, Amarú; por la revista El Recital, Porfirio Parada; por Arte Anónimo, Verónica León; por el Trueque de Libros; y por la Fundación Sabaseba, Andrés Esteban Jaimes. Los colaboradores: por el Colectivo Por Puesto, David Grimaldo; por el Buffet Poético, Yohany Barajas; por el Café Paulista, Santiago Souza; y por supuesto, pero no menos importante, por Masato Cultural, este servidor, o sea yo. 


Con las fotos del concurso en las paredes del Café Paulista, libros por intercambiar en la entrada del lugar y al lado pinturas realizadas por el artista gráfico colombiano, Fabián Sarabia, dimos inicio a Alter Ego. En ese momento mi trabajo de “periodista” comenzó, hice entrevistas para conocer la visión de lo que es el arte para diferentes personas y en diferentes ramas: realizadores audiovisuales, poetas, estudiantes, arquitectos, profesores, músicos… en fin, mucha gente ligada al arte, que lo hace por pasión y porque en sus venas corre sangre y corre cultura. Amarú fue la encargada de las palabras de bienvenida y comenzó su participación con la lectura de su poema “Entre actos”, el cual formará parte de su poemario llamado Híbrido Poemario. Con una melodía que lleva por nombre Carla, inspirada en su hermana, el Gato Negro deleitó a todos los invitados con ritmos flamencos. Andrés Sepúlveda, un estudiante de la Universidad de Pamplona, hizo su debut en la poesía con “Ríos de sed” de su autoría (antes de comenzar el evento me comentó que estaba muy ansioso porque era la primera vez que leía sus creaciones en público). Porfirio, o “Porfi” (como lo llamaba Amarú), recitó “Conejo” e “Improvisación”, para así darle paso a Verónica León con su “Artista”. Aplausos, silbidos y mucho humo de cigarrillo llenaban la terraza del Paulista. Araceli comenzó a leer sus poemas, y de inmediato me di cuenta de que había iniciado con el poema que escribió a mi lado.








Un break, intercambio de impresiones y las miradas a las fotografías plasmadas en las paredes fue lo que realizamos luego. Se me acercó una barinesa residenciada en Cúcuta llamada Daniela Riaña, nos presentamos y me comentó que quería recitar, le encantaba, pero nunca lo había hecho; me leyó lo que tenía planeado para leer y pidió mis correcciones, yo, no muy experto en la materia, le aconsejé que lo hiciera un poco más pausado y dándole mayor emoción y sentimiento a ciertas partes. Se entusiasmó y me pidió un espacio para leer, y sin dudarlo le solicité a Amarú el espacio para la paisana, como decidí llamarla. Así fue, Daniela superó sus miedos y cumplió su deseo de recitar poesía. En un mini conversatorio los asistentes expusieron sus opiniones sobre las fotografías y dejaron en claro que eran excelentes fotos. Luego, Julio César Martínez, estudiante de Arquitectura de la Universidad de Pamplona, expuso su obra, un cuadro surrealista que habla de la contaminación y de la preservación del agua, y el otro inspirado en sus gustos personales.




Christian Yorba, realizador audiovisual, dio a conocer su talento en dos pequeños cortometrajes que muestran un discurso entre oscuridad y anti determinismo, buscando nuevas herramientas para mostrar su perspectiva de la vida; también aprovechó el momento de recitar un poema para cerrar su participación. La poesía y el flamenco juntos dijeron presente, y es que Amarú acompañada por el Gato dieron un espectáculo lleno de ritmo y movimientos sensuales que a mí me dejaron boquiabierto; los gritos y aplausos retumbaban a las afueras del Paulista, se oían repetidos ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravo! El tiempo se hacía corto y con la presentación de Andrés Esteban de Sabaseba, los cuentos del colectivo de narración oral Atrapa cuentos y la poesía recitada por Yohany Barajas del Buffet Poético, finalizó el evento entre risas, amistades nuevas y las ganas de seguir organizando más Alter Ego Colombo Venezolano, y así demostrar que la idiosincrasia de países sí se puede mezclar. Al final, lo bonito fue ver las reacciones de los colombianos y la receptividad hacia nosotros y hacia mí, me sentía como todo un periodista famoso, entre paredes se escuchaba el anhelo de más celebraciones culturales.





jueves, 28 de mayo de 2015

Por. Lotty Guerra

Fuente: vía web.
Diego García, compositor y cantante, nacido en Maracaibo, con 21 años de edad, creador de Hotel, la banda que maneja como solista, tuvo una amena conversación en la que nos comentó de su visita a San Cristóbal, ciudad que alberga a muchas de sus amistades, y en la que ha tenido la oportunidad de tocar su música en varias oportunidades. Entre risas y chistes se desarrolló la entrevista, Diego con su acento particular y su suave voz nos recibe muy cordialmente haciéndonos sentir en confianza y nos cuenta sobre su pasión.

Lotty Guerra (corresponsal del Masato Cultural) se sienta a platicar con Diego para saber más a fondo sobre su carrera musical, la primera observación es que no es una persona que hable abundantemente, a pesar de ello logra llenar de risas la mesa.

¿Cuánto tiempo llevas tocando?

- Yo toco, escribo y canto: soy una “maquina autoeficiente” (entre risas). Llevo tocando aproximadamente tres años, desde principios del 2012, pero tocando en vivo desde el 2013.

¿Cuántas veces has venido a San Cristóbal para tocar?

- Esta es mi tercera vez, lo que pasa es que en la segunda hubo un caso de desaparición (ríe pícaramente recordando); no, no, esta es mi tercera vez.

¿Tienes un demo? O ¿cómo haces para divulgar tu música?

- Tengo dos EP, que es una versión de playlist de menos de media hora. El primero es de 2013 y el segundo de 2015. El primero se llama Otras muertes, y el de este año  Paisajismo nocturno, ambos grabados con  Andrés Melo, la misma persona que le graba a Joudy Ju.

¿En dónde se presentará Hotel recientemente?

- Tengo tres toques, uno detrás de otro. El primero aquí en San Cristóbal “junto a los hermosos de Joudy Ju” (refleja una sonrisa), el jueves 28, en el Castillo de la Fantasía a las 8:00 p .m., va a participar también el solista William José con José y El Toro. El viernes estaré en Barquisimeto en Doctor Beer con Percuchelo, un chamo que toca canciones venezolanas. Al día siguiente toco en el Garua yo solo, es uno de los bares más antiguos de toda Latinoamérica.

¿Qué tipo de música tocas?

- Digo que eso es como canción de autor. Pero, ¿por qué se ríen? Ese es un género… (entre risas). Pueden descargar las canciones gratis ingresando a nuestra página en bandcamp.

¿Por qué el nombre Hotel?

- Yo trabajé en un hotel desde los 15 hasta los 18 años, era barman entonces, yo escribía muchas canciones sobre lo que me contaba la gente que trabajaba en ese sitio. El turno era desde las cuatro de la tarde hasta a las ocho de la mañana, era un chamito sirviendo tragos ilegalmente (entre risas) y las historias que escuchaba eran increíbles.

Afiche de su próxima presentación (hoy).
Síguelo en sus redes sociales y disfruta de sus toques en San Cristóbal o en otras ciudades del país.

Instagram: @enunhotel
Twitter: @enunhotel 

miércoles, 27 de mayo de 2015

Por Irene Colmenares

Fuente: https://www.facebook.com/gabrielcol/about
Gabriel Colmenares o “Gabo”, como le llaman sus amigos, es un joven de mucho andar, se le puede encontrar en la UNET (Universidad Experimental del Táchira) aprendiendo y también enseñando el arte de la programación (pues es estudiante de Ingeniería Informática y también preparador de una cátedra); o en una suerte de sala de ensayos que él mismo confeccionó en su casa, la cual le brinda libertad para experimentar en la mezcla de distintos géneros musicales; o en algún toque o actividad cultural junto con los integrantes de su banda musical Übercafe, como participante o como espectador. 

Por suerte, lo divisé una calurosa tarde a través de la ventana de la libreria Sin Límite. Es un chico de unos 19 años, delgado y de aspecto bonachón; músico por convicción y en un futuro cercano ingeniero de profesión. Al encontrarse nuestras miradas pasé a saludarle. Estaba realizando la compra de un libro, “Música y lenguaje en la estética contemporánea”.

Hola, Gabo, tanto tiempo. ¿Cómo has estado? Veo que estás comprando un libro sobre música, cuéntame, ¿cómo vas con eso?

-¡Hola, Irene! Todo ha estado bien, gracias. Con la música todo marcha excelente, de hecho, estamos organizando un toque para el próximo fin de semana, pero algo tipo tranquilo, entre amigos. Quiero mostrar lo nuevo que estoy haciendo, a ver si lo acogen o estoy perdiendo el tiempo (risas). Si deseas ir, te invito. Es una experiencia muy divertida, con comida y bebida, por supuesto, no pueden faltar (risas).

Gracias por la invitación, la tomaré en cuenta. Debe ser interesante, ya que mencionas el tema, tú como artista emergente, ¿cómo ves la movida musical en la región? ¿Hay bastantes músicos nuevos?

-Sí, claro. Creo que en los últimos años la ciudad ha experimentado un flujo creativo muy vigoroso, tanto en el campo de la música y en las artes plásticas, como en la literatura y la poesía también. Yo soy joven y no sé precisamente desde hace cuánto, pero el primer recuerdo que tengo de esa explosión creativa fue en una galería de arte que le llamaron Cuatro Ojos. Se llevó a cabo hace aproximadamente cinco años, si mal no recuerdo. Se contó con la participación de muchísimos artistas, pintores, músicos, poetas y gente loca también (risas). Muchas de las propuestas fueron excelentes. Yo participé con mi grupo de entonces, Los Bypass nos llamábamos. No sé si recuerdas, pero tocábamos una suerte de música indie (risas).

Oye sí, recuerdo a Los Bypass, ¿qué fue de ellos?

-Nos separamos. Por discrepancias al momento de trabajar y crear. Verás, cuando formamos Los Bypass tan sólo tenía 16 años de edad y fui creciendo como aficionado. Pero al pasar los años mis gustos fueron cambiando y madurando a géneros un poco más específicos, y no solo me sucedió a mí, también a mis compañeros, de modo que llegó un punto en el que todos queríamos cosas distintas y decidimos separarnos. Pero solo como banda, ¡ojo!, todavía somos amigos, es más, dos de ellos actualmente forman parte de otras bandas. 

El calor que hacía aquella tarde parecía intensificarse con el paso de cada minuto. Después de despedirnos del encargado de la librería nos dirigimos a una bodega cercana para hidratarnos con una cerveza. 

Tengo entendido que ahora formas parte de una banda llamada Übercafe, ¿cómo nació ese proyecto? ¿O cómo llegaste a formar parte de él?

-Sí, bueno, mira, Übercafe nació de la unión de cuatro excelentes músicos: William José Toro, que le decimos “El negro”, William José Toro (hermano del anterior), o “Willy”, Julio Cesar Márquez y yo. Cuando nos conocimos tuvimos una conexión inmediata con respecto al tema de la música. Un día cuadramos para ensayar y la armonía fue instantánea. Ahí lo supimos: debíamos formar una banda, y lo hicimos. 

Tú tocas la guitarra, ¿cierto?

-Sí, lo mío es la guitarra, pero también le meto un poco a la percusión y al teclado.

¿Qué género dirías que los caracteriza? Pues la gente suele describirlos “de un ritmo suave, extraño, pero interesante”.

-(Risas) Pues, sí, y es que yo la verdad no lo encasillaría en ningún género, pero si tuviera que hacerlo, creo que lo haría en el alternativo-experimental. 

El calor y las cervezas coloraron las mejillas de Gabo. Mientras pedía otro par de botellas de la hidratante bebida a la señora de la bodega, le pregunté:

¿Han participado en algún evento o festival?

-¡Claro! Estuvimos en el Conéctate y Convive de este año y hace dos años en el Circuito Nuevas Bandas de los Andes que se realizó para seleccionar a la banda que representaría a los Andes a nivel nacional en el Festival Nuevas Bandas. Nosotros ganamos ese circuito y fuimos a Caracas.

¿Cómo fue la experiencia?

-Estupenda. No ganamos, pero conocimos a muchísima gente talentosa. En Caracas no teníamos admiradores, solo contamos con la presencia de algunos amigos y familiares que nos acompañaron. A pesar de eso el público nos acogió de buena manera. Fue una experiencia enriquecedora.

Y ¿qué hace hoy en día Übercafe?

-Crear. El principal objetivo de Übercafe siempre ha sido crear y lo hacemos cada vez que podemos. Actualmente cada miembro anda inmerso en su carrera o trabajo individual. Por ejemplo, “Willy” está desempeñándose paralelamente como solista. Pero cada vez que podemos, nos reunimos ya sea a componer o a ensayar. 

¿Alguna vez has pensado en desempeñarte como solista?

- Sí, de hecho, realicé hace tiempo varias piezas instrumentales, cinco. Fui aprendiendo a componer mi propia música, gracias a los conocimientos que adquirí a través de la experiencia y de la convivencia con mis compañeros.

¿Están a disposición del público?

-Sí, puedes buscarlas en mi soundcloud

¡Qué bien!, Gabo. Creo que con tan solo 19 de años ya has vivido experiencias que la mayoría de los músicos suelen vivir después de una larga trayectoria o quizá nunca (risas) ¿Cómo te inicias en el mundo de la música?

-(Risas) Sí, es verdad. Pues, mira, desde pequeño me gustó la música. Estuve tres años en un coro infantil y mientras crecía empecé a interesarme particularmente en el rock. Comencé a indagar en Internet, y con el tiempo decidí comprar mi primera guitarra. Seguidamente inicié junto con unos amigos lo que fue Los Bypass y posteriormente Übercafe.

¿O sea que tu aprendizaje ha sido casi enteramente autodidacta?

-Sí.

¿Has pensado en grabar de manera profesional?

-En realidad, Übercafe lo hizo. En el Festival Nuevas Bandas tuvimos, como te dije, el placer de conocer a mucha gente. Entre esas personas estaban unos productores que nos ayudaron a hacer contacto con el canal ViveTv, y grabamos con ellos un videoclip, el cual aún se transmite allí.

Entre risas me detuve a ver la hora. Supuse que en su ajetreado mundo, Gabo tenía otras cosas que hacer.

Bueno, Gabo, no quisiera quitarte más de tu valioso tiempo. Ha sido, como siempre, un gusto conversar contigo. Nos veremos en una próxima ocasión y éstas, con tu permiso, las pago yo (risas).

-Gracias, Irene. Ha sido un gusto para mí también. Espero verte pronto y las próximas, con tu permiso, las brindo yo (risas). 

Pagué la cuenta y lo vi alejarse entre las calles mal asfaltadas, con su gracioso aspecto que se hizo más bonachón, gracias al rubor que se pintaba en sus mejillas.

Por Rebeca Angulo 

La organización, Púrpura Poesía, ofreció una rueda de prensa el pasado viernes 22 de mayo, en la librería Sin Limite, para invitar a la colectividad y dar detalles sobre el montaje teatral “Lorca… El vuelo de la noche”, que se llevará a cabo en el teatro de la UNET, los días 19 y 20 de junio, en su preestreno, y el 27 de junio en su presentación oficial, como motivo de la celebración del Día Nacional del Teatro en Venezuela. 

El montaje de la obra está coproducido por A Rajatabla Studios, Coro Ensamble San Cristóbal, Monedas de Fuego Instrumental, PuroPie Danza Contemporánea, De Lunares Casa Flamenca y Gato Negro, grupos que han formado parte de la realización de la obra teatral, junto a la compañía de Caribay Amarú Vanegas y Púrpura Poesía Escena.

“No quise montar otra obra de Lorca porque ya la gente conoce esas historias que se han hecho tantas veces. Y, ¿por qué no llevar al teatro algo de poesía?”, dijo Amarú Vanegas, quien además comentó que la función no tiene personajes con estereotipos marcados, sino orgánicos, propios y únicos; y, durante el espectáculo, no se verán bailaoras, bailarines o cantantes; se verán personajes actuando. 

Asimismo, integrantes de las organizaciones colaboradoras intervinieron para compartir sus experiencias durante los meses de trabajo. Guillermo Zambrano, corista del Grupo Ensamble, comentó que a varios compañeros del ensamble, les interesaba de manera primitiva la música flamenca y ha sido bastante interesante el trabajo que han hecho. De la misma manera, Lis Pérez, directora de PuroPie Danza Contemporánea, acotó: “la dirección es de Caribay. Mi cometido es traducir lo que ella quiere expresar a través del movimiento para descifrar el sentimiento, ese es nuestro principal reto”.

La invitación es para que disfruten del espectáculo en las tablas, “Lorca… El vuelo de la noche”, sin duda alguna, una obra teatral que promete un montaje lleno de pasión y movimiento. Una oportunidad irrepetible para rememorar a Federico García Lorca, poeta y dramaturgo español, con mayor influencia y popularidad en el siglo XX. 

Adquieran sus entradas en A Rajatabla Studios, calle 15 de Barrio Obrero, de lunes a viernes, en horario de 2 a 6 p. m., con un bono de colaboración de 400 bolívares.

Lis Pérez, directora de la academia de baile PuroPie; Amarú Vanegas, directora de Púrpura Poesía Escena y Guillermo Zambrano, corista del Grupo Ensamble (Foto por: Rebeca Angulo)

Por: Brendy Briceño

17 de abril, otro día a la semana y, como es habitual, a clases. La rutina de siempre: llegué a la universidad para mi clase de Historia Política, como era viernes, no es extraño la poca presencia de mis compañeros. Por suerte salí más temprano, algo que agradecí, pues tenía que llegar a tiempo para mi turno en la peluquería. 

Ese día era el Táchira Emergente Fashion Show, un evento organizado por Masato Cultural, y yo iba a participar. Ya a las 12 del mediodía me empezaron a cepillar el cabello. Se escuchaba en el fondo la voz chillona de las estilistas diciendo “para ser bella hay que ver estrellas”, mientras reían. Luego me maquillaron, ¡me encantó el maquillaje!, me sentía como Kate Moss, lista para la pasarela. Vi el reloj y entré en pánico cuando vi que las agujas marcaban las 2:40 p.m. Comencé a preocuparme, pues odio ser impuntual.

Camino a la pasarela

Entre la angustia por la hora y ausencia de taxis disponibles traté de no recordar que ya se hacía tarde. Al mediodía, las colas son terribles y lo peor de todo es que el transporte escasea, tampoco decidí llamar a alguna línea pues suelen demorarse mucho más.

Luego de unos 15 minutos esperando, por fin me dirigía al Sambil, donde se llevaría a cabo el evento de moda. El taxista no dejaba de mirarme de reojo por el retrovisor (sí, me sentía incomoda). ¡Al fin, llegué! Y empecé a recorrer el centro comercial pues no hallaba el lugar, fueron por lo menos tres vueltas, de repente, a lo lejos de la feria de comida, vi la pasarela. Fue un gran alivio, pero a la vez sentía mi demora.

A pocos metros para llegar observé el tablón de madera por el cual desfilaríamos, y no lo niego, me deprimí un poco, pues era muy pequeño y parecía estar un poco inestable. Decidí no pensar en ello, me fui directo al camerino mientras observaba a mí alrededor el alboroto de los organizadores. “Si llegan tarde, están fuera”, gritaban mis compañeros porque era el suceso más grande que han hecho hasta ahora. Los nervios hacen que no midamos nuestras palabras. 

Al entrar, lo primero que vi y pensé fue: ¡Hay demasiada gente en este lugar! El calor era intenso y volaban camisas por el techo, chicas semidesnudas y otras tomándose fotografías. Muchas de las modelos no estaban listas y ya eran casi las 3:30 p.m. Vi a Rebeca, una de las organizadoras del evento y compañera de clases, un poco agitada. La entiendo, yo hubiera estado igual o peor. 

Gran parte de los modelos fueron muy impuntuales, además, llegaban con la cara lavada y el cabello mojado. Me sentí aliviada, pues no llegué tarde como pensaba y ya estaba preparada para ponerme mis tacones.

Paul, otro de los organizadores, estaba algo angustiado porque aún no estaban presentes algunos diseñadores. La impuntualidad es normal en este tipo de eventos, o al menos a los que he asistido. Salir del camerino fue la mejor sensación hasta entonces, pues, en el interior, la temperatura y las personas, de un lado para otro, me estaban empezando a irritar. 

Sin embargo, no fueron más de nueve minutos de aire fresco, cuando Paul y Receba dijeron que debíamos estar adentro ya todos. El lugar era pequeño y con tanta gente el calor era desesperante. Ese día los tacones se volvían un enemigo mortal para los pies. La espera se hacía larga, eran muchos modelos quienes esperaban su turno para salir a la pasarela.

Esperando en tacones

Cuando ya eran las cuatro de la tarde el evento habría iniciado, o quizás un poco antes. ¡Qué felicidad!, fue lo que pasó por mi cabeza. Un hombre de baja estatura estaba pendiente de la salida de los modelos, quería estar lo más cerca de él para estar lista cuando fuera mi turno. En el entorno había un poco de discusión, pues varios de los diseñadores no llegaron a tiempo y comenzaron a salir los que ya estaban.

Pregunté preocupada: “¿Y, Oh la la?”; Rebeca, con cara de preocupación me dijo: ¡No sé, no llegaron! Ella estaba muy agitada por la irresponsabilidad de unos tantos. 

Como es un evento organizado, suele ser habitual mantener un orden en las salidas, lo cual no se cumplió al pie de la letra. Sin embargo, el show continúo, nada detuvo al Táchira Emergente.

Cuando ya por fin vi que le tocaba modelar a la colección de Pierina Accesorios, una diseñadora tachirense, me alegré bastante, pero entre una cosa y la otra, no se sabía quién sería la primera y quién la última, por lo tanto, Pierina me dijo: “Sal tú de primera”.

El momento llegó 

En seguida, el señor exclamó: “¡Sube, que vas tú!” Fue algo abrumador, quizás fue hasta molesto la forma en la que se dio todo en la primera salida, tanto que olvide las indicaciones que Pierina me había dado, por lo que solo camine al final y regresé. 

Cuando iba dando los primeros pasos, sentí las miradas de muchas personas (el lugar estaba repleto), solo imaginé que de esas personas, por los menos el 80%, estaba criticando… suele ser habitual, conozco muy bien ese mundo. En ese momento lo único que pensaba era que la profesora Marisol me está viendo. Mi sentido común me decía: ¡Brendy, hazlo bien!

Cuando volví al camerino me sentí muy molesta conmigo misma por olvidar tan básica pasarela, pero decidí no prestarle mucha atención. Empecé a disfrutar cómo se acercaba el final, después de varias muestras de colecciones de accesorios y de ropa con diferentes estilos, entre ellos: Yhony Garcia, Jairo Carvajal, Pierina Accesorios, Drop, Mayra Rori, Valeria Santoro, Violett, Keysi Morales, Cynthia Pernia, Toches Estampados, Oh la la, Andrea Valbuena, y Cesar Gonzales. 

Por fortuna, debo admitir mi admiración: el lugar siguió tan repleto como en su inicio.

Gran cierre en pasarela 

El mejor momento, sin duda, fue cuando las chicas de Pata de Gallo me dijeron que ya casi venía su colección. Eso solo significaba un mensaje: como eran las últimas, debíamos estar listas. Ya era el final, el último desfile. Salí a modelar con esa bella falta vinotinto, algo fuera de lo común con lo que suelo usar. Olvidé a la gente y lo que pensaría, solo me dediqué a modelar y a disfrutar del momento.

Todo salió muy bien, a los asistentes les gustó la temática de la actividad. Salí del camerino y escuché buenos comentarios. Me alegró mucho saber que Masato Cultural había logrado con éxito su objetivo, a pesar de algunos intermedios.

El modelaje es parte de mi vida. Estar en tacones frente a muchas personas es algo que hago desde hace bastante tiempo, sin importar las críticas. En la pasarela se olvida todo, y en aquella tarde no fue la excepción… aquella tarde de Táchira Emergente Fashion Show. 

Por Lisseth Rivero

Evelyn Mora es una de las diseñadoras detrás de la marca Pata de Gallo, ella contó el proceso que ha tenido la marca desde que la comenzaron a formar en San Cristóbal hasta la actualidad. 

La formación de la marca se dio el 23 de junio de 2012 con la presentación para algunos amigos y familiares de la colección estructurada únicamente por accesorios ( collares, zarcillos y pulseras), a la que luego fueron sumándose más variedades. Evelyn Mora y Yesika Guerrero, las chicas detrás de esta marca, aparte de realizar los accesorios, también tenían interés por el patch work.

A meses de haber comenzado el negocio agregaron la transformación de prendas, aportando retazos de tela, procesos de pre-lavado e incrustaciones (en su mayoría la intervención se hacía en un Demin), mediante un proceso totalmente manual para darle a la prenda un óptimo acabado. La demanda aumentó y con ella vino la decisión de comenzar a confeccionar las prendas para así poder ofrecer un producto de mayor calidad. El Demin es en lo que nos enfocamos para trabajar, comenta Mora, la producción principal que se convirtió luego en un clásico fue el chaleco jean.

Su estilo de vida se ve reflejado en los diseños de autor que realizan, para el que mezclan un look urbano sencillo, fresco y cómodo para el día, pero de la forma en que decida usarlo el dueño, también ofrece la posibilidad de ser una opción para la noche. Al principio solo realizábamos tallas para chicas con características físicas similares a las de nosotras, pero luego de que la demanda aumentara, tuvimos que llevar las medidas a unas más estándares (S-M-L), dice Evelyn, una de las diseñadoras de la marca.

Los años 80’s y 90’s fueron una época que actualmente nos inspira mucho, los clásicos van a mantenerse siempre así, y el toque de distinción se encuentra en las novedades que podamos otorgarles a nuestros diseños; las texturas es algo que nos gusta variar, inclusive exportamos algunas de ellas desde Bogotá y otras que recientemente adquirimos en Aruba. Las combinaciones de estampados nos dejan mucho que ofrecer; desde hace un año la tendencia del mix prints se ha visto en Latinoamérica, donde mezclar flores y rayas es muy demandado por los clientes, en su mayoría femeninos; la competencia a nivel mundial no se detiene, por eso, hacer modelos exclusivos es una parte de nuestra distinción, enfatiza la diseñadora.

El número de prendas que confeccionan es limitado. Realizan una cantidad de 24 piezas entre estampados y tallas, debido a que una de las visiones de la marca es la de ofrecer al cliente exclusividad.

Estas dos diseñadoras quieren que su marca ofrezca una extensa variedad de productos, desde trajes de baños, ropa interior, camisas, pantalones hasta bolsos; tanto para las mujeres como para los hombres. “La visión de la marca es que se convierta en una tienda por departamento y que los clientas puedan adquirir los productos tanto a nivel regional como nacional”, expone entusiasmada.

Una de las novedades que trae Pata de Gallo es que están trabajando en chaquetas Demin para mujeres, prenda que agregarán a una serie de productos como body’s con estampados tropicales y shorts clásicos que estarán disponibles en la inauguración de su página web, aún en construcción. “Overolls, boyfriend pants, chalecos y pantalones corte alto se han hecho populares entre las mujeres que adquieren nuestros productos, tenemos una serie de sweaters y camisas para hombres con estampados de cómics y tropicales”, comenta Evelyn mientras mantiene en sus manos un vaso con agua.

Las texturas no es lo único que les importaal seleccionar las telas, el material es algo que toman en cuenta al momento de hacer la pre-selección de la misma; optan por las naturales que vienen de las plantas por ser biodegradables. Reciclar también forma parte de este proceso, así que en su atelier hay forros que adornan sus muebles con los sobrantes de las prendas, mencionan.

Pata de gallo en su atelier trabajan en la elaboración, ensamble y ajuste de acabados de la prenda y es también su tienda donde el cliente puede ir a ver, seleccionar y adquirir el diseño de autor hecho a mano. Están ubicados en barrio obrero carrera 21, más abajo del pasaje acueducto al lado de U2 Rock café.

Fotografía por Lisseth Rivero






Evelyn Mora y Yesika Guerrero diseñadoras de la marca

domingo, 24 de mayo de 2015

Por Mari Salvestrini (estudiante de diseño de modas)
Colaboradora de Masato Cultural

En una de esas tardes calurosas, en algún restaurante de comida rápida me encuentro con una joven diseñadora llena de sueños y expectativas de triunfo. A sus 27 años de edad, Andrea Portillo, una ingeniera ambiental, graduada de la UNET, me explica cómo pasó de las matemáticas a las máquinas de coser. Súper conversadora, creativa, arriesgada y fiel a su marca probó suerte en Argentina, donde vivió por un año, regresó para cumplir su meta, y hasta los momentos el éxito ha estado de su lado. 

Está convencida de que la dedicación y el trabajo duro son las bases para crear un negocio próspero: “Yo nunca me aburro, siempre tengo algo que hacer”, me confiesa, mientras come un poco de helado. Después de unas semanas mostrando su primera colección de alta moda Merlot, la cual presentó en los eventos Táchira Emergente y Flower Power de Carola Estudios, se sienta conmigo a charlar sobre la moda y el talento venezolano, luce cómoda en un kimono representativo de su marca. La creadora de Violett me cuenta cómo ha sido su trayectoria en el alocado mundo de la moda y los negocios.

¿En qué momento decides dar un paso adelante e iniciar tu propia marca?

Creo que fue en el año del 2010, estaba estudiando Ingeniería Ambiental, todo estaba demasiado caro y yo quería hacer mi propia ropa. Me aburría ir a tiendas a ver lo mismo.Siempre he visto revistas de moda; toda la vida he soñado con el mundo de la moda y poco a poco vi que tenía talento. Yo no sabía ni agarrar un hilo o una aguja, empecé a hacerme una bufanda, lo recuerdo bien; me quedó horrible. Luego me hice un bolso que me quedó asqueroso (risas), pegué hasta algunas partes con silicón (más risas). No sabía absolutamente nada, pero aprendía rápido. Tenía una determinación que iba más allá de todo; a mí me invitaban a salir y decía ‘no, no puedo’, me quedaba viernes, sábado, hasta las dos de la mañana desarmando, cosiendo, desarmando. Empezó de manera espontánea, creo yo, porque estudiaba Ingeniería. Imagínate, completamente diferente a lo que hago ahora.

¿Qué crees que caracteriza a Violett? 

Que no es una marca que lo que le importe sea vender, vender y vender. No somos una fábrica. Somos una marca que le encanta el diseño personalizado, que cada prenda vaya acorde con la personalidad del cliente, sobre todo, cuando hacemos trabajos para una graduación, fiestas, de novias. Es como si nos hiciéramos amigos de la persona, por eso, escogemos la tela pensando en ella y hacemos el diseño con la persona, es decir, no es solo el hecho de ganar dinero, es hacerle feliz en su día.

¿Qué parte de ti se ve reflejada en la marca?

La determinación de que todo quede muy bien, los buenos acabados me representan porque no me gustan las cosas mal hechas. Yo me esfuerzo al máximo hasta que quede perfecto, creo que la parte perfeccionista me caracteriza.

Haz logrado conseguir 1600 seguidores en Instagram (red principal por la cual vende sus prendas), ¿a qué se debe este éxito?

Bueno, este trabajo lleva mucho tiempo. Te dije que inició en 2010, pero en ese entonces no sabía hacer nada, fue realmente en el 2014 cuando empecé a darle durísimo, con todo, y se debe a que como el trabajo está bien hecho, se va corriendo la voz. Además, he invertido muchísimo en publicidad y la constancia para que se dé a conocer la marca.

¿Quiénes están detrás de Violett?

Tengo un equipo más o menos grande; bueno, no (risas), realmente es pequeño. Pero hay de todo, desde un comunicador social, un fotógrafo, un diseñador web. La persona que se encarga de controlar la calidad de la producción es mi mamá, de hecho, ella es la que dice “sí, perfecto, se puede vender”, ella es la que me ayuda con todo eso. Yo soy la única que diseña y hace el patrón.

¿Te motiva la competencia?

Tengo una opinión variada. La competencia, realmente, no me preocupa; no siento que deba estar comparándome a cada rato con ellos porque cada quien tiene un estilo diferente, pero al mismo tiempo me motiva, pues, veo que están haciendo tantas cosas que quiero estar en esa onda. Si no hubiera movimiento aquí con respecto a la moda todo sería muy aburrido, la gente no lo valoraría. Mientras más marcas haya, se va formando una especie de círculo. Entonces, resumiría que la competencia me motiva, pero no me preocupa.

¿Ves potencial en los nuevos diseñadores del Táchira?

¡Ufff!, sí, muchísimo. Eso crece continuamente, cada día nace una nueva marca. Con el problema de la escasez y de lo caro que están las prendas, a cada rato crece ese movimiento.

¿Qué consejo les darías a las personas que se inician en el mundo de la moda?

Lo primero es que aprendan a hacer bien lo que quieren hacer, porque no es nada bonito que tú hagas un trabajo, te lo compren y luego te digan: “¿Qué es esto? Quedó horrible”. Uno debe llevar el nombre de Venezuela en alto, empezar a crear una fama de que la moda aquí está bien hecha, que la confección es de alta costura. Si te importa, aprende a hacer las cosas bien. No se desanimen por nada, este trabajo es muy duro, deben tener mucha dedicación y constancia y no dejarse apagar. Siempre al final, a pesar de cualquier escasez que haya, se va a poder hacer algo.

A través de la página web también ofrecen asesoría de imagen, ¿cómo funciona esa parte de Violett?

Eso ha sido medio lento porque todavía no soy tan reconocida acá, pero he asesorado a empresas para el diseño de sus uniformes, que es algo que tiene que ver con el deber ser de las empresas; ese aspecto me encanta. También he realizado asesoría de imagen de muchachas que quieren comprar ropa, eso me divierte mucho; he trabajado en ese aspecto, pero ahí voy poco a poco.

Puedes seguir la marca a través de @violettvzla

Así se identifica la marca
Imagen cortesía de Andrea Portillo
Bohemio, pero muy chic
Fotografía cortesía de @mariatmonasterios

Falda de blonda
Fotografía cortesía de @mariatmonasterios

Masato Cultural

Espacio de promoción cultural dirigido por estudiantes de la carrera de Comunicación Social, cuyo fin es informar periodísticamente sobre los eventos culturales realizados en el estado Táchira, Venezuela

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