lunes, 11 de mayo de 2015

Andanzas hacia una pasarela emergente

Por Ed Preciado 
@Ed_Preciado


¿Moda?, ¿pasarela?, ¿modelos?, ¿desfile? ¡Oh Dios!, ¿en qué lío me metí?, fue mi reacción cuando decidí unirme al grupo que estaría encargado del evento de Masato Cultural relacionado con la moda. Lo que me beneficiaba era que entre los demás organizadores estaban: Rebeca Angulo, María Labrador y Paul Viloria, ellos, al menos, tenían conocimientos sobre moda y pasarela. Por lo que a mí respecta no sé ni combinarme las medias con la correa, claro, si es que eso se combina.

Nuestra primera reunión se realizó para definir el nombre del evento. Todos decíamos propuestas diferentes, ninguno apoyaba la propuesta del otro y, al final, no quedamos en nada. Al llegar a casa, Paul nos escribió un texto preguntando si nos parecía llamar la actividad “Táchira Emergente Fashion Show”, creo que nadie se opuso, y me parecía bien, pues este nombre envolvía todo lo que queríamos para el desfile. ¿Desfile? ¡Ja!

La materia prima de un evento de pasarela son los diseñadores y los modelos, ¿de dónde los sacaríamos? Comenzó nuestra búsqueda incesante entre amigos y conocidos, para ver quién sabía dónde encontrar expertos de la moda tachirense. Al respecto, yo estaba en números rojos, ningún contacto en mi agenda. Paul comentó que conocía a Jairo Carvajal, estudiante de la única escuela de Diseño de Moda en el estado, quien muy atentamente aceptó ayudarnos, presentándonos a sus dos compañeros de carrera, Andrea Valbuena y Yhony García. Estas tres personas nos relacionaron con dos diseñadores más expertos. Gracias a Paul, teníamos cinco creadores para que desfilaran en nuestro desafiante evento.

En los días siguientes, Paul inició una pesquisa muy detallada en las redes sociales, explorando entre cuentas y cuentas, indagando en cualquier rincón del inmenso ciberespacio, hasta encontrar algún indicio de cualquier modista en la ciudad. Fue como buscar una aguja en un pajar, tal como lo expresó él cuando le preguntamos dónde había encontrado más diseñadores. Con unas ojeras bien marcadas, entre bostezos y palabras a medio salir, comentó que había pasado la noche sin dormir revisando todo tipo de perfil relacionado con la materia, luego, cuando los halló, les envió un correo electrónico invitándolos a la pasarela de nuestro evento. Agregó que todos estaban muy contentos por haberlos tomado en cuenta en aquello que desde hace tiempo no se realizaba en San Cristóbal, por lo que le dieron una inmediata y afirmativa respuesta.

¡Listo! Ya prácticamente teníamos 11 diseñadores, era la cota mínima para el evento. Esa misma semana, Paul nos dijo que varios diseñadores lo contactaron para participar en esta actividad. María indicó que las creadoras de la marca “Ola La La” también la habían buscado para unirse al desfile. Ahora sobraban diseñadores.

Superado el asunto de los diseñadores, quedaba el tema de los modelos, algo en lo que menos podía aportar, afortunadamente mis compañeros habían conseguido un promedio de 80 modelos, entre Backstage Models y Carola Studios, pero aún faltaba buscar otra “aguja” muy importante, que era la imagen publicitaria que utilizaríamos para el evento, en esto me tocaba indagar entre mi “pajar creativo”, pues tenía que ser moderno y acorde con esta actividad.

¿Qué podría hacer como logo e icono de nuestro evento? Pregunté a mis compañeros si tenían alguna idea, y todos, como anteriormente, decían cosas contrarias a la de los demás, sin tomar la opinión del otro. Sólo quedámos de acuerdo en algo, tenía que ser muy original y fashion. Con mis conocimientos de diseñador gráfico, realicé varios bocetos y los envié al grupo, unos decían que sí les gustaba y otros lo rechazaban rotundamente, que le cambiara el color, que esa figura no encajaba, que la fuente no se entendía, que el fondo era muy triste… Así pasaron 3 días, entre las tareas de las demás materias y el logotipo que debía crear, mis neuronas no descansaban.

El martes 7 de abril, a las 10 de la noche, luego de una considerable cantidad de diseños inservibles, se me ocurrió una idea algo innovadora y elegante. Rebeca desde Argentina, canalizó mis ideas con una opinión muy inusual: “Preciado, tienes que hacer algo muy homosexual, pero serio, delicado y con carácter”. Al principio me reí por lo descabellado que sonaban sus palabras, sin embargo, como dice la profesora Marisol García, “se me despertaron las neuronas”, comencé a trabajar, enfocado y sin perder tiempo, dibujando triángulos y triángulos hasta las 2 de la madrugada, para luego irme a dormir un poco. El sueño no me duró mucho, pues a las 6:30 de la mañana me levanté directo a la computadora y seguí trabajando en la nueva imagen. Prácticamente a mediodía del miércoles 8, estaba terminado. Sin dudarlo, lo envié a los muchachos, quienes emocionados aprobaron sin vacilar. ¡Ya el evento tenía rostro! 

El lugar no fue tan difícil de ubicar, estábamos entre el C.C. Sambil y otro lugar en Barrio Obrero, optamos por el primero. Yo conocía a encargados del área de Mercadeo del centro comercial, hablamos con ellos, les gustó la propuesta y nos brindaron su apoyo e instalaciones. Nos reservaron el día 17 de abril y de 3 a 6 de tarde. Desde ese momento comenzamos a trabajar enfocándonos en ese sitio.

Los días siguientes fueron una locura total, pues entre la coordinación del evento, ensayos de pasarela, grabaciones de micros, entrevistas en emisoras radiales y programas de televisión, nos la pasábamos en un corre corre. Las primeras cosas que debíamos de realizar eran las grabaciones de los micros a cada diseñador, pues la parte de estructurar y producir de lo que sería la pasarela ya estaba formulado por Paul. Fueron 13 micros en total. Sólo pude colaborar en dos. María y Paul no faltaron a ninguna producción y Rebeca que en ese tiempo aún estaba de viaje no pudo ayudar. 

Había días que se tenía que grabar y salir corriendo a una emisora o salir de una entrevista televisiva y correr a la residencia de algún modista para tomar las imágenes. Mis compañeros hicieron milagros para asistir a todos los compromisos. Todos los programas radiales los cubrió María, yo solo fui a dos programas de TV, el primero en TRT, “Aquí Contigo”. Por cierto, antes de salir al aire, le pedí al entrevistador que no me hiciera preguntas tan específicas del tema de la moda, ya que no sabía mucho. Él hizo caso omiso y me consultó algo de lo que no tenía idea. Entre mis nervios, el enfoque de la cámara y la iluminación respondí tantas incoherencias que terminé sonrojado y anhelando que eso terminara al segundo siguiente.


Ese mismo día al salir de TRT, nos dirigimos hacia el Canal 21 para hacer promoción en otro programa, en este caso todo pasó muy rápido, sólo recuerdo que posterior a mi intervención la animadora realizó otra pregunta y con mis nervios de punta casi golpeo con el micrófono a Rebeca para que ella la respondiera. Al salir de allí nos separamos: Rebeca hablaría del evento en una emisora del Circuito Líder; María, a un programa llamado “De vuelta a casa” de Rumba 105.3 FM y yo a Consolación Stereo 99.1 FM, en Táriba.

Después de la fase de promoción, quedaba pendiente el ensayo in situ. El día del ensayo, previo al desfile, todo fluyó fácilmente, aunque no asistieron muchos de los modelos y no aparecieron algunos diseñadores, lo cual nos causó cierta intriga. Ya en esta etapa de la coordinación del evento se presentaron varios roces y discusiones entre los integrantes del grupo. Yo traté de ser mediador, pero fue imposible, tampoco tenía experiencia para ese rol, ondeé la bandera de la paz, pero los problemas superaban mi intención de que todo volviera a la calma, y me obligó a mantenerme al margen de esas incidencias.

En cuanto a los refrigerios para el día del evento, fue gestionado prácticamente por todos. Ignorábamos cuánto sería el gasto total, ya que sólo nos importaba que el desfile tuviera todo lo necesario. Algunos buscaron presupuestos y compraron lo que pudieron. El resto de dinero para cancelar los demás suministros y un toldo que nos serviría como camerino el día del evento los dividimos en partes iguales entre todo el equipo. 

Llegó el gran día

Fui el primero en llegar al Sambil, eran las 7:30 de la mañana, pues habíamos acordado anteriormente que a las 8 era la hora ideal para montar todo. Cuando les escribí a todos, sólo me respondió Rebeca, esperé media hora, en la entrada del centro comercial, hasta que llegó mi compañera y me ayudó a cargar las cajas de agua y galletas, más el bolso y ropa que cada uno llevaba para lucir en el momento del evento, claro, era un desfile de moda, no podía andar con mis Converse durante la actividad.

Al entrar al estacionamiento junto a nosotros llegó el toldo, unos jóvenes comenzaron a armarlo, fuimos a hablar con la encargada de Mercadeo para repasar la lista de lo que nos facilitaría el Sambil: la tarima, el sonido, las sillas, el backing y la pantalla; en ese momento recibí la llamada de María para decirme que se sentía mal y que terminaría de acomodar la parte de los refrigerios que le correspondía a ella, luego iría a Barrio Obrero a imprimir los carné que nos identificarían como miembros de Masato Cultural.

No le presté mucha atención, pues se nos estaban complicando unos detalles de la logística. En ese momento Paul escribió que había pasado la noche terminando los micros que presentaríamos antes de cada diseñador, pero la asistente de Mercadeo, una chica llamada Jaime, nos comunicaba que no podían facilitar la pantalla y el backing, es decir que Paul había perdido todo el trabajo y la desvelada.

Minutos después, unos empleados del centro comercial armaron rápidamente la tarima, el toldo ya estaba listo y solo faltaba que llegaran los demás integrantes del equipo. El siguiente fue Paul y un amigo, quienes vistieron la pasarela, con unas telas color beige y unas estrellas rojas. En ese instante comenzaron a llegar las modelos, un par de niñas que no parecían tener más de 16 años; sin perder tiempo, Rebeca y Paul comenzaron a maquillarlas, poco a poco fueron acercándose las demás modelos, y mis compañeros las iban agarrando una por una para retocarlas. María estaba en Barrio Obrero para imprimir los carnés, pero no daba chance de hacerlo, y le pedimos que se viniera al Sambil.

A partir de ese momento, todo comenzó a transcurrir muy rápido, no sé en qué instante fue invadido el camerino improvisado, cuando entré estaba repleto de mujeres maquilladas, diseñadoras retocando sus prendas, y unos cuantos muchachos ayudando a peinar y pintar a las modelos; gracias a María que llegó con una extensión eléctrica se pudo agilizar las conexiones a las planchas y secadores de cabello y rindió más el tiempo. El calor era insoportable allí, les servimos el agua a los participantes en una mesa para que se hidrataran y mantuvieran el ánimo. De tanto alboroto no me había percatado de que otro miembro de Masato, Junior Sánchez, estaba colaborando en el arreglo de las modelos.

Sólo nos faltaban unos invitados, el fotógrafo que había contactado María y el DJ que cuadró Rebeca. No más de las 2:30 de la tarde ya casi estaban las sillas dispuestas por el Sambil ocupadas, también había llegado el fotógrafo, pero el DJ no le contestaba a Rebeca. No podíamos esperar más tiempo por él, teníamos que resolver: un grupo de bailarines llamado Flow Dance, que participaría en la apertura del evento, traía una computadora portátil, le pedimos el favor de usarla a lo que accedió. Ahora, me tocaba suplir al mezclador de música ausente. Con mi falta de experiencia y la exigencia del Sambil de no subir el volumen, pueden imaginar el ritmo del evento.

Todo estaba listo, los modelos estaban arreglados, el animador probaba el micrófono, los fotógrafos ubicados, la audiencia esperaba ansiosa y varios curiosos se acercaban al recinto, quedamos cortos en el cálculo de las sillas, pues muchos no tenían donde sentarse. Eso me alegró, el bombardeo de publicidad había logrado su objetivo. Sólo había que darle play a la música y comenzaría el show, el animador dio la bienvenida a los asistentes del Táchira Emergente Fashion Show y salieron los bailarines. Al finalizar esta presentación comenzaron las modelos a desfilar, todo pasó muy rápido, modelos subían y bajaban de la pasarela, el público aplaudía por los diseños que se exhibían, yo trataba de colocar la pista musical acorde a la tendencia del diseñador y al tiempo del desfile. 

Al final el presentador llamó a la tarima a los organizadores para que diéramos las gracias a los asistentes, yo con mi camisa de blue jean, mis pantalones grises desmanchados y mis Converse escalé junto a María, Rebeca y Paul la pasarela donde hicimos reverencia al público y dimos por concluida esta maravillosa experiencia. Concluí que mis apreciadas Converse nunca pasarían de moda, al menos en un evento donde la última tendencia era resolver lo más cómodo posible.

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Masato Cultural

Espacio de promoción cultural dirigido por estudiantes de la carrera de Comunicación Social, cuyo fin es informar periodísticamente sobre los eventos culturales realizados en el estado Táchira, Venezuela

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