domingo, 29 de noviembre de 2015

Por Marisol García

La Maestría en Literatura Latinoamericana y del Caribe de la Universidad de Los Andes – Táchira invitó al Dr. Álvaro Contreras, profesor titular de la ULA (alconber@ula.ve), docente del área de Literatura Venezolana de la Facultad de Humanidades y Educación y doctor en Filología Española por la Universidad de Valencia (España) a dictar una conferencia titulada Arqueología del relato policial latinoamericano (1880-1920), el viernes 27 de noviembre de 2015, a las 9:00 a. m.

Profesor Álvaro Contreras. Foto: Marisol García


Ha publicado:
1.      La barbarie amable (2004). Mérida: Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes.
2.      Un crimen provisional, Relatos policiales de vanguardia (2006). Caracas: Bid&co.
3.      Escenas del siglo XIX. De la ciudad letrada al museo silvestre (2006). Mérida (Venezuela): Instituto de Investigaciones Literarias - Universidad de Los Andes.
4.      Narrativa vanguardista latinoamericana (2007). Caracas: Bid&co.
5.      La experiencia decadente. Pedro César Dominici: ensayos y polémicas (2011). Mérida: Editorial Actual y
6.      Estilos de mirar. Ensayo sobre el archivo criollista venezolano (2012). Caracas: Bid&co.



¿Qué es el género policial?

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos leído alguna novela o cuento policial, lo que en particular me interesa del género policial  es plantearme unas preguntas en torno a las nociones de delito, cómo se representa esta noción en el cuento policial, cómo varía, qué elementos confluyen en la definición de un delito, bien sea siglo XIX o XX, creo que si uno investiga, lee con detenimiento cómo se construyen los delitos, cómo son los saberes que intervienen en la construcción de un delito, no solamente un delito común como un crimen o un asesinato, sino cómo se construye teóricamente desde los relatos, uno podría entender los cambios, las evoluciones, las historias del policial, bien en el siglo XIX con los narradores clásicos que tenemos en la lengua inglesa o en América Latina y cómo cambia , cómo se va disgregando, cómo va variando esa historia policial desde el XX hasta nuestros días.

Nuestros seguidores seguramente están vinculados con el género policial a través de la televisión y del cine, hay muchas obras audiovisuales que tratan lo delictivo, en el caso de la literatura, qué obras recomendaría leer de este género.

Para una primera aproximación del policial habría que comenzar por los textos canónicos, a partir de la lectura de esas obras uno podría comenzar a leer los textos desviados, laterales, o los textos que reconfiguran lo policial. Cuando pienso en los autores canónicos, todos pensamos en Edgar Allan Poe, Sherlock Holmes; en la tradición francesa en Maurice Leblanc, por ejemplo. Pasando el siglo XX, uno leería a Gilbert K. Chesterton (inglés), y para conocer las variantes de este género leer los autores clásicos de la novela negra, que son Raymond Chandler y Dashiell Hammett, escritores que en la primera mitad del siglo XX reconfiguran, cambian totalmente lo que es el texto policial para convertirlo en eso que se llama novela negra.

En el contexto latinoamericano, ¿a quiénes recomendaría leer?

Siguiendo con la lectura de los textos canónicos del policial, hay que comenzar por Eduardo Holmber  (argentino), Horacio Quiroga (uruguayo), Jorge Luis Borges (argentino). Luego, en los años sesenta, setenta Rodolfo Walsh (argentino), Osvaldo Soriano (argentino), en la actualidad hay un escritor fascinante, que ha construido su obra en torno al policial, que es el cubano Leonardo Padura.

En el caso del contexto venezolano, ¿a quiénes recomienda?

El cuento policial venezolano ha tenido poca fortuna, si uno lo piensa desde el punto de vista histórico, es difícil encontrar un cuento policial en los años 20, 30, 40,50 del siglo XX, pero en las últimas décadas del siglo XX ya hay una producción de relatos policiales,  pienso en Ednodio Quintero, Gabriel Jiménez Emán… Actualmente en Venezuela hay una editorial venezolana que tiene una serie de novelas policiales, la colección se llama Vértigo. La existencia de esta línea editorial es un indicativo de que hay un público lector cautivo, al que le gustan los textos policiales. Eso revela un cambio en los gustos de los lectores venezolanos.

¿Cuáles han sido sus investigaciones sobre este género en el campo de la literatura?

Como lo decía al principio, la noción de delito implica repensar la cultura en términos generales, permite pensar en nosotros como lectores, venezolanos, frente a la transgresión, a la ley, y eso tiene una connotación cultural. ¿Cuál es el anclaje de las nociones de norma, de ley, de transgresión, de delito en una cultura? Creo que eso se puede leer desde el cuento policial. No es solamente el descubrimiento de un asesinato, del descubrimiento de las huellas del asesino, eso puede ser un asunto anecdótico. Ese aspecto es importante, pero el delito no es una noción solamente jurídica sino también cultural, y eso a nosotros como lectores venezolanos nos permite repensar cuál es la relación de una sociedad con la ley.

¿Cuál es la diferencia entre una persona que circunstancialmente comete un delito y un delincuente? ¿Todos somos delincuentes en algún grado?

La pregunta la puedo responder con otra pregunta, ¿cómo escribir un relato policial en una sociedad en la que nuestra relación con la ley es transgresora? ¿Cómo articular una escritura canónica de lo policial en una cultura donde la ley no tiene el sentido punitivo, rígido, normativo que debería tener? Creo que ese es un punto clave para leer el policial venezolano y latinoamericano. ¿Por qué es imposible escribir un policiaco a veces? Lo que lo hace imposible es esa relación problemática, transgresora, flexible que tenemos con la ley.

Quisiera cuestionar la noción de canónico que estás utilizando, ese cuento o novela policial en el contexto anglosajón tiene unas características, por tanto, transferir al contexto venezolano o latinoamericano sin una adaptación a esta realidad, me parecería erróneo, como escritor no vas a tener lectores que se sientan atraídos hacia esa narrativa.

Totalmente de acuerdo, eso es un punto clave, crítico desde el cual leer el policial latinoamericano. Habría que pensar en cómo se desplazan estas nociones geopolíticamente, cómo se transforma, se modifica, se reescribe el policial.


Para seguir al profesor puedes consultar su página web:


http://webdelprofesor.ula.ve/humanidades/alconber/

viernes, 27 de noviembre de 2015

Por Marisol García


“Lo interesante hoy es que hay escuelas. Pero siempre he pensado que la mejor manera es desarrollar la originalidad y una manera de pensar, de ver, que es singular…
Creo que el arte es una entrevista infinita con las formas y que ese diálogo es una negociación perpetua y que ese es el motor del deseo de ser curador o de escribir.
Finalmente, es como pasamos de la imagen a las palabras, de la reflexión a la acción y es ese estado intermedio que funda el oficio de curador”

Nicolás Bourriaud, curador y ensayista francés

En el marco del Curso de Curaduría organizado por la Fundación Bordes en el Museo del Táchira, los días 23 al 25 de noviembre de 2015, con la experimentada curadora y crítica de arte tachirense, licenciada María Luz Cárdenas, Masato Cultural la entrevistó sobre este oficio que nos permite conocer el arte con mayor profundidad.

María Luz Cárdenas. Foto de Marisol García
¿Cómo ha sido su acercamiento académico a la curaduría?

En Venezuela no existen estudios formales, académicos de curaduría, formación de curadores. Tengo una formación académica en Sociología y Filosofía, con posgrado en Filosofía. El acercamiento fue a través de mi experiencia como investigadora en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber (MACCSI) durante 25 años y también de pasantías en museos. En aquella época, hace casi 40 años que  comencé a trabajar, los estudios formales de curaduría tampoco eran frecuentes. Esa es una carrera, profesión u oficio relativamente reciente, como objeto de estudio en la academia. Actualmente, existen estudios en Argentina, Francia, New York… En mi caso fue la formación académica, los estudios sobre Historia del Arte y la experiencia en el MACCSI.

¿Cómo concibe la relación autor – curador?

Es interesante porque es un figura que en los últimos años se ha ido transformando: del curador como figura organizadora de una exposición con reglas determinadas y fijas, con la imposición que da la clasificación canónica de las bellas artes,  a una noción más libre, abierta, de autoría de exposiciones, un poco como se habla de cine de autor. Es el curador quien impone, presenta una hipótesis abierta del trabajo, que va desarrollando a través de la presentación de obras. Son dos modelos: Uno, más riguroso, estricto; otro, más abierto, libre, que es el de autoría.

¿Qué elementos, en su opinión, la inducirían a catalogar una curaduría como excelente?

La coherencia entre la idea original y la solución final, la calidad de las obras seleccionadas y la disposición del recorrido en el espacio, que sea nítido, a tal punto que permita al espectador fluir dentro de las obras y comprender el concepto del curador de la manera más sencilla y fácil posible, sin mucha palabrería incluso.

¿Qué intenta enseñar a través del curso, sobre todo teniendo en cuenta la heterogeneidad de los participantes?
María Luz Cárdenas dictando el curso. Foto de Marisol García
La idea del curso es introducir, esta es una primera aproximación al tema de la curaduría, por ello, he presentado tantos ejemplos. Es sensibilizar al público sobre esta temática, mostrar cómo se han resuelto los problemas temáticos en distintos tipos de exposiciones, para que a partir de ahí se puedan revelar intereses o se planifiquen talleres más específicos.

¿Cuáles son sus curadurías más satisfactorias o que recuerde con mayor agrado por su impacto en los espectadores?

Es difícil responder, es como si tuviese que seleccionar cuál es el hijo más querido. En el 2006 cuando llevamos la colección del MACCSI a Madrid, fue no solo satisfactorio para mí sino también para el país por el reconocimiento recibido en España. Otra que no hice con colecciones dentro de un museo, sino fuera, en 1995, en los espacios Unión, que se  llamó Héroes, mitos y símbolos patrios, manejamos el uso de las figuras patriotas en el arte contemporáneo, cómo los artistas habían trabajado esas imágenes. Fue interesantísimo porque en aquel momento ni se soñaba con el abuso de las imágenes patrias que íbamos a tener ahora. Ha sido un tema que ha interesado muchísimo. Los artistas lo han manejado con mucha libertad e incluso con irreverencia. Hay otra, en el 2013, sobre el arte pop  Estados Unidos y Venezuela, que expuso en la sala Corbanca del BOD (Banco Occidental de Descuento), cómo se relacionó desde sus orígenes la presencia del pop art en Estados Unidos y cómo se desarrollaron esas mismas tendencias en nuestro país. Fue un diálogo interesantísimo. Hay muchas más, por supuesto.

¿Qué le aconsejarías a una persona que tenga interés por iniciarse en este campo?

Sobre todo estudiar mucho y determinar su campo de interés, profundizar en él, ya que eso es lo que te va a marcar  el desarrollo de tu carrera como curador: la experiencia práctica es determinante, el trabajo con museógrafos en el desarrollo de exposiciones, asistir a exposiciones, analizarlas, recorrerlas con ojo crítico, por eso, doy tantos ejemplos en el curso porque mi idea es presentar una crítica al discurso expositivo, como crítica de arte. Eso esencialmente: estudiar mucho tu campo de interés.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Integrantes de Boga ensayando, Luis Moreno a la derecha tocando la guitarra, Anna Méndez a la derecha tocando el bajo, Paola Di Girolamo a la izquierda tocando la guitarra, Jorge Di Girolamo a la izquierda tocando el cajón - Fotografía Lotty Guerra

En mitad de un ensayo casero, al estilo tradicional, y con el olor de unas arepas venezolanas, me recibe la enérgica banda musical Boga, sus cuatro integrantes, cada uno cargado de alguna particularidad y con un derroche de amabilidad, se sientan a platicar sobre sus inicios en el mundo musical y cómo ha surgido su proyecto.

Luis Moreno, guitarra base y el violín;  Anna Méndez, bajo y voz principal; Paola Di Girolamo, guitarra principal y Jorge Di Girolamo, baterista y percusionista, forman una banda, en la ciudad de San Cristóbal – estado Táchira, en la que fusionan el rock sin límites. 
                                                 
Anna Méndez, integrante de Boga – Fotografía Lotty Guerra

La creación de soñadores

Boga comenzó en marzo del 2013 como un proyecto de tres personas que soñaban con un propósito musical.  Buscó cantantes y se presentaron la actual vocalista principal, junto  con otra cantante que desafortunadamente ya no  acompaña la banda. Inició con cinco integrantes que fueron los que armaron como tal el concepto de la banda, con ellos se grabaron todos los temas iniciales. 

La palabra “boga” significa placer, disfrute, eso queríamos que fuese Boga, algo nuevo, fresco, innovador y mostrar esa propuesta al público.

Inspiraciones para componer

Tocamos rock alternativo, nuestras influencias serían Paramore, Cerati, Soda Stereo, Incubus, System of  a Down. Cada miembro tiene diversas influencias, escuchamos música distinta y venimos de diferentes escuelas,  a algunos les gusta la cumbia, a otros el rock, pero el rock alternativo es nuestro género primordial y lo que plasmamos en la banda. 

Desde el primer ensayo empezamos a componer nuestra música, antes de que se nos ocurriese la idea de hacer covers ya estábamos componiendo los temas que tenemos. El concepto principal de la banda es tener sus propias composiciones musicales.

Luis Moreno, integrante de Boga – Fotografía Lotty Guerra

La primera canción que compusimos como banda se llama Falsas intenciones; es alegre, fusionamos el rock and roll y algo progresivo, aún no está grabado en el estudio, estamos ansiosos por hacerlo. Otros dos temas que fueron grabados en Caracas en el 2014, son Sonidos de silencio y No es tarde, ambos son rock pesado, uno es de desamor y el otro totalmente lo contrario, los pueden conseguir por SoundCloud. Encuéntrame es otro sencillo de mezclas con rock, es el tema más suave hasta los momentos. El Baúl es una mezcla entre pop y el rock alternativo. 

Nos gusta combinar estilos y no quedarnos solo con uno, queremos que cuando  escuchen una canción de Boga, quieran escuchar las demás, para que vean la evolución. A la hora de componer dejamos que fluyan las situaciones, alguno trae una idea y los demás aportamos complementos, todo puede terminar transformándose en una canción.  Las dos canciones que grabamos en Caracas pasaron por un proceso de producción musical en las manos de Rubén Gutiérrez de Gaêlica. 

Paola Di Girolamo integrante de Boga – Fotografía Lotty Guerra

Trabajo en escena

Boga se ha presentado en locales de San Cristóbal como Café Tal, Matiz Ristorante, Vapiano Bar, Brooklyn American Food, Flanagan´s La Ronería, Casa Bar, fiestas privadas; próximamente tocaremos en el festival de música del Dorado Club y en Misceláneos, un evento que inaugura su primera edición en San Cristóbal. El toque más emblemático  de la banda fue en el Salón VIP del Baratta, en el 2014, en donde hicimos el lanzamiento oficial, fue nuestro primer concierto en vivo.

La diferencia en pequeños detalles

La voz principal de la banda es una mujer y la guitarrista también, usualmente en la ciudad no hay bandas de rock donde destaque el género femenino. Además del toque inusual que le da el violín en las canciones que componemos. Más allá de imagen, es cuestión de lo que Boga le proyecta al público, la energía que atrapa a las personas, siempre que nos ven tocar en vivo les comunicamos algo y esa es la magia que trasmitimos. 
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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Por Marian Molina

Gabriela Buitrago es una joven que apuesta al éxito a través del método Startup. Comunicadora Social, oriunda del Táchira, quien a los 23 años de edad ha acumulado dos años navegando en la web ganando seguidores; hoy es reconocida como una emprendedora dentro de los medios digitales, a través de los cuales busca fortalecer el entretenimiento del público en su localidad basándose en la promoción de la cultura.

Gabriela Buitrago en los jardines de la librería Sin Límite. Fotos: Lotty Guerra
En octubre corrió en las redes sociales un banner publicitario sobre una conferencia que trataría de experiencias de emprendimiento. No sorprendió que fuese una de los invitados especiales a compartir su experiencia en aquella reunión de jóvenes identidades empresariales de la región.

Fue durante Talking Business de la org internacional (AIESEC) en la librería Sin Límite, lugar donde el equipo de Masato Cultural tuvo la oportunidad de conocer detalles del proyecto que Gabriela llamó, hace dos años, La Mini Agenda. La vimos frente al público con seguridad, demostrando su destreza sobre el tema, como quien ha aprendido de sus errores; expone la idea que le ha copado su espíritu por el arte.

Como experta en Social Media y Startup asegura:

Hoy estamos en un mundo locamente acelerado, y la manera de contrarrestar los efectos nocivos de él, es con paciencia, solo el que persevera alcanza.

Es notorio cómo las grandes marcas se han dado cuenta de que la manera acelerada en la que se estaban manejando los medios digitales no era la correcta, y han ido disminuyendo la velocidad porque es lo que realmente nos beneficia a todos.

La Mini Agenda ha sido una excelente experiencia, ver cómo en dos años una idea loca en mi cabeza se convirtió en mi proyecto personal,  he pasado en dos años por una metamorfosis que nos ha llevado a esto, a ser partícipes del ideal desarrollador juvenil a través de los talentos y al potencial profesional como empresaria.

¿Cuántas entrevistas te han hecho?  

-risas- Ya perdí la cuenta, en muchos medios de comunicación como la radio, la prensa y la televisión  ha llegado el nombre de La Mini Agenda. Además he tenido la oportunidad de ser ponente, especialmente sobre Social Media, como por ejemplo, en proyectos de emprendimiento y Startup.

¿Cómo fueron los inicios de La Mini Agenda?

 Comencé sola el plan cuando surgió el boom del Community Manager que, por cierto, sabía poco de ello. Para esa época me encontraba en Caracas y  observé la fuerza de la movida cultural de aquella ciudad a pesar de ser muy variada; noté que había un gran enfoque en la agenda cultural y de ocio entre los medios de comunicación. Pensé que en San Cristóbal también estaba surgiendo este movimiento cultural y social, inclusive, me encontraba muy involucrada con la Fundación Cultural Bordes, hacía teatro en la universidad, además conocía la movida nocturna de San Cristóbal, algunas bandas nuevas, en conclusión, conocía suficiente sobre el meollo cultural de la ciudad.

Publicaba todas las noches en mi Facebook personal sobre qué había en la ciudad, o mis amigos me preguntaban y casi siempre lo sabía.

Además de esto sabía que me gustaba el tema del diseño digital, la publicidad, las redes sociales. Una noche organicé mis ideas para dejar de ser un todero sin rumbo;  fue así como surgió la idea de unir ese gusto personal por la cultura,  de promocionar la cultura libre, así se creó La Mini Agenda, un espacio donde podía aplicar todas estas destrezas y sacarle provecho.

Cómo has consolidado la idea de La Mini Agenda?


Soy muy pro cultura libre, ya los eventos financiados tienen su espacio en medios tradicionales, pero los eventos alternativos necesitaban un canal donde mostrarse. Cuando formé La Mini Agenda estaba segura de que debía comenzar por promover el movimiento gratuito, o de bajo costo, sobre todo en esta ciudad siendo tan universitaria, sabía que era un elemento importante para hacer surgir el experimento en pro de la cultura.

El cine fue un gancho indispensable dentro de La Mini Agenda porque se hacían muchas actividades en la sala de la Cinemateca, pero poco se conocían, como las proyecciones de cine autor; por esta región es muy difícil obtener a la mano este tipo de cine independiente, como por ejemplo, ciclos de cine japonés, francés, chino… En la Cinemateca sí llegaba, sin embargo, era poco promocionado. Entendí que aquí sí se hacía lo mismo que en Caracas y el haber estado un tiempo allá, me hizo entender que se le tenía que sacar provecho a todo esto y exponer la cartelera interesante de la sala.

El espacio para la promoción de los eventos era el elemento ausente más significativo que causaba el poco público.

Cómo ha sido el ritmo de involucrar más público a la dinámica cultural de la ciudad?

Va en aumento. A pesar de la dificultad que es lograr el aumento de un público asistente, sobre todo, en aquellos lugares que tienen un vínculo marcado con la política: primero, porque puede destacar el estigma de que todo lo producido allí estará relacionado con la política del agente administrador, pero no siempre es así. Este fenómeno ocurre con todos los espacios que se han deteriorado, como el Ateneo de Táchira, el Museo del Táchira, o las plazas que están solas y peligrosas.

Si no se hace un uso frecuente de ellos, pronto quedarán baldíos y cambiarán de dueños, como a los maleantes, o en el abandono absoluto, disminuyendo los espacios del quehacer del artista, que desea tener variedad de espacios para proyectarse.

¿Qué resultado ha dado hasta hoy La Mini Agenda?

El primero ha sido como trampolín de autoconocimiento, perfeccionamiento como persona y profesional. Siempre he sido extrovertida, cualidad que estimo como clave para seguir adelante, pero lo más gratificante de todo es ver cómo va dando resultado la intención: ofrecerle cultura a más gente.

¿Crees que la recepción del público ha llegado al tope?

No, inclusive aquí hay variedad de público, y La Mini Agenda no puede abarcarlos todos. Existen públicos muy específicos que no se acercan al tipo de recreación a la que estamos dirigidos.

Además que en temporadas de vacaciones la cantidad de eventos disminuye drásticamente, y esto hace que disminuyan los medios de ingresos y de popularidad en los grupos que constantemente llevan algo que ofrecer, haciendo que muchos artistas migren al centro del país, a tierras extranjeras, o, en el peor de los casos, se desintegren porque pierden sus esperanzas de crecer desde aquí. Esto no debe ser así, porque en la medida que suenen sus nombres en una comunidad específica, mayor son las posibilidades de obtener reconocimiento en otras latitudes.

Hablas de nosotros, ¿quienes son los demás?

Hablo de ¨nosotros¨ porque en el camino me he topado con gente maravillosa que desea y busca lo mismo, con quienes vamos construyendo esa red de amantes de la cultura, del arte. Todos con la misma ansia de unificar al mundo a través de las humanidades.

¿Qué te gusta del concepto startup?

En el momento de poner en acción una idea, es siempre una incertidumbre que terminas disfrutándolo, porque esa idea la genera una mente primaria, luego llega un compañero a sumarse al equipo, dándole paso a más ideas descabelladas. También está el que evoluciona las ideas o las recrea, uno que lo apoya, y así se va expandiendo el rompecabezas de personas y tareas que van construyendo y solidificando el proyecto.

Tienes tiempo trabajando en otro proyecto, ¿cuál es?

 Con unas amigas consolidamos otra idea que ofrecimos al mercado como Traveling Táchira, es un proyecto de promoción turística, con miras a exaltar lo bello de nuestro estado. Somos cinco personas, todos con gran creatividad.

Hoy la crisis hace que todos debamos ingeniar cómo ganar, cómo salir adelante y allí la creatividad es el arma dentro del juego, y no hay quien se salve de ello.

¿En qué medida crees que estas ideas de startup  funcionen?

 Todo está en la medida que se ponga como disciplina. Si hay una idea, se cree en ella, se trabaja, se pone en práctica con ánimos de ir perfeccionando el método, debe llegar un momento en que te topas con los resultados. El objetivo en general es que ese espíritu de emprendimiento se multiplique, porque abre oportunidades y pone al descubierto disciplinas que se van aproximando a la “hipersegmentación”.

¿Cuándo fue el momento en que La Mini Agenda comienza como empresa, que se comienza a valorizar su trabajo?

 El año pasado, es decir, al año de haber comenzado. Claro que no fue significativo, pero a medida que hacía Social Media Management obtuve una cartera de clientes que compraban publicidad, aunque me cansé, y entendí que esa no era La Mini Agenda. Hoy en día vendo, pero para promocionar marcas nuevas y publicidad a eventos con tiempo de promoción, o en su defecto por la proximidad no tiene cómo costear un espacio radial o en prensa.


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Y a La Mini Agenda como:
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Masato Cultural

Espacio de promoción cultural dirigido por estudiantes de la carrera de Comunicación Social, cuyo fin es informar periodísticamente sobre los eventos culturales realizados en el estado Táchira, Venezuela

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