jueves, 23 de abril de 2015

Por: Jesús Baclini



Hoy 23 de abril, es el Día de Libro, que fue elegido como Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, ya que representa un casual hecho, el fallecimiento de los escritores Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega, en la misma fecha en el año 1616 (Cervantes realmente falleció el 22 y fue enterrado el 23, y Shakespeare murió el 23 de abril del calendario juliano, que corresponde al 3 de mayo del calendario gregoriano). En esta fecha también fallecieron William Wordsworth (1850) y Josep Pla (1981).

La Unesco aprobó la solicitud de conmemorar esta fecha, hecha por la Unión Internacional de Editores, el 15 de noviembre de 1995, siendo, desde ese momento, un día en el que a nivel mundial se organizan diferentes tipos de eventos que promueven la propiedad intelectual, y la cultura a través de la palabra.

Hemos preparado para esta fecha tan especial, una recopilación  de poemas leídos por sus autores, tres representantes de la escritura tachirense, quienes dispuestos a promover la lectura, han aportado grandes esfuerzos en pro del avance cultural de la región.

Esta entrada está registrada en la World Book and Copyright Day, página de la Unesco dedicada a recopilar las actividades realizadas en todo el mundo, en conmemoración a este día.



Fotografía: Jesús Baclini


El árbol se yergue

en sí
lleno de esquifes

el líder y anciano
rastafari
arregla sus luengos
dentro
de la colorida gorra
o la piedra de Bob Marley
enciende un tambor
de marihuana

se acuesta a orar
ante un tribunal
de pájaros
y arcángeles
etíopes

el día pasa
lleno de niños
abrazados
a las cabras
el árbol erguido en sí
oscurece

con luz propia

Ernesto Román Orozco (2012)



Fotografía: Kevin Corredor


Tres pétalos

- “La locura es un guardián porque vigila” –.
El libro del peregrinaje, Rilke.

La última vez que
he corrido detrás de la
locura
y a ratos sobre ella
o pisado por ella
he encontrado circunstancial la razón
y he pavimentado la
soledad
con un polvo dorado
semejante a gente molida.

Tres pétalos
y la locura besándome
y presentándome a todos
sus amigos,
a su frenética simuladora
de imágenes,
a su descarada algarabía
en su templo irreverente
donde mortales genios
imitan y crean
a dioses y genios
gritones y saltarines.

Los cofres abiertos y los candados manchados de
chocolate.
El niño muerto aun desnudo sobre el sofá rojo,
precocidad enrojecida,
dispuesta a hallarse con la respuesta más grande;
la locura jadeando
y una pócima oscura y ácida
emblandeciendo mi lengua y mi garganta.

Detrás de la locura, de su zumbido,
como amortiguando mis pasos sobre una arena húmeda
iluminada por la luna,
sabiendo que no hay peor catástrofe que amarla,
que ser alguien insólito y lejano.

Locura, locura
cosa rara que acecha y encuentra
la victima apropiada.
Sol y luna

Voy girando sobre la locura
viendo al mismo tiempo toda la miseria
y la porquería de la gente: mi especie,
degenerada y querida. Incapaz de asumir su
divinidad y mucho menos de disfrutar su inteligencia.

Locura, locura

Tres pétalos teñidos de sangre
una rosa despedazada en nombre de la ciencia
otro quejido que jamás podremos oír.

Esta pos realidad cristiana que trae
hasta mi mesa a cientos de millones de invitados.
Esos laberintos de la información
que semejan la voz de Dios, dando y quitando
felicidad, angustia o muerte.
Estas viejas raíces que han sido vertidas
de líquidos venenosos
y sobre las cuales sobreviven,
en las últimas instancias de la locura,
sus tallos que se van debilitando,
sus hojas entre verde y amarillos.

Tiempo extraño el mío para hacer
rodeados de tanta multitud fascinada con la destrucción
total; y en la cima egos gordos y mal olientes
que poseen las llaves de las ciudades,
los íconos de los templos, las tenazas de la tortura,
todo cuanto vale en la tierra.

Locura, una última opción
para vivir entre nosotros, para seguir jugando
con los muñequitos de barro o con la gastada perinola,
o tal vez con sueños inútiles y grandes como todos los
sueños de los hombres.

Revisar cada invitación,
descifrar la excusa de un conde,
o sentarse en la escalera para ver figurines
cobrando movimiento.
Para seguir detrás de ella, de la locura:
espesa, luminosa, oscura de repente.

Tres pétalos, un aroma.

La locura jadeando, la sangre iluminada
suficiente para cada pétalo

y para cada loco.

Joséantonio Sánchez (1992)



Fotografía: Jesús Baclini

De “Híbrida poemario”

Abono…

No hay fe. Frota la máscara y arrodíllate, separa bien mis piernas.
Limpia tus malignas manos antes de meterlas en mi entraña.
No hagas caso de mis quejidos.
Saca de ahí a los hijos muertos, ya no pertenecen a este mundo maldito.
No los mires, son rostros sagrados que te harán polvo.
Ahora vete, aléjate sin parar que eres el único verdugo-testigo de mi agonía. Recuerda que en adelante te vigilo.
Debo morir, pero soy hipócrita y me aferro a la vida.
Creo que he perdido mi alma, si acaso tuve una.
Me quedaron agujeros en el pecho donde estaban los pezones. Ya no hay leche que ofrecer sólo sangre depravada, toxicómana.
Tiendo a los pequeños monstruos que me arrancaron boca abajo con las cabezas estalladas, vertiendo un purulento caldo.
Soy la peor animal, me he desmembrado en el cerro.
Creo que alguien se acerca, estoy segura que alguien me sigue.
Todo empieza a temblar, ¿O seré yo la que tiemblo?
La noche es una lengua de lagarto carrasposa que me araña más la herida, lame mi cueva vacía, lame a los hijos muertos.
Mariposas nocturnas aparecen, me cortan con sus alas como hojillas.
Yo disfruto el azote, soy Medea, saboreo el castigo.
Veo una argolla de muerte, me seduce con su sexo abierto, los trozos de mi cuerpo van siendo licuados y esparcidos en la montaña, los cuerpos de mis hijos arrancados a dentelladas.

Ahora somos abono del cerro.

Caribay Amarú Vanegas (2014)

viernes, 17 de abril de 2015

Por: Jesús Baclini

Desde meses antes del Conéctate y Convive, oyes a conocidos y amigos enviando propuestas artísticas para el evento, y a la coordinación del mismo a cargo del padre, Dizzi Perales, promoviéndolo en redes y medios de comunicación. Se puede pasar cada día del año yendo y viniendo de un lado a otro de la ciudad, entre grupos típicos o clásicos, bandas favoritas, emergentes o de esas que solo suenan una vez, entre los pensamientos arrinconados en el papel de los poetas que se roban un micrófono cada vez que tienen oportunidad, echando vistazos a los pies que bailan en contra del tiempo, o inclusive todo aquel joven o viejo que un día despierta queriendo crear y mostrar lo que soñó, pensó o imaginó en algún momento; pero el hecho de encontrarte con todo esto junto durante tres noches puede ocasionar un torrente humano con la necesidad de conectarse y convivir.

Llego a la nueva sede de la Católica con un grupo de amigos y a los pocos segundos me encuentro a alguien a quien no veía desde unas horas antes, o el día anterior o incluso un año, convirtiéndose así en un evento donde me detengo a saludar conocidos, unos que jamás pensé conseguirme allí, y otros más recurrentes a dicho evento. 

Me doy cuenta de pronto que me encuentro solo haciendo una “búsqueda implacable” de mi grupo, convirtiéndose esto en un acto regular de la noche: sonreír en señal de saludo a un grupo de personas conocidas desde lejos para no volver a iniciar el encuentra la aguja en el pajar.

Entrando, luego de hacer una cola bastante larga (cómo no, aquí también), aparecen todos de nuevo, aprovechando el encuentro casual, y el estar a dos pasos de la entrada. Luego de pasar olímpicamente las revisiones de máxima seguridad del recinto, me encuentro con la tarima, en cuyo frente veo a las personas que se preparan para dar vueltas y choques en la olla al tiempo del china de la batería. 

Luego del disfrutable desorden del rock, un círculo perfecto, creado por el público en las obras teatrales, da a entender el comienzo del espectáculo, cuando llega el momento de dejar volar la imaginación a través de actuaciones que no necesitan de tablas bajo sus pies para mostrarse en su máxima expresión.

Al fondo del lugar, tras pasar por los murales que están siendo pintados en vivo por artistas de la región, llego a la zona roja, donde si no estás pendiente puedes ser atropellado por los patinadores que pasan a centímetros de tu lado, y donde ellos, aparte de ser un atentado para sí mismos, son los principales protagonistas para los que no disfrutan de un ambiente libre de humo. 

La sincronía de los ensambles y de las danzas tradicionales y contemporáneas se roban las miradas y oídos de los presentes, reflejando el esfuerzo que representa cada movimiento y nota en los rostros admirados que observan y comentan la experiencia con los de al lado, aunque no lo conozca, y solo le esté preguntando la hora.

Tras dar vueltas y vueltas, de grupo en grupo, y pasear de la tarima a las rampas y de las rampas a la tarima, llega la hora de sentarse en las gradas que dan hacia la cancha, donde usualmente está un equipo deportivo de la universidad haciendo sus prácticas, y una de las mil polillas que vuelan alrededor de las luces puede tratar de atentar tu cerebro a través de tu oído, true story.

“Llegó la hora de una hamburguesa… y ¡cerveza!” digo, así que salimos y nos encontramos con que hay fuera la misma cantidad de personas que está en la universidad, aprovechando la cerveza a precio considerable y la comida mucho más barata de la que venden dentro, pensando que allí la cosa está igual de buena que frente a la tarima, hasta que un par de horas después decides que es hora de volver a ver qué ha pasado y qué viene luego.

Tras haber quedado satisfecho por las presentaciones (que pude ver), y de haberme reunido de nuevo con mi grupo luego de varios intentos, llega la hora de la lucha por la supervivencia, ya que al parecer todos tienen problemas más serios como para no robarme el taxi que acabo de parar, y volver a la Católica por dos noches más.
Fotografía: Jesus Baclini

Por: Anyelo Chacón



Por: Jesús Baclini


Las viejas historias aún pueden marcar nuevas mentes. Los libros, cuyas palabras, desde hace mucho, tal vez han sido leídas solo por el polvo, en aquel librero olvidado por el tiempo, pueden ser la nueva experiencia de algún intrépido lector que, adquiriendo una nueva aventura, puede también hacerle retomar el deseo y las ganas a alguien de sumergirse en páginas desconocidas. El Trueque de Libros de San Cristóbal es el evento que abre un espacio enteramente dedicado al compartir literario de la ciudad, y con el 23 de abril, Día del Libro, pisándole los talones, los organizadores se traen entre manos varias maneras de celebrarlo en grande.

Ayer en la peña literaria Manuel Felipe Rugeles se llevó a cabo una jornada especial de trueque de libros, y para mañana 18 de abril se realizará una edición más del intercambio en Barrio Obrero, específicamente en la Cantv, frente a la iglesia El Ángel, lugar donde se ha venido desarrollando esta actividad, con dos ediciones este año, y en miras de seguir con este proyecto, expandiéndolo y transformándolo, ya teniendo previsto en los próximos meses acercarse a otros municipios y pueblos del estado, información que será ampliada en su momento, para que esta iniciativa llegue a cada tachirense con el pasar del tiempo, y de las páginas.

Porfirio Parada, director y fundador de la Revista El Recital, y coorganizador del evento, comenta que “la expectativa respecto a mañana, es que estamos muy animados, el trueque de libros tiene previsto estar en varias actividades y espacios para promocionar la lectura y darle el valor que se merece al libro”, comenta en miras a la cita del sábado, y más allá, en el próximo 23 de abril, adelantando que “para el 24 o 25 de abril estaremos en la plaza Los Mangos con otra actividad, aún no se ha confirmado la fecha”, así que deben estar pendientes a la próxima información respecto a este evento. Según Porfirio, en un principio la idea del evento es para reconocernos como sociedad, y conocer la comunidad de lectores que existe para así poder intercambiar con ellos ideas y cultura en torno a la literatura.

Por otra parte, Caribay Vanegas, quien también forma parte del equipo organizador, ve en el evento algo que “ha significado una enseñanza de convivencia, donde desmontamos el valor del libro como algo mercantil y reformulamos su importancia como la oportunidad para la retroalimentación de saberes y disfrutes de la lectura. Quien se desprende de un libro que ama, entrega parte de su tesoro personal y gana algo más importante, un acercamiento a los otros que escucharán su historia con ese libro que comparte”. Según su experiencia con los dos trueques ya realizados, expresa que es gratificante que en cada encuentro se acerquen personas con recorrido en el mundo de las letras, pero también el hecho de que “en estos espacios que estamos creando, se inicien nuevos lectores para los que, el libro, será un universo de infinitas posibilidades”.

Masato Cultural estará en el trueque de mañana, haciendo una recolecta de libros infantiles para los niños del oncológico del Hospital Central, siendo esta actividad parte de las que se están planificando en torno al Día Mundial del Libro. Mañana la cita es larga y temprana, desde las 10 a. m. hasta las 5 p. m. no habrá excusa para no llevar tu colección y renovarla con nuevas historias y pasajes, y compartir con quienes aspiran vivir más vidas a través de las páginas.


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miércoles, 15 de abril de 2015


Por Irene Colmenares

La movida cultural en el Táchira, especialmente, la del cine, sobresalió durante la última semana en la ciudad, todo gracias a propuestas culturales emergentes por parte de personas interesadas en avivar la pasión por el arte como creación humana. Masato cultural es una de ellas, surgida dentro de las aulas de Comunicación Social de la Universidad de Los Andes.

Su último aporte a la cultura tachirense, y en sociedad con el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), el Cine Club UNET, la fundación Sin Código ni Barras, y el Gabinete de la Cultura del Táchira, fue el conversatorio titulado "Producción autogestionada del cine venezolano", realizado en el marco del II Festival regional de cine y video del Táchira, de la mano de Felipe Restrepo, quien es director y documentalista, y Ernesto Medina, también director, productor y guionista.
Felipe Restrepo y Ernesto Medina
El conversatorio fue realizado en el auditorio B de la UNET. Sus puertas se abrieron alrededor de las nueve de la mañana. El público apenas comenzaba a llegar y los ponentes ya estaban en sus posiciones conversando entre ellos. Entre los asistentes se encontraban, desde estudiantes de Comunicación Social de la Universidad de Los Andes, hasta estudiantes de Ingeniería de la UNET, y uno que otro particular.

Pasados algunos minutos, llegaron más espectadores, señal que les permitió a los organizadores dar comienzo. El primero en presentarse fue Felipe Restrepo, quien traía consigo un tráiler documental dirigido por él y producido por su compañero, Ernesto Medina, titulado “Revólver Suicida, una visión del Psycobilly Iberoamericano” realizado en el año 2014. En él aparecía, entre otras bandas Iberoamericanas de este género, Revolver Suicida, banda regional, pionera, según comentó Restrepo, del Psychobilly enVenezuela. 

Público presenciando el conversatorio 

Restrepo, a partir de su propia experiencia, conversó sobre el tema de la autogestión en la producción de cine en Venezuela, pues sabe que una producción de cualquier tipo supone un importante gasto monetario. Por lo tanto, hizo referencia al apoyo financiero que se puede recibir del CNAC (Centro Nacional Autónomo de Cinematografía). Este ente gubernamental financia distintas modalidades, que van desde el desarrollo de guiones o la producción de algún largometraje, cortometraje o documental, hasta el mejoramiento profesional y de formación cinematográfica. 

Público presenciando el conversatorio
A su breve intervención le siguió una segunda proyección, un cortometraje titulado “Necrofilia”, rodado en el año 2004, producido con la colaboración de ambos directores. Al finalizar la proyección, Ernesto Medina conversó sobre la problemática que trae asumir en una producción el papel del productor, director, y en los casos más extremos, del guionista, a la misma vez. Sostuvo que cada uno representa un papel importante y la eficacia de su desempeño radica en la repartición del trabajo y en su acoplamiento como equipo. 

Como segunda parte de este evento cultural, los organizadores proyectaron en el mismo auditorio “La Hora Cero”, una película venezolana dirigida por Diego Velazco, la cual atrajo más espectadores, al menos la mitad del lugar estaba lleno. 

Luego de 102 minutos llenos de risa y sorpresa, las personas se levantaron, algunas agradecieron, y salieron por las grandes puertas del auditorio B.

No se puede hablar de la historia musical de Venezuela sin nombrar al Sistema Nacional de Orquestas. Es conocido que se crea por convocatoria del maestro y músico venezolano José Antonio Abreu en 1975. Su lema “Tocar y luchar” refleja la determinación y el empeño de sus miembros. En palabras de su creador este eslogan define el espíritu de los pioneros del Sistema y de las actuales generaciones.

La creación del Sistema, como es llamado popularmente, reviste una importancia histórica en la cultura musical del país. Se reconoce nacional e internacionalmente a su director y a todo el movimiento orquestal. Su ingreso representa una oportunidad para el desarrollo profesional e intelectual de miles de jóvenes, cuyas almas son sensibilizadas para siempre. 

Al cumplirse 40 años de sus inicios, Masato Cultural se enorgullece en presentar las Orquestas Sinfónicas El Chimborazo y Alma Llanera con interpretaciones inigualables, el día 10 de abril a las 2:00 p.m. , en la Capilla del Padre Lisandro, Urbanización Pirineos, sector El Tama San Cristóbal.

¡No te lo puedes perder! Es tu oportunidad de compensar ¡40 años de regalos musicales de nuestras orquestas! 

Síguenos en nuestras redes y te contaremos cómo celebramos con el Sistema.

Puedes colaborar con el geriátrico. Lleva contigo cualquier artículo: ropa, comida o detergente.

Por: Jessy Contreras

“El camino de la luz” es el lema que identifica al Vía Lucis que se realizará el próximo viernes 17 de abril, a las 5:30 p.m. en el auditorio del Colegio Monseñor Sanmiguel, ubicado en la calle 3, entre carreras 3 y 4 del centro de San Cristóbal.

Niños, jóvenes y adultos, pertenecientes a esta institución educativa, participarán en una producción teatral que lleva seis años siendo tradición en el plantel educativo: En años anteriores se llevó a escenala crucifixión y muerte de Jesucristo (VíaCrucis); este año serála vida de Jesús luego de su muerte (Vía Lucis).

Esta producción se ha realizado anualmente en esta unidad educativa, sin embargo, el año pasado debido a los disturbios ocurridos en la ciudad, en el primer trimestre del año, no pudo hacerse como era tradición. Las presentaciones teatrales anteriores se han caracterizado por la creatividad y la inventiva, buscan siempre presentar el VíaCrucis de forma distinta. Esto ha permitido que la celebración se haya ido renovando a lo largo del tiempo.

A cargo de la producción y dirección, al igual que en años anteriores, se encuentra el profesor Tony Jaimes, quien cuenta con la cooperación, en esta ocasión, del equipo de Masato Cultural, grupo de gestoría cultural interesado en preservar los rituales religiosos del estado Táchira. Se trata de una experiencia teatral y religiosa en la que participa toda la comunidad educativa y puede ser apoyada por quienes los deseen acompañar.

Coral del Colegio Monseñor Sanmiguel en ensayos previos al Vía Lucis / Foto: Gabriela Sandoval

lunes, 13 de abril de 2015

Por: Angel Zambrano

Era 6 de diciembre del 2014, un día que venía esperando, para aquel entonces, con enormes expectativas y un palpable recelo, pues en Mérida se presentaría mi viejo cantante favorito, con cuya voz había crecido en mis tiempos de temprana adolescencia. José Andrëa, ex vocalista de mi empolvada banda preferida, Mägo de Oz, daría un concierto en el Gillmanfest Mérida 2014, un festival de música organizado año tras año por la banda Gillman, subsidiado por el gobierno nacional; el español vendría con su banda de proyecto solista “José Andrëa y Uroboros”. 

Tras pensarlo, partí temprano a la ciudad de Mérida el mismo día en que se efectuaría el evento. Me invadían preocupaciones, sintiéndome medianamente tenso, ya que temía por la calidad del mismo y me preguntaba ¿Qué tan manchado de propaganda podía estar? Me acompañaba un viejo amigo de infancia, sin embargo, carecía de energías para bromear durante el viaje, había descansado poco la noche anterior, el caer profundamente dormido habría amortiguado mis angustias. Al terminar el viaje, ya con energía, nos disponíamos a cumplir con deberes fundamentales, como el alquiler de una habitación de hotel, además, era necesario satisfacer necesidades básicas, como el buen comer. Al transcurrir los quehaceres de viajero, irrumpían en mí los recuerdos de su última presentación en Venezuela, fue un 12 de diciembre del 2012, se despedía el talentoso hombre de su exitosa cuna, la banda española galardonada con discos de oro y diamante también se despedía del país de forma breve. Me recordaba inmaduro, apasionado y optimista en aquella época (poco he perdido de esa actitud). Con respecto a él, le recuerdo con el peso de los años haciéndose notar en su aspecto y voz, no obstante, fue un espectáculo formidable. 

El evento pautaba como hora de inicio las tres de la tarde, hora en la que apenas disfrutaba la mitad de mi almuerzo conformado por una hamburguesa ¡¿No forma la hamburguesa parte del buen comer?! Podría justificarla argumentando con mi situación de turista precoz, y bueno, la sentí superior a la langosta en ese momento. Apreciaba en las calles personas con el reconocible aspecto de un “metalhead”, sus botas con púas gritaban: “¡Voy al Gillmanfest!”. Más que curioso, me pareció gracioso, y recordé lo muy alejado que estaba ya del metal clásico, lo desacostumbrado que estaba a ver tanto cuero, trayéndome esto una nueva preocupación: ¿Me podría sentir alienado entonces? ¡Bah! Era el colmo, pues yo vestía una franela con el logo clásico de Mägo de Oz, una bruja tocando el violín. Si alguien gritaba ir al festejo, era el jovencito con cabello rizado y despeinado con expresiones de turista. 

Después de pasar una tarde recorriendo establecimientos que recordaba disfrutar de la ciudad, decidimos partir al concierto pasadas las seis de la tarde. Debido a mis expectativas, no tenía mucha prisa, pues tenía muy en claro que el motivo de mi asistencia se haría notar en un punto más avanzado de la noche, incluso, lo demostraba recorriendo el trayecto a píe. 

Al llegar a la plaza, nos recibió un excelente y cálido ambiente en los exteriores del recinto, grupos de amigos bebían licor escuchando diversas bandas con los equipos de sonido de sus autos. Arribamos al centro de la plaza, un ambiente rudimentario en el que reconozco entonces a Maquina en tarima, banda que tocaba su versión de “Moliendo café” y cerraban así su presentación. Había transcurrido ya buena parte del programa, sentí que estábamos llegando justo a tiempo. La tarima poseía excelentes equipos, tampoco podía pasar por alto unas enormes pantallas a cada lado que le complementaban. Ennio y Elvis Di Marcantonio, encargados del programa radial caraqueño “La Descarga” fueron los principales presentadores del evento. Anunciaron la entrada de Paul Gillman al escenario, el “Gurú” del metal nacional, su banda hizo presente uno de mis principales temores, propaganda política extrema, por otra parte, lo vi como un comprensible método de supervivencia, pues es difícil conseguir quién financie ese tipo de eventos, con una buena ejecución de sus canciones, su presentación fue tan extensa como nacionalista, culminó con un “Gloria al Bravo Pueblo”. 

Eran las diez y media de la noche, Gillman había terminado ya su presentación y el momento era propicio, lloviznaba suavemente refrescándose así el ambiente, con el pasar de unos 15 minutos, mi anhelado momento había llegado, “Kiskilla” ex tecladista de Mägo de Oz, se sentó frente a su teclado Korg (debo destacar la enorme admiración que poseo por él); y tras él, el resto de la banda se dejó ver en escena, el último en salir, por supuesto, era quien daba nombre al proyecto, José.

Su entrada fue, por mucho, más larga y amena que aquella en el 2012, le noté más delgado y alegre, dio gracias a Paul Gillman, asegurando que le consideraba un amigo, para sorpresa, expresó admiración por los procesos políticos y sociales que pasaba Venezuela: “Ojalá en España, algún día despertemos como ustedes” memoro entrevistas en las que citó al Che Guevara, sabía qué tan izquierdista tendía a ser José, no fue de sorprender; otro hecho curioso y apreciable. 

Reconocía cada una de sus expresiones y manera de tratar al público, tan ameno como lo esperaba en ese anterior concierto que tanto he mencionado; era “José Andrëa y Uroboros” quienes se presentaban, no Mägo de Oz, me mantuve aferrado a la realidad, esperando solo temas de su nuevo proyecto, apreciando justa y correctamente cada segundo de tan buena ejecución musical, la banda asombró con el primer tema de antaño tocado en esa noche, “El que quiera entender que entienda”, fue una sorpresa que no paré de agradecer. Luego, sus siguientes interpretaciones fueron un buen par de viejas canciones, su refinada voz resultó abrumadora, no paraba de comentarle a mi estimado amigo qué tan encantado me encontraba, pues cada una de las letras que se escuchaban en la plaza de toros, ya me habrían acompañado en incontables momentos tiempo atrás. La banda jugó con el público, improvisaron solos de cada instrumento, solos que calificaría como magníficos, recuerdo quejarme por considerar sus nuevas canciones un desperdicio de potencial, un talentoso desperdicio de potencial. Mis expectativas fueron superadas, me sentí cómodo y complacido, un íntimo orgullo que habría sentido también hace seis años atrás. 

“Sois lo mejor, hasta siempre, gracias.” fueron las palabras de despedida dichas por mi añejo y bien conservado héroe de adolescencia, los coloridos reflectores se apagaron, dejando pasear el eco de los últimos redobles de batería mientras los integrantes de la banda se perdieron tras la parte trasera del escenario. Con el pasar del minuto, los técnicos empezaban a desenchufar; todo apuntaba la hora de partir. Al dejar la humedecida arena de la plaza, un desgarrador “agudo” a voz limpia (nombre que reciben los gritos que caracterizan al heavy metal) sacudió a todos los presentes en la estructura, grito agudo que, incluso, como fiel seguidor, no pensé que aún fuese capaz de hacer, mi noche pudo considerarse completa, casi fue necesaria asistencia médica para borrar mi sonrisa. 

Por: Paúl Viloria



Por: Paola Chacón

Conversatorio con Román Chalbaud

Chalbaud afirmó que el cine es un negocio de mucho dinero, por tanto, un cineasta venezolano debe vender una cantidad establecida de entradas para que su película sea transmitida por más de dos semanas en la cartelera. Es necesario que el largometraje sea lucrativo, de lo contrario, no se le dará cobertura. 

El reconocido dramaturgo, guionista y director de cine venezolano, Román Chalbaud, en el marco del II Festival de Cine y Video del Táchira, compartió experiencias y momentos de su larga trayectoria, en el conversatorio que tuvo lugar en la Cinemateca de San Cristóbal, durante la mañana de este jueves 09 de abril.

El cineasta habló del crecimiento del cine venezolano. Aseguró que en sus inicios, sus más grandes éxitos se debieron a la inspiración de famosas obras de teatro, las cuales no tardó en convertir en complejos largometrajes. A pesar de las críticas que pudo recibir en un principio, la seguridad y fe en sus proyectos hizo que se convirtieran en grandes éxitos taquilleros para la década de los 70. Soy un delincuente y Más allá del silencio son algunas de las mencionadas por el director.

Además, Chalbaud animó a los nuevos directores, guionistas y productores a darle vida al cine tachirense. Expuso que el cine venezolano ha tenido una evolución notoria en Mérida, por lo que no veía razones para que en el Táchira no se estuviese haciendo esta labor. “Una vez que una película cruza la frontera del país, no es vista como una producción tachirense, sino venezolana”, enfatizó.

Por otro lado, durante el conversatorio se llevó a cabo una ronda de preguntas y comentarios en torno a las inquietudes del público. Chalbaud mencionó los factores que inciden para que una película se mantenga o no en cartelera. Entre estos es primordial mantener una buena relación con el distribuidor y exhibidor de la producción, ya que estos cumplen con el rol principal del proceso. 

“El cine es el medio cultural más grande que hay”, afirmó Chalbaud, refiriéndose a la diversidad de géneros que se pueden manejar en el ámbito del cine. Invitó al talento emergente a no encasillarse en uno solo, puesto que cada uno de ellos tiene éxito en cartelera. El secreto está en el planteamiento de la historia, la escritura del cine. 

El conversatorio dio inicio a las 10:00 a. m. y contó con la asistencia de 30 personas aproximadamente. Transcurrida una hora de diálogo, el protagonista tuvo que retirarse para proseguir con otras actividades del festival. El mismo se estará desarrollando hasta el día sábado 11 de abril en distintos lugares de la ciudad. Los interesados en asistir deben consultar el cronograma de actividades publicado en la página web del evento: www.festivalcinetachira.jimdo.com.

Roman Chalbaud. Fotografía: Daniel Moreno

Por Angélica Añez

En la época en que cumplí los 20 años tuve una pesadilla que le abrió las puertas a mi primera crisis de la edad. Para mí, hasta ahora, la crisis me esperaba a los 40, con calorones, más de tres gatos y estampados feos, o peor, bigote y piel colgante. En mi sueño estaba vestida con esa chemis marrón "huelo a bachiller" y un manos libres con micrófono incorporado, como toda una profesional, diciendo "Buenas tardes, bienvenido a McDonalds, ¿me puede indicar su pedido?". Desperté y cambió mi mundo. Tenía nuevos ojos para mi currículum vitae y para el no tan inútil "súper poder" familiar de ordenar los títulos por orden alfabético, año e importancia. Me dije que iba a ordenar mi apartado de habilidades para destacar en algo, además de mi talento nato para generar dióxido de carbono. Ese año iba a ser el año, empezaría a buscar trabajos que abultaran mi buen expediente laboral, para ello, compraría faldas de oficinista, me sacaría las cejas regularmente y me maquillaría. Hasta ahora tengo uno de los tres objetivos tachados.

Casi dos años después de ese día, llegó una oportunidad interesante para poder destacar, junto a un grupo de compañeros, en un terreno que nunca había pisado: La organización de eventos. No soy una persona particularmente ordenada o que sea astuta en las relaciones públicas. Mi mamá aún me mira con ojos de madre cuando cuento un chiste que solo me da risa a mí. Me ha dicho que soy "especial" a mi modo. Los años me han hecho mejorar muchísimo, sobre todo, mi don de gentes, y estaba dispuesta a ponerme a prueba. La idea de organizar una serie de eventos nació de una iniciativa en una mis clases, nos separaron por grupos y nos dieron libertades: El evento era “nuestro”. Más allá de un proyecto de clases yo pensaba en REPUTACIÓN, así, en mayúsculas sostenidas y negritas. Todo parecía darse perfecto, el grupo era serio y responsable. Antes ya habíamos trabajado juntos y teníamos la idea de hacer un evento. Todos éramos buenos en "resolverse en el momento" y queríamos hacer algo atractivo. No iba a trabajar bajo la presión de controlar mi furia homicida y el estrés al mismo tiempo. En mi currículum iba a empezar a aparecer la palabra "organizadora" poco a poco y ese evento "sería la o", sería el comienzo.

La primera vez que me reuní con mis compañeros de trabajo ya teníamos una idea más o menos concreta: el evento iba a tener cuatro espectáculos, íbamos a darle al público un tipo de tarde bohemia con música, danza, teatro y poesía, por todo lo alto. No teníamos local, luces o sonido; empezábamos bien. Mi disfuncional sentido temporal asumía que teníamos cuatro semanas para que esa idea pasará del papel a la realidad. Esa primera semana una compañera y yo repasamos nuestra "cartera de contactos". Para un comunicador social su "cartera de contactos" es casi su “agenda negra”, su tesoro, su "precioso". Una vez conseguimos los encargados de cada presentación, y con dos semanas contadas de tiempo, buscábamos el local. El lector podrá imaginar que, en efecto, llamar desde el sofá fue fácil, la mitad de los invitados a presentarse no había confirmado, pero estaban allí, teníamos esa sensación de "sé que no estoy embarazada, pero no me baja". Esa espera lenta de un "sí", un "sí" de los invitados y un "sí" a las cartas que entregábamos pidiendo el local de forma "gratuita", a cambio de publicidad.

Finalmente se dio: Una semana antes del evento teníamos local y a los invitados confirmados. La espera había terminado. Estaba todo casi listo. Casi es la palabra clave. Faltaba una de las presentaciones, y la banda había dicho que sí, muy emocionada, por presentarse, no obstante, no había sonido. Durante la semana que faltaba, mis compañeros y yo sentíamos el estrés y mis notificaciones en whatsapp eran proporcionales. Teníamos varios "peor es nada" como plan B, aunque pensábamos muchísimo en la selección, por el dilema del presupuesto tamaño “bolsillo de universitario mantenido”. 

Para mí la solución del audio fue de los momentos más memorables al organizar el Viernes de Aroma: Estábamos todos los del equipo reunidos en un bar, "tipo social", a las 7:30 p. m. con los miembros de la banda La Pomme, los músicos del evento, resignados a gastar dinero extra en el sonido, cuando uno de los miembros de la banda, sonriendo, nos dio el contacto del audio que usamos para el evento, de noche y barato, lo más importante. Ese momento de alivio, un día antes, hizo que la cerveza que probé estuviera más fría, con menos carbohidratos. En ese momento podía decir que lo habíamos logrado, como equipo.

Para los que asistieron al Viernes de Aroma, está demás decirles que fue un a la altura; a los que no asistieron, debo decirles que perdieron la única oportunidad de ver nuestro debut, como organizadores de un evento hecho a la medida de nuestros deseos, con incluso invitados extras. Desde la noche anterior lo sabía, presentía el éxito, por eso, ese día usé vestido por, quizás, sexta vez en mi vida, escuché un regaño en una bocina y me fui del local con todo el "glamour" que tiene alguien sosteniendo una olla de sancocho al caminar.

jueves, 9 de abril de 2015

Por: Angel Zambrano

A partir del 8 hasta el 11 de abril se vendrá desarrollando el II Festival Regional de Cine y Video del Táchira, donde se podrá disfrutar de manera gratuita de una amplia selección de cine regional y nacional, además del poder compartir con figuras icónicas del cine venezolano como lo son Román Chalbaud y John Petrizzelli.

El festival tiene como objetivo apreciar el talento regional y nacional en la producción audiovisual, ya sea independiente o comercial, e incentivar a los nuevos talentos a contar sus historias a través del séptimo arte, valiéndose de la pasión que puede despertar este tipo de eventos dedicados a promover la cultura. 

La jornada cinematográfica tendrá varios puntos de encuentro para conversatorios y proyecciones de producciones nacionales, con diversos géneros de cine a disfrutar. Los puntos serán: El centro comercial Sambil, la UNET (con participación activa del CineClub UNET), la sede de Trashumante Teatro, Casa Steinvorh, Hotel Incret, la Cinemateca del Táchira (Avenida Carabobo) y el Museo del Táchira.

Le será rendido homenaje, según Rayn Díaz, coordinador de la Plataforma Regional del Cine y el Audiovisual del Táchira, a Carlos Molina, pionero del cine independiente tachirense, conocido también por ser uno de los principales fundadores del CineClub Unet. Luz en el Páramo, filmada en la hacienda Paramillo, primera producción venezolana participante en el Festival de cine de Cannes 

Este evento se lleva a cabo gracias al Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (Cnac), a la Fundación Cinemateca Nacional, al Gabinete de la Cultura del Táchira, la Fundación Sin Código ni Barras. En colaboración con CineClub Unet y Masato Cultural, grupos cuales, en conjunto se han comprometido a coordinar las proyecciones en la Unet, el conversatorio con John Petrizzelli y en la promoción y divulgación del evento.

domingo, 5 de abril de 2015

Fuente: Publicado el 07/11/2013 por Prensa FundaMusical Bolívar.
No se puede hablar de la historia musical de Venezuela sin nombrar al Sistema Nacional de Orquestas (http://fundamusical.org.ve/), llamado popularmente el Sistema, perteneciente a la Fundación musical Simón Bolívar. Es conocido que se crea por convocatoria del maestro y músico venezolano José Antonio Abreu en 1975. Su lema “Tocar y luchar” refleja la determinación y el empeño de sus miembros por alcanzar la excelencia musical. En palabras de su creador este eslogan define el espíritu de los pioneros del Sistema y de las actuales generaciones.

Goza del reconocimiento nacional e internacional, tanto su director como todo el movimiento orquestal, entre los premios recibidos destacan el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y el Premio Internacional de Música UNESCO. “Ha inspirado a más de 40 países de Europa, América, Asia, África y Oceanía, donde ya se encuentra sembrada la semilla del modelo venezolano, demostrando que es una alternativa real y sustentable de educación, progreso y paz” (http://fundamusical.org.ve). 

Su ingreso representa una oportunidad para el desarrollo profesional e intelectual de miles de jóvenes, cuyas almas son sensibilizadas para siempre por el arte: “66% proviene de hogares de escasos recursos económicos, o que vive en condiciones adversas y en zonas vulnerables; mientras que el otro 34% atendido pertenece a zonas urbanas con mejores posibilidades de acceso, logrando así un ejemplo de inclusión de todos los sectores y estratos de la población venezolana, sin distinciones de ningún tipo” (http://fundamusical.org.ve).

Al cumplirse 40 años de sus inicios, Masato Cultural se enorgullece en presentar la Orquesta Sinfónica “El Chimborazo” que está conformado a su vez por la Orquesta Infantil y el Alma Llanera las cuales realizan interpretaciones sorprendentes por la edad de sus ejecutantes, el día 10 de abril a las 2:00 p.m., en la Capilla del Padre Lizardo, urbanización Pirineos, sector El Tamá (San Cristóbal).

¡No te lo puedes perder! Es tu oportunidad de festejar los ¡40 años de regalos musicales de nuestras orquestas! 

Ese día, puedes colaborar con el geriátrico al llevar contigo cualquier artículo (ropa, comida o detergente) para donar. 

Síguenos en nuestras redes y te contaremos cómo celebramos con el Sistema.

En Facebook: Masato Cultural

En twitter: @Masatocultural

En instagram: Masatocultural

Para más información entra a la página del evento en facebook: Evento

Fuente: Publicado el 25/03/2015 por Prensa FundaMusical Bolívar.
Fuente: Publicado el 25/03/2015 por Prensa FundaMusical Bolívar.

jueves, 2 de abril de 2015

Por: Angelica Añez

La noche de mi primer concierto de este año empezó a las cuatro. A las cuatro de la tarde no ha anochecido y tampoco había empezado el concierto, pero llegaba a la plaza Los mangos a la hora en la que me habían dicho empezaría. Tomé el autobús media hora antes con un morral listo para la ocasión. Supe que iba al lugar correcto porque vi un grupo de nuevos bohemios1 en el fondo del bus, luciendo la misma franela acerca de una referencia pop tan “original” como la de los demás. 

Comenzaban a colocar la tarima a la hora en que debía iniciar el concierto, la organización al menos pensó en la lluvia y finalmente colocó un toldo blanco, grande, para no ver a ningún músico electrocutarse. Me acerqué al primer puesto de cervezas, algo nuevo en la plaza que, se esperaba, animara al público. Era un detalle bastante atractivo para los asistentes del concierto, si piensas disfrutar en grupo a los 20 años. Miré a los presentes, mientras tomaba mi cerveza en sorbos. Todos se veían bastante iguales, digo, barbudos, con camisa o franelas con símbolos de la pop culture; las chicas, en falda o shorts con mallas y el cabello ondulado, incluso en su “originalidad”, todos se parecen.

Las bandas que tocaban eran grupos nacionales de trayectoria. Desde hace años he seguido el movimiento de bandas nacionales y sus nombres ya los conocía. La primera vez que fui a un toque estaba uniformada de negro con botas altas esperando ser un punto llamativo entre todos los presentes. Tenía un kit de iniciación para conciertos de rock pesado: Cadenas, pulseras de cuero, ropa rota, franela de grupos de rock americano y el cabello desarreglado. Mirando mi ropa en ese momento, tratando de no tirarme la cerveza encima mientras me abría espacio entre el público. Esos ocho años de diferencia entre mi primera vez y el toque actual se hizo eterna: La música era de otro género, los presentes eran distintos y ahora estaba a punto de empaparme de cerveza.

Yo quería ser una rockstar de charco pequeño, como Asier, pero sin que me tiraran un sostén. Para el 2006 las bandas "buena nota" eran las de rock duro y banditas escolares, al menos en Caracas. Si eras liceísta y sabías tocar, las emisoras te daban una oportunidad. Yo cumplía dos de dos, sin embargo, no tenía una banda; aunque ya tenía la ropa negra y mis amigos usaban delineador negro, nunca formé un grupo. Ese año las bandas alternativas de muchachos que ya no querían más música pesada se organizaron. Surgieron las bandas relajadas de rockstars menos llamativas de hoy. Ya no usaban todos esos pantalones ajustados al vacío, pero el espíritu de hacer buena música estaba presente. Aún el rock duro permanece, solo que hay más grupos con nuevos estilos. 

Ya habían hecho la prueba de sonido las dos primeras bandas que quería escuchar, Charlie Papa y Tomates Fritos. El vocalista de Tomates ahora es un gordito bien simpático con barba abundante. Yo lo conocí delgado. Los años pesan tanto como cuelga tu panza cervecera después de los 30. Desde hace años Tomates ya tiene un grupo de fans, una canción que ya es un ícono, que, al escucharla en la radio, todos reconocen y una imagen sólida. Escuchas la voz del vocal y sabes que es el gordito de Tomates. Charlie Papa todavía se abre camino, yo los vi empezando en Mérida, combinaban letras suaves con música lenta. Son de esas agrupaciones que enamoran por la energía de su música. Parada en medio de dos puestos de cerveza, escuchando las canciones con los ojos cerrados, supe que el movimiento musical no era el mismo.

Antes de terminar mi noche, celebraba no haberme tirado ninguna cerveza encima. Todo un logro si mides 1.50 cm y estás rodeada de codos. Los grupos y la música fueron tan buenas como esperaba. La experiencia no fue en vano. Mientras los organizadores trataban de hacer parecer que hacían un buen trabajo, yo miraba como todos se dispersaban cazando taxis a ojo desde la distancia. Comenzó a llover cuando empecé a moverme. Caminando bajo la lluvia, esperando que los taxis no se acabaran, pensaba en mi primer concierto. 

A los 13 años fue mi primer toque, era de metal, un género duro, me rompieron el labio por medir 1.50 y pensaba que la ropa negra era fresca; ahora, a mis 21, la música es otro tipo de placer, no solo es "fino", ni necesito un kit, ahora la música es lo que le da placer a mi día.

Por: Angelo Chacón

A las 4: 45 p. m. se dio inicio el pasado 27 de marzo al “Viernes de Aroma”, organizado por Masato Cultural. Este evento tuvo lugar en el Salto Ángel Restaurant and Lounge, ubicado en la conocida zona de ocio de Barrio Obrero, sitio que sirvió de tribuna para un grupo de artistas, tanto emergentes como de trayectoria, del ámbito cultural tachirense. 

Los organizadores comenzaron este encuentro agradeciendo al público y a los colaboradores. Fue el momento indicado para dar paso a la presentación de ENTREDANZA Centro de Formación integral, grupo de danza, el cual deleitó a los espectadores con un fragmento de la obra Carmen; seguidamente se pudo disfrutar de un recital literario, cortesía de La Femme, en donde algunos de sus miembros como Diego Rangel, Aracely Flores, Eduardo Fernández y Jairo Cárdenas recitaron poemas de su autoría: algunos forman parte de una publicación colectiva y otros pertenecen a su nueva producción.

Integrantes de La Femme en el Viernes de Aroma. Fotografía: Angel Zambrano
Bailarinas de Entredanza Centro de Formación Integral en el Viernes de Aroma. Fotografía: Angel Zambrano
Tras la danza y la poesía, fue el momento propicio para que La Pomme dijera presente, esta banda regional, realizó un mini concierto en el que marcó el ritmo a los asistentes, pues pasó por distintos géneros musicales y recordó algunas épocas consolidadas de la música cantando canciones de Maroon 5, Zaz, Godwana entre otros.
Integrantes de La Pomme en el Viernes de Aroma. Fotografía: Angel Zambrano
En uno de los intervalos se rifó, entre los asistentes, dos obras de arte donadas por sus creadores, las cuales fueron realizadas durante el espectáculo. Los artistas invitados fueron María Carla Ávila, le gusta trabajar temas de crítica social, haciendo uso excesivo de colores y creando personajes polimórficos, ya ha presentado su trabajo en el Conéctate y Convive 2013, la pueden encontrar en Twitter como @Maca5555, y Wilfredo Colmenares pintor, retratista y tatuador, lo pueden encontrar en Instagram como @Wilfredsketch.

Como punto final, un corto monólogo ofrecido por Daniel Prado, animador y comediante, el cual hizo de las suyas sacando sonrisas en los presentes. 

Con una asistencia de aproximadamente 100 personas congregadas en el recién inaugurado restaurant Salto Ángel, Masato Cultural finalizó, en opinión de sus organizadores, su “Viernes de Aroma” con satisfacción y deseos de repetir el formato de este evento en otros restaurantes de la ciudad, que así lo soliciten.

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Masato Cultural

Espacio de promoción cultural dirigido por estudiantes de la carrera de Comunicación Social, cuyo fin es informar periodísticamente sobre los eventos culturales realizados en el estado Táchira, Venezuela

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